-Oh si claro perdón soy Xabiani –dijo estrechando mi mano- . Eres muy bonita.
-Lo he escuchado mucho últimamente ¿Qué todos los chicos de por aquí alaban siempre a todas las mujeres? –pregunte sonriente- . Gracias.
-De nada, ven vamos Jorge de seguro ahorita baja –dijo tomándome de la muñeca para llevarme escaleras abajo.
-Bueno gracias fue un placer, pero iré con mis amigos –dije deteniéndome.
-No, bueno al menos deja te presento a mas personas –dijo este jalándome de nuevo por entre la multitud.
-De acuerdo, pero rápido –dije caminando tras de él.
Y entonces llegamos con una bolita de chicos y chicas, algunos de los chicos me miraron de pies a cabeza y las chicas miraban mi cabello y mis botas.
-Deja te presento a la prima de Jorge y a mi hermosa novia –dijo el tomando a una chica por la cintura.
-Hola –me dijo ella estrechando mi mano ‘Mucho gusto’ dijimos al disparejo- . ¿Cómo te llamas?
-Soy Martina y ¿Tu? –musite acercándome un poco a ella pues había mucho ruido.
-Soy Lodovica –sonrió, la chica era hermosa su cabello Liso y negro, esos labios tan bien definidos le daban el toque de encanto a su linda e inocente cara.
-Bueno fue un gusto, me voy deje a mis amigos solos –comente torciendo un poco la boca.
-¿Amigos, quienes son? Deja te acompaño, quiero tomar un poco de aire –dijo ella tomando mi mano, antes de irnos le dio un beso sobre los labios a su atractivo novio y salimos en busca de Diego y facu.
-Ahí están –dije apuntándolos.
-Oh claro son Chachi y Facundo –dijo ella mirándolos.
-Si ¿Los conoces? –pregunte mientras caminábamos hacia ellos.
-Si ellos se juntaban con nosotros antes –musito ella echándose para atrás un mechón de cabello.
-Hola lodo –dijeron Diego y Facu casi al mismo tiempo.
-Hola chicos ha pasado mucho tiempo.
-Así es, ¿Todo sigue como siempre? –pregunto Facu mirándola con detalle.
-Lo usual –los miraba sin entender nada, al parecer ellos se conocían muy bien.
Lodo y yo nos alejamos un poco de los chicos y comenzamos a reírnos de ver a todos los chicos realmente borrachos y casi cayéndose.
No me anime a preguntarle a Lodo como es que los chicos y ella se conocían y al parecer eran muy amigos, entonces entre pláticas mire la silueta de la novia de Zayn que aun no sabía ni siquiera cual era su nombre.
-¿Lodo? ¿Qué haces con ella? –pregunto entre cerrando los ojos tratando de reconocer a la Chica.
-Si soy yo Stephie–Al fin supe su nombre- . ¿Qué tiene de malo estar con ella?
-Nada es solo que es media rara.
-¿Rara? ¡Ja! Buena manera de decir diferente –mencione levantando mi vista.
Se quedo sin decir nada, y así paso la mitad de la noche hasta que todos terminaron yéndose.
En la mañana siguiente, me levante como eso de las 9:33 am para ser exactos. Fui directo a la cocina y el desayuno ya estaba listo y la casa completamente limpia María ya había hecho su deber y al parecer ya se había ido.
-Buenos días linda –dijo la voz femenina.
-Buenos días –conteste al mirar que era Lodo- . ¿Te quedaste a dormir aquí?
-Si en el cuarto de visitas –dijo sonriendo.
-Lo siento es que ya no supe nada ayer.
-Esta bien, no te preocupes –dijo ella con una sonrisa.
-Buenos días Martina-dijo Xabiani llegando.
-Hola xabiani buenos días –sonreí- . Supongo que Jorge aun duerme.
-Si siempre se despierta muy tarde –dijo antes de besar a su novia.
Ellos se fueron no sin antes Lodovica prometer que me invitaría a salir solo ella y yo, me quede curioseando la casa y después me fui a vagar un rato por el pueblo. Al llegar me encontré a Jorge en la sala con una cara muy poco agradable, al sentir mi vista y encontrar la suya con la mía me apunto a la mesa de centro y me encontré con una nota.
‘Martina
Me abrió un chico con cara de pocos amigos,
Por lo que pude ver no quiso que me quedara así que mejor le deje las
Llaves de tu amada camioneta, vendré muy pronto no tienes
Idea de cuanto es que te extraño, me haces mucha falta y espero
Que yo también te haga falta, te quiero demasiado y ve a visitarme
Pronto, con amor el mejor de tus amigos
Rugge’
Ruggero había venido y dejo mi camioneta, Ruggero era mi mejor amigo no había persona que me entendiera mas que el, el sabia todo sobre mi así como yo de él es simplemente adorable y la verdad es que me hacia mucha falta.
-¿Dónde están las llaves? –pregunte casi desesperada.
-Ten –las lanzo y yo las alcance a tomar, salí entusiasmada pues Jorge me había dicho que estaba en el garaje y mire a mi vieja troca tan vieja y apenas andante pero mía, recuerdo haberla comprado trabajando medio tiempo todos los días.
Entre de nuevo a al casa y no mire a Jorge, así que seria mi turno de hacer algo que yo quisiera así que recordé la ropa que estaba en el sótano y por cajas las puse en la parte trasera de mi vieja troca.
-¡Jorge! ¿Estas aquí? –pregunte casi gritando fuera de su cuarto.
-Aquí estoy linda –dijo abriendo la puerta- . ¿Qué pasa?
-Bueno supongo que es mi turno de escoger lo que haremos así que vamos –dije tomándolo de la mano.
-¿A dónde?
-Ya veras –dije caminando hasta el garaje con el de la mano- . Vamos a dejar esta ropa.
-¡No en tu camioneta! Si quieres que salga contigo será en mi auto –menciono pensando en echarse a correr.
-No tu decidiste ayer es mi turno, sube niño rico –dije abriendo la puerta del piloto en lo que me ponía mi lentes de sol, íbamos en camino a un orfanato recuerdo que cuando era pequeña mi madre y mi padre solían llevarme ahí casi todos los fines de semana, y en una de las platicas que tuvimos Diego y yo me recordó por donde quedaba.
Llegamos a aquel lugar, que no era nada a como lo recordaba parecía tan vacía y triste, lo recordaba lleno de vida y con muchos niños de mi edad y mas grandes que yo jugando de arriba abajo.
Me baje yendo a lo que parecía recepción del lugar preguntándole a la chica que traía ropa para donar.
-Vamos niño bonito a bajar cajas –le dije golpeando la puerta del copiloto con fuerza. Este brinco al escuchar el fuerte ruido y abrió la puerta poniéndose el capuchón de la sudadera que traía puesta bajo esa camisa de cuadros que lo hacia verse muy bien.
Ver a los niños sonreír y estar tan agradecidos con nosotros por haberles llevado algo de ropa fue increíble, su mirada era como si dijeran ‘Gracias por acordarse de nosotros’
No había mejor sensación que hacer feliz a unos inocentes. Y ahí estábamos Jorge y yo sentados en el balcón de su habitación tomando aire fresco.