17. Un hueso no tan duro de roer

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Minch estaba absorto en su computadora, que ni siquiera podía tomar atención a lo que hablaba Grace. La carpeta de Otineb, que enrealidad, decía Benito al revés, estaba con una carta en Word, dirigida a él, a Fedora Minch.

Sabueso:
Si lees esto, es porque estoy en problemas, o probablemente muerto. En estas últimas semanas, estuve haciendo averiguaciones por mi cuenta, y fue así como di con el paradero de Miss T. En realidad, ella me encontró a mí. Yo fuí quien la ayudó a colgar los cuerpos en la cornisa de la comisaría, lo siento, pero creo en su causa. No importa al final cuanto nos esforzamos por hacer bien nuestro trabajo, esos desgraciados siempre se salen con la suya.
En fin, las tres carpetas aparte, tienen información confidencial que te ayudarán en el caso, las encripté de modo que quien lea la información, no logre comprender, pero tú qué me conoces, no tendrás problemas, pero porfavor no dañes a miss T. Cada quien tiene un propósito en la vida, deja que ella cumpla el suyo.

Pd: Cuida al tío Ben, ya está muy viejo y necesita que alguien lo acompañe en sus últimos momentos.

Benito Longhborn siempre lo había tenido en consideración en caso de muerte, por eso había desaparecido el perro, toda la información estaba allí, de algún modo, había hecho llegar al perro a su hogar.

La segunda carpeta, la Jaula de aves, tenía varios informes de aves, desde las más simples hasta las más exóticas, también habían mapas y direcciones. Todo le pareció tan normal, que no hallaba el trasfondo. La siguiente carpeta decía León Dorado, y aparecieron imágenes, noticias y artículos de León Goldie, un empresario multimillonario que se dedicaba a las inversiones y tenía grandes edificios de la ciudad y del país a su nombre. La última carpeta, Miss T, era un listado con números y hora.

Minch sabía que Benito se dirigía a Emily Tate, como miss T., Abrió una página de Google y escribió los números, que en su mayoría se repetían. La página lo envío a una dirección, a un edificio abandonado, que se estaba por demoler. Benito y Emily se habían encontrado en el lugar a una hora promedio de 10.30 de la noche a 2.40  de la madrugada. No había un patrón en los días, solo en el lugar, y aunque habían otras dos ubicaciones, siempre quedaba en una zona alejada.

Aliarse con una asesina serial...Minch no podía creerlo, pero necesitaba seguir adelante.

–¡Minchi! –gritó Grace volviéndolo a la realidad –¡te estoy hablando!

–Lo siento, linda –no había notado que ella le hablaba desde hace mucho.

Se sentaron a la mesa y almorzaron raviolis de marisco con salsa pesto.

–Grace ¿Qué opinas acerca de las aves? –siempre le comentaba acerca de sus casos, evitando los detalles escabrosos.

–Pues que son bonitas –bebió un poco de jugo de mora –¿Porqué me lo preguntas?

–Solo quería saber –masticó unos ravioles con salsa –un compañero me hizo un expediente de aves, pero estoy seguro que no es de aves de lo quería hablarme.

Grace masticó sus ravioles mientras miraba el cielo.

–Quizás te estaba hablando de chicas –dijo llevándose otros ravioles a la boca.

–¿Qué?

–Ya sabes, algunos hombres les dicen pollitas a las chicas –parecía divertida –varias veces me dijeron así, cuando estaba en la escuela.

Si las aves eran las chicas ¿Qué sería la jaula? Una jaula de chicas.....lo primero que vino a la mente de Minch, fue un cabaret. En sus años de juventud, mucho antes de casarse con Tasha, había frecuentado con los amigos de la escuela un cabaret que tenía una jaula en el centro, donde una chica diferente subía cada noche y bailaba hasta el final.

La Bestia de la CalleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora