La miré, y la vi decidida, así que no me hizo falta más. Cogió su bolso, el cual estaba colgado en una silla, y salimos del camerino, de la mano. No dejábamos de mirar para los lados ni un solo minuto, en alerta, por si alguien aparecía.
-Malú -la frené -Si nos vamos a ir, creo que deberías avisar al menos a tu hermano, para no preocuparlo
-Tienes razón -al principio no estaba muy convencida, pero al final se dio cuenta de que era lo mejor que podía hacer. Después de hacerlo, apagó su móvil, y yo hice lo mismo, y nos dirigimos a una de las salidas traseras. Cuando salimos, un taxi nos esperaba para llevarnos a casa, a su casa.
No dejamos de mirarnos durante todo el trayecto. Eran miradas con algo de timidez, pero a la vez con complicidad. Nuestras manos también estaban unidas, y poco a poco se soltaron, para empezar con las caricias. Su mano dejó de acariciar la mía, para pasar a hacerlo en mi pierna. Yo la imité, dejando suaves caricias en la suya, pasando por el interior de su muslo. Cuando llegamos, le dimos un billete al taxista, y sin esperar el cambio, nos bajamos, para salir corriendo hasta su casa.
Con algo de torpeza, Malú consiguió abrir la puerta, y una vez dentro, me empujó contra la puerta. Nuestros bolsos cayeron al suelo, haciendo que su zoo viniera hacia nosotras. Malú se agachó para coger una de las pelotas que estaba justo en la entrada, y la tiró en dirección al jardín, haciendo que los perros desaparecieran del salón y nos dejaran tranquilas. Volvió hacia mí, quedándonos a unos centímetros una de la otra , y haciendo que nuestras respiraciones se entrecortaran. Sin esperar mucho más, se acercó del todo a mí, y me besó. Nuestras lenguas se extrañaban tanto, que no tardaron en explorarse una a la otra. Era tanto la intensidad que teníamos, que nuestros dientes se chocaban, pidiendo más.
Malú paso sus manos por mi espalda, hasta conseguir dar con la cremallera del top, que consiguió desabrochar, dejándome desnuda de cintura para arriba. Acto que me estremeció, y pude notar como a Malú le volvió loca. Me acerqué al borde de su camiseta, para quitársela, pero no me dejó. Me colgó en su cintura, y sin dejar de besarnos ni un segundo, fuimos dando tumbos hasta su habitación. No entendía, cómo midiendo y pesando prácticamente lo mismo, podía conmigo. Cuando llegamos a su habitación, me tiró suavemente en la cama, y se colocó a horcajadas de mí. Empezó a quitarse la ropa, sin dejar tocarla, y además sin desprender su mirada de la mía. Cuando estaba completamente desnuda, se desató el pelo, tirando el coletero lejos, y alborotándose el pelo. En ese mismo momento perdí totalmente los papeles, y, suerte que no podía moverme, si no me la hubiese comido en ese mismo momento. Tuve que conformarme con morderme el labio fuerte, muy fuerte, mientras la veía moverse desnuda encima de mí.
Después de unos minutos, por fin dejó de torturarme, y empezó con la acción. Se acercó peligrosamente a mi boca, y dejó un beso, pasando primero por mi cuello, donde dejó pequeños mordiscos, y acabó en el lóbulo de mi oreja. Después de eso, siguió bajando con su boca por mi cuerpo. Pasó por mis pechos, los cuales mordisqueó, y así, hasta llegar a mis caderas. Yo solo podía gemir, y darles tirones en el pelo.
Me quitó el pantalón, y acto seguido me quitó la ropa interior. Aprovechó que estábamos las dos completamente desnudas, para juntar nuestras caderas, y empezar a rozarnos. En ese momento sentía que tenía el mundo en mis manos. Cuando vio que ya estaba lo suficientemente excitada, bajó con su boca a mi sexo, y combinando su lengua con sus dedos, me hizo llegar al quinto cielo.
-Malú... Me voy a co... -antes de terminar la frase, subió rápidamente a mi boca, y antes de decir nada, atacó mi labio, mordiéndomelo sin piedad
-Te he echado de menos pequeña -susurró a escasos centímetros de mi boca. Eso fue lo que hizo falta para llegar al clímax, soltando un suspiro por último.Aproveché que se había deshecho de mi cuerpo, para dejarla debajo de mí, y esta vez ser yo quien la dominara a ella. Sin decirme nada, noté que necesitaba que fuera directa al grano, y que no fuese muy mala, pero no, si lo fui. Me subí encima de sus piernas, y empecé a tocarme, mientras disfrutaba de su cara y sus ojos, que se salían de órbitas. Cada vez que levantaba su mano para rozarme, la castigaba, acercándome a su cuello y mordiéndolo.
-Carla, si no me lo haces ya, juro que lo haré yo porque no aguanto más -me dijo, casi en susurros. Me reí dulcemente, y pasando primero por su boca para besarla, la hice llegar a lo más alto.
Me acomodé a su lado, tapándonos con una fina sábana blanca, y gracias a sus caricias en mi pelo conseguí dormirme al instante.
Me revolví en la cama, abriendo poco a poco los ojos, y buscando el contacto de Malú en ella.Después de un rato pasando mi mano por su lado de la cama, me giré preocupada y vi que no estaba. La preocupación me duró un segundo cuando vi una nota encima de la mesita de noche.
¨Buenos días amor. Tranquila, que esto no es una película, en la cual el príncipe deja a su princesa sola después de una noche de pasión. Lo que pasa es que tengo tres perras muy exigentes, y desde muy temprano quieren pasear y jugar al aire libre. No te quise despertar porque se te veía muy bonita durmiendo. Por si te despiertas antes de que llegue y tienes hambre, recuerda que en la planta de abajo tienes una cocina gigante con muchas cosas para elegir. Te quiero bombón¨
Me pasé la nota por la cara y sonreí como una tonta. Por momentos se me olvidaba todo, el miedo, la preocupación, el enfado... No sabía lo que iba a pasar, pero lo importante es que ella me hacía feliz, y siendo eso, todo lo demás me daba igual.
Cogí una camisa holgada que tenía Malú en una de las sillas, que me llegaba por las rodillas, recogí toda la ropa que estaba en el suelo de la noche anterior, doblándola y dejándola en la misma silla, e hice la cama. Bajé a la cocina, y, antes de nada, miré si había lo necesario para preparar un desayuno para las dos. Finalmente elegí unas tostadas con jamón serrano, café, y zumo de naranja.
Justo terminando, Malú entraba con las perras en la casa. Se agachó para quitarles las correas, y cuando se giró, se dio cuenta de mi presencia en la cocina. Se quedó mirándome como si se tratase de una escultura, y vino corriendo hacia mí.
-Joder, estas sexy hasta recién levantada capulla -nos reímos y me besó -¿Qué tal la noche?
-Mejor imposible -sonreí -Te he preparado un buen desayuno para que empieces el día con fuerza
-¡Qué rico, amor! Gracias -besó mi frente, y cogió la bandeja -Ven, vamos a desayunar tranquilas en el salónEntre risas y besos, pasamos un desayuno muy agradable, mientras ella me contaba algunas anécdotas que había tenido con sus perras esa misma mañana cuando las paseaba.
Una llamada nos interrumpió, haciendo que Malú se dirigiera a su bolso para coger su móvil y responder. Mientras, yo seguía disfrutando de las tostadas.
-¿Todo bien? -le dije cuando volvió a sentarse conmigo en el sofá
-Si si. Eran mis padres, que se vienen esta tarde a comer -respondió
-Ah bueno, pues avisa una o dos horas antes de que vengan para poner yo rumbo a mi casa y que prepares tú todo tranquila -ella sonrió
-No. Tú te quedas aquí -mis ojos se abrieron como platos
-Malú, no creo que sea buena idea
-Carla, quiero hacer las cosas bien contigo, y para eso, necesito empezar por mis padres -Yo me quedé helada, y como respuesta de eso, acarició mi pierna.
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Y,¿Si fuera ella?
Fanfiction"Mi rival, mi compañera, que está tan dentro de mi vida y a la vez está tan fuera..." twitter: carlafdeeez