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—Aún te estoy esperando, qué me quieres decir —preguntó mi amiga mientras masticaba lo que tenía en la boca.

—Estoy pensado en ir a un movimiento como religioso, ya sabes, cosas donde hablan de Dios y esas cosas —dije sin más, esperando su reacción.

—¿A una secta? —abrió los ojos como platos. —Dime qué no por favor.

—¡Qué! —exclamé. —No, Isabella. ¿Cómo se te ocurre. Es un movimiento, sólo sé eso. Aún no me informo bien del tema.

—Y con quién vas a ir —preguntó. —Porque sola, no creo.

—Iré con una prima —bebí un poco de mi bebida. Tener que mentirle me resulta un poco dificultoso.

—¿Con Camila? —levantó una ceja. —No sabía que ella era creyente —agarró una servilleta para limpiarse la boca.

—Sí, últimamente sí, por eso quiero asistir igual, para acompañarla en este camino.

—Ay que eres linda —me acarició la mejilla. —Pero bueno, si deseas ir, ve. Si quieres te puedo acompañar —dobló su servilleta y la dejó en el plato que había encima.

—¡No! —grité, llamando la atención de otras personas. —O sea, no te preocupes. Además, a ti no te gustan estos temas —sonreí algo nerviosa.

—No —rió. —Es verdad, no me gustan muchos estos temas. Sólo lo dije para acompañarte, ya sabes, para eso estan las amigas.

—Lo sé amiga, y gracias por eso —la abracé.

—Ya, ya, muchos abrazos, me ahogo —dijo tratando de zafarse de mis brazos.

—Ya, sí, tienes razón —la solté. —Mejor parémonos y vayamos al baño —me paré y me dirigí al basurero para botar el plato y las servilletas que usé.

Miraba a mi amiga mientras caminaba hacia a mí. Lo siento, Isabella, pero creo que ésta vez tendré que mentirte por el bien de Juliane. Espero que algún día lo entiendas.

***

Los días transcurrieron con normalidad, aún le daba vueltas a lo que me dijo Juliane. Asistir a un movimiento con ella tenía muchos beneficiosos para mí; quizás me hacia mas cercana a su presencia y a lo más, poder superar mis crisis.

Finalmente, me decidí en que participaré en él, así que fui decidida a su oficina. Mientras camino a ésta última los nervios empiezan a jugar con mi ser, saber que estoy apunto de estar con ella aunque sea un momento me da una sensación en el pecho que aún no logro descifrar.

Cuando estoy apunto de golpear su puerta, el sentimiento de arrepentimiento me invade por completo. Así que pienso en volverme para marcharme, pero antes de poder avanzar la puerta se abre tras de mí dejando ver la escasa figura de Juliane.

—Eleonor —exclamó con sorpresa al ver mi presencia plasmada allí. —¿Qué haces aquí?

Me costó reaccionar ante sus palabras. Aún no podía creer el dominio que tenía sobre mí ésta mujer.

—Hola, profe —sentía que tenía la lengua trabada, y me costaba decir palabra alguna. —Vine por su invitación —logré decir.

Solía decirle profe, aunque no lo fuese.

—Oh sí, ven pasa —se hizo a un lado de la puerta para poder pasar. —Toma asiento —señaló la silla que estaba frente a su escritorio.

Su oficina era un tanto femenina, tenía cuadros de flores y algunos animados, me imagino que estos últimos será para poder generar un ambiente cómodo para los alumnos de primaria, debido a que Juliane debe recibir a muchos alumnos durante el día por su cargo.

—Dime, que te hizo participar en el movimiento —me preguntó uniendo sus dedos para posarlos en la mesa en modo de atención.

—La necesidad de experimentar cosas —vacilaba con mis dedos.

Me sentía tan vulnerable estando allí, con ella, mirándome.

—Entiendo —afirmó con la cabeza.

Hubo un silencio. Al parecer Juliane quería decir algo porque abrió sus labios pero al instante los cerró.

—¿Por qué me dijo a mí? —no estaba consciente de lo que estaba diciendo hasta que analicé mis palabras.

—No sé, Eleonor. Sólo sentí la necesidad de decírtelo, al igual como me lo dijeron a mí —ahora era ella la que vacilaba con sus dedos. —Y si piensas asistir realmente tenemos que tener precaución, porque si alguien se llegase a enterar —hizo una pausa. —La que tendrá problema seré yo.

Lo sé —dije para mis adentros.

Ya me esperaba esta charla. ¿Ella cree que la perjudicaría? Si posó su confianza en mí no lo arruinaria, obviamente que seré cuidadosa.

—Ya le hablé a la líder de ti —soltó con una sonrisa de oreja a oreja. —Así que tienes que estar el sábado en la mañana en su departamento.

Al saber que realmente todo va surgiendo súper rápido me aterra. Hoy es miércoles, eso quiere decir que tengo unos días para calmarme e ir con toda la disposición posible.

—Allí te informarán bien sobre el movimiento, lo qué seguimos y lo qué hacemos —sacó una hoja y empezó a escribir sobre ella. —Toma, ahí está la dirección donde debes llegar.

Al tomar el papel rocé su piel y sentí que me corrió una corriente eléctrica por todo el cuerpo.

—¿A qué hora? —pregunté mientras leía la dirección.

Me queda un poco lejos —pensé.

—Ah sí, se me olvidaba. A las 10:30 am en puerta. Le tienes que decir al conserje que te diriges donde Mariela.

Sentía que me miraba mientras me hablaba. Así que subí mi mirada hacia la suya para que ambas conectaran. Aún así no la pude mantener más de cinco segundos para luego bajarla nuevamente a la nota que me había entregado.

—¿Nos veremos allá supongo? —pregunté algo avergonzada.

—Claro —sonrió con los labios cerrados.

—Genial —le devolví la sonrisa, pero esta vez logré mantener la mirada sobre la suya.

Mientras nos mirabamos sentía que el tiempo se congelaba. Intentaba no bajar mi vista a sus labios, pero me era imposible. Mis ojos divagaban por todo su rostro, contando una y otra vez sus fantásticos lunares.

Descubrí que su presencia me hacia bien, que estar con ella me daba felicidad. Me transmite tanta luz que siento que se me hará difícil alejarme de ella desde ahora.

Me tocaste el alma Juliane.

Eras, Eres y Serás Siempre Tú (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora