Bert Linker no podía tomar verdadera atención a lo que decía su compañero, Fedora Minch. La cercana presencia de Meg Hedo, le hacía volar a algún lugar lejano de su mente, donde todo era rosa, donde todo era felicidad.
Pero aterrizó a la realidad de golpe, con un dolor en la parte trasera superior de su cráneo. Minch le había dado un fuerte palmetazo, ya que estaba embobado con la figura de la joven promesa de la comisaría. Meg.
Felicia Bürry iba en la camioneta, revisando unas carpetas. En ésta, estaba todo informe acerca de los hombres hallados.
Los habían encontrado a lo largo de la vieja estancia, de la Chess Company, una empresa que se dedicaba a crear unos confites agridulces, y había quebrado hace unos seis años. El primer cadáver, era el de Walter Vlika, lo habían empalado a un asiento, dando la impresión de que estaba dando la bienvenida a alguien, le habían sacado los ojos y se los habían cocido a la boca, no lo habían castrado. E.T lo había marcado en el pecho.
El segundo, estaba colgando de un fierro de contención, dando la impresión que fuera una marioneta. Le habían pasado tantos cables por el cuerpo, que la carne había empezado a despedasarse. Tampoco lo habían castrado pero habían atravesado sus genitales, dándole la apariencia que tuviera su miembro erecto. Fermín había sido el primero en sentir náuseas.
Los siguientes, eran Caín Flexter, Gael Trox y Vittorio Sach. Los habían puesto en forma de orgía, habían sido castrados, pero les habían introducido llaves estrellas en el ano, destruyendo sus intestinos y dañando otros órganos internos. También les habían puesto los genitales en la garganta, y cocieron sus bocas.
A Fedora le llamó la atención la falta de sangre. Había cierta cantidad eso sí, pero no la cantidad exorbitante que se esperaba con tantos cuerpos mutilados. Minch observó los cuerpos detenidamente, y en parte sintió asco. No por lo que les habían hecho, si no que por lo que ellos habían hecho.
Linker estaba en la entrada tomando datos, buscando pistas y testigos. Pero nadie había visto nada, era una zona donde no pasaba muchas gente. Y a una cierta hora, ya estaba desierto. Hedo caminaba de aquí para allá, observando todo, el piso, el techo, las sangre, los cuerpos, las marcas...
Cada vez que llegaban frente a uno de los cuerpos, Felicia Bürry leía el informe del occiso, y su delito.
El primero, Walter Vlika, había creado varias páginas en Internet, blogs de arte y cosas por el estilo. Su gran error, fue crear una página porno, que con el tiempo, comenzó aceptar y subir contenido de pedofilia. Los siguientes cuerpos que hallaron, eran los visitantes de la página que siempre estaban activos. Increíblemente, ninguno había cometido un delito directo. El hombre que había sobrevivido, falleció horas después al llegar al hospital, al cual lo había asfixiado con una correa de Duero trenzado, provocándole una hipoxia a nivel cerebral, lo que lo dejó vivo a duras penas, con muerte cerebral.
Uno de los visitantes de la página era soltero y sin hijos, pero tenía una pareja, con dos niños. En cuanto ella se enteró de sus peculiares gustos, rompió en llanto, preocupada por sus pequeños, y con las ganas de romperle la cara a su ahora, ex pareja.
La mayoría de los hombres que habían encontrado, eran hombres de familia, también eran personas respetables, de buen estatus social. Era increíble, nadie hubiese notado los gustos de ellos, por lo que a escondidas de los ojos del mundo habían satisfecho sus necesidades primitivas.
– ¡Longhborn! –llamó uno de los agentes –encontramos algo.
Todos quedaron atentos ante aquella declaración. E.T. al fin se había descuidado.
Todos siguieron al joven que había llamado a Benito. Salieron al exterior y cruzaron 5 metros, hasta llegar a un esquina tenebrosa. El joven indicó hacia la parte alta de un poste del tendido eléctrico, y ahí estaba, tan bien escondido, que había que verlo unas tres veces detenidamente para notarlo. Una vieja cámara de seguridad.
– Ya encontramos la señal, señor –dijo el joven –en este momento, estamos descargando los datos para ver las grabaciones de los últimos días.
– Buen trabajo –lo felicitó Hernán Maciel –esperemos que el idiota si salga en el vídeo.
Minch que dudaba de todo, no estaba muy seguro, después de todo E.T. había sido muy cuidadoso de no dejar ni rastro de él. Aún le seguía llamando la atención el significado detrás de las iniciales.
El Término.
Erizo de Tierra.
El Títere.
El Túnel.
ET go home ?
4 horas después, ya en el cuartel general. Por fin estaban listas las imágenes. Los 6 agentes principales estaban ahí, pero también Linker y otros.
El vídeo comenzaba hace dos días, y marcaba las dos y media de la madrugada. Un auto azul cherokee aparcaba afuera del recinto. De él, salía uno de los hombres que habían sido asesinados en el interior.
Entonces notaron una figura acercarse a él, una figura femenina y aniñada, que resaltaba porque llevaba una capucha roja, ocultando su rostro. Todos quedaron sorprendidos, sobre todo por la forma en que se trataban tan familiarmente. El hombre ingresó y estacionó su auto a un costado. Una vez dentro, pasó media hora y volvió a llegar otro auto y así sucesivamente, hasta completar los diez. Cuando estaba por amanecer, la figura salía tranquilamente de allí, cerrando todo con candado.
El joven encargado de mostrar el vídeo, adelantó hasta la madrugada siguiente. Donde la figura de capa roja volvía, ésta vez, con un bolso grande. Tres horas después, salía como si nada, pero antes de marcharse definitivamente, salía con un auto, luego otro y así sucesivamente hasta que ya no volvía más.
Los agentes se miraron, tratando de crear un hilo argumental. Fermín Estévez fue el primero en crear una historia.
– Lo más probable, es que el asesino los citó a todos, de seguro los conocía –comenzó de forma teatral –luego destruyó los autos y no volvió.
– Si de algo estoy seguro, es que ella – hizo énfasis Hernán Maciel, en que era mujer –es algo artística....¿se fijaron en cómo dejó los cuerpos? Un asesino normal los habría ocultado, ella los dejo de tal forma en que alguien los viera, como si fuera un...una.. exposición.
Los demás lo meditaron un segundo, y todos concordaron al final.
– Usa el color rojo fuerte –enfatizó Longhborn –pero hay una mínima posibilidad de que siempre lo lleve puesto, tampoco conocemos su rostro o algo que nos indique cuál es su paradero. A mi parecer, seguimos varados en este caso...el vídeo solo demuestra que fue un humano el culpable y no un alienígena como especula la prensa.
– Seguiremos buscando pistas –dijo el joven encargado de vídeo –podemos buscar por la complexión de la chica y filtrarla en la base de datos.
– ¿Porqué siguen pensando que es una chica? –preguntó Fermín y molesto.
– ¿Qué problema tienes con que lo sea? –devolvió a modo de pregunta Felicia Bürry.
– Las chicas no van por ahí, asesinando personas –contestó cabreado.
– A no ser –añadió Minch –que sea una chica que haya tenido un mal encuentro con un violador.
Todos miraron a Fedora en ese momento, nadie había pensado en esa posibilidad. Volvieron a mirar el vídeo, justo en la imagen pausada de la chica con capucha roja.
E.T. era una chica.
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La Bestia de la Calle
Misterio / SuspensoLa ciudad de Escaris, es una ciudad cosmopolita que nunca duerme, con una población que va en aumento. Pero las noches no son seguras, al menos no para los violadores y asesinos. El investigador Fedora Minch y su inexperto compañero, Bert Linker, bu...