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Desde que tengo memoria he tenido mala suerte en el amor, me he enamorado de personas tan imposibles en mi vida que eso es doloroso. Es doloroso porque sabes que nunca podrás tener a esas personas como algo más allá de una amistad.

Quizás el amor no tiene la culpa en esto. Quizás la que tiene la culpa soy yo, por fijarme en personas que sé que nunca se fijarán en mí, ya sea porque:

a) Están en una relación.
b) Viven lejos de mí.
c) Son heterosexuales.

Y finalmente,

d) La diferencia de edad que juega gran parte en éste problema.

Cuando cumplí los 13 años me di cuenta que no solo me gustaban los hombres, también me sentía atraída por las mujeres. Ese bello sentimiento de amor al arte, aunque por un lado me sentía extraña por lo que estaba sintiendo. Habían veces donde me daba asco ser yo misma, era un sentimiento tan inefable que me daba temor. Con el paso del tiempo fui provando cosas nuevas. Al cumplir los 14 años le di un beso a una mujer, no niego que se sentía bien, porque sí, se sentía súper bien. Pero nuevamente ese sentimiento inexplicable me daba, ese sentimiento de no saber si las cosas que estabas haciendo estaban bien o mal.

De esa misma mujer que yo había besado estaba profundamente enamorada, pero después de ese beso yo no quería saber más de ella, por la misma razón que di anteriormente. Cuando cumplí los 15 años fue un lapso de muchas emociones. Empecé a besar a más chicas, empecé a sentir más cosas por ellas. Empecé a descubrir más de mí, más de mis gustos y deseos por aquellas doncellas. El deseo de sentir la necesidad de estar más cerca de ellas era increíble, nunca me había sentido así. Y fue más increíble cuando ese sentimiento inexplicable que me daba estaba desapareciendo con el paso del tiempo. Y fue allí cuando me asusté, cuando empecé a dudar de mí y de lo que realmente quería, porque los hombres cada vez me estaban interesando menos.

Antes de cumplir los 16 años, conocí a una chica llamada Sofía, de ella me enamoré completamente. Era un sentimiento tan audaz en mí que cada vez que la veía crecía más la necesidad de besarla. Pero había un gran problema, aquel ángel que me robó el sueño tenía novio, entonces mi mundo comenzó a caer a pedazos. No miento en decir que luché, porque sí, luché bastante hasta llegar a decir: «Eleonor, estás perdiendo la razón por alguien que ni siquiera piensa en ti». Pero hay una cosa que no hice, cosa que me ayudó bastante en esto: no rendirme. Porque al no rendirme puedo decir que lo conseguí, sí, conseguí besar esos labios con los míos que me lo pedían a gritos. Igual eso no significó que ese beso nos hizo ser algo más que amigas, al contrario, ella siguió con su novio y yo seguí con mi vida. Me costó, lo acepto, pero poco a poco pude seguir adelante, porque me di cuenta que de amor no se muere.

Al cumplir los 16 años, conocí a mí gran amor imposible de todos los amores imposibles que he tenido: Juliane. Ella llegó a mí vida de una forma tan inesperada. Nunca llegué a pensar que sería tan importante en mi vida en éste momento. Nunca llegué a pensar que ella sería la razón por mis insomnios cada noche.

Juliane, tenía un taller formado en el colegio denominado 'taller de mediación'. Éste se encargaba de resolver los conflictos entre los estudiantes de cada curso. En él yo no participaba, sino una compañera de mi clase llamada Romina.

Un día miércoles me encontraba en receso almorzando con Isabella cuando alguien tocó mi hombro izquierdo obligándome a voltear para ver quién era.

—Hola, Eleonor —era mi profesora jefe. —Me gustaría pedirte un favor.

—Hola, profesora. ¿Qué sucede?

—Me gustaría saber si podrías reemplazar a Romina para el taller del día de hoy con Miss Juliane.

—Pues sí claro, no hay problema —sonreí.

—Genial, apenas toquen para entrar a clases te vas directo a la biblioteca, allí se juntarán los demás estudiantes que participan —me dedicó una sonrisa. —Ah, y no te preocupes, yo justificaré tu falta. Provecho con tu almuerzo. Adiós, Isabella —tocó mi hombro y se marchó.

Realmente no me importaba en lo más absoluto asistir a ese taller, hasta creo que será entretenido. Aunque me pregunto: «¿Por qué yo?». Tendré que darle una oportunidad a ésta nueva experiencia que me está dando la vida. Experiencia que no sabía que me iba a cambiar y destruir todo lo que me costó construir después de lo vivido con Sofia de un vaivén.

Eras, Eres y Serás Siempre Tú (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora