Capítulo 15

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Eran las cinco de la mañana cuando mis ojos decidieron abrirse. Volví a cerrarlos e intenté volver a dormirme, pero fue imposible. Sin darme cuenta llevaba dos horas dando vueltas en la cama ya que cuando miré la hora vi que eran las siete. Esa noche era la final del programa, de la Voz. Había ensayado mucho junto a Alejandro y me sentía tontamente preparada, ya que durante esas semanas no podía dejar de pensar en eso, en disfrutar al máximo e intentar dar lo mejor de mí.
Me levanté de la cama y decidí empezar el dia, pronto si. Desayuné y siguiendo los consejos de mi coach me pasé el día hidratándome.
Subí a un cuarto donde tenía varios instrumentos musicales, entre ellos el piano. Me senté en él, y toqué la canción compuesta por mí que cantaría esa noche. Estaba más nerviosa por cantarla que por el echo de salir a cantar en sí. Era una canción preciosa, y como había dicho en las audiciones, la primera que compuse. Muy especial para mí.

La tarde pasó volando, y cuando me quise dar cuenta me encontraba preparándome para salir hacia el plató de Mediaset. La noche lo merecía, así que sin pensármelo dos veces cogí del armario el vestido que tanto empeño tenía Alba que me pusiera. Un vestido negro, largo y con una abertura en el muslo, tacones altos y labios rojos. Opté por dejar el pelo suelto y hacerme ondas.
Estaba a punto de salir de casa, cuando recibí una llamada de mi madre, como pude, con las manos ocupadas por el bolso y las llaves descolgué la llamada.

-Carla, hija
-Dime mamá
-¿Estás muy liada? -preguntó
-Justo estaba saliendo de casa, que se me hizo tarde
-Yo solo quería desearte suerte esta noche mi vida, y que lo hagas como tú sabes. Estaremos todos allí apoyándote
-Lo sé mami. Nos vemos luego. Te quiero mucho -noté como sonreía
-Yo te quiero más princesa.

Nunca había visto Los Estudios Picasso tan lleno. Había el doble de personas que cualquier otro día. Rocío me esparaba en la entrada, desde que la vi me abalancé sobre ella y la abracé. Estaba guapísima y sus ojos brillaban como nunca.

-¡Mi niña, que guapa! -me dijo aún abrazadas
-Habló la preciosa -nos sonreímos
-Acabo de ver a Alba y a tus padres, pero creo que ya entraron
-Da igual, luego los buscaré- añadí -Me voy a buscar a Ale, mucha suerte hoy cielo
-Igual nena -volví a abrazarla

Me despedí de ella y me dispuse a buscar a Alejandro mientras caminaba y le pedía paso a la gente.
Sin esperarlo, vi a Malú hablando con una mujer. Normalmente la veía guapísima, pero esa noche era de otro mundo. Tenía puesto un vestido largo, como yo, la diferencia que el suyo era totalmente de encaje, acompañado de un poco de escote y unos taconazos rojos. Por otra parte, tenía puesto una coleta alta que dejaba caer algunos mechones en su cara. Si Alba hubiese estado conmigo en ese momento se hubiese burlado por la cara que tenía y me diría algo de 'Ponte el babero' o algo así. Malú se dio cuenta de mi presencia después de un rato mirándola, me sonrió a lo lejos, y después de despedirse de la chica con la que hablaba se acercó a mí.

-¿Quién es esta chica tan guapa? -me dijo a escasos centímetros.
-¿Yo, o tú? -sonreí tímidamente
-Tú. Estás impresionante -me miró de arriba a abajo
-Créeme que tú lo estás más
-Ven -me agarró la mano y me guio por todo el pasillo.

No sabia a donde me llevaba, hasta que vi la palabra ''Camerinos''. Cuando llegamos al suyo, miró a su alrededor para asegurarse que no nos veía nadie, acto seguido me invitó a pasar y cerró la puerta. Estuvimos unos segundos mirándonos fijamente a los ojos, hasta que los suyos se desviaron hasta mis labios. No aguantó mucho tiempo más, me agarró el cuello suavemente y me besó.

-¿Y, esto? -le pregunté cuando nos separamos
-Para darte fuerza y ánimo para esta noche -me acaricio la mano que justo tenía en su cintura
-Ojalá cada vez que necesitara fuerzas me las dieras así -se rio flojito aún mirándome a los ojos
-¿Estás nerviosa? -preguntó
-Un poco, pero menos que otros días
-Lo vas a hacer genial cariño -volví a sonreírle y me abrazó. Un abrazo seguro, que me daba toda la tranquilidad que necesitaba en ese momento. Y, es que solo ella podía conseguir eso en mí, que sus brazos, sus labios, sus palabras hicieran desaparecer por completo el miedo y los nervios.
-Oye -se separó de mí -Cuando termine el programa me gustaría presentarte a una personita
-¿Una persona? ¿Quién? -fruncí el ceño
-Ya lo verás luego -me acarició la cara -Solo te digo que es una persona muy importante para mí y tiene muchas ganas de conocerte
-Eso significa que le has hablado de mi, ¿no?
-No te imaginas cuanto -nos reímos y seguidamente me sonrojé

Y,¿Si fuera ella? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora