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—¿Juliane? —estaba eufórica, verla reaccionar movió gran parte de mí.

—Leo... —le costaba formular palabra, por lo tanto la hice callar al instante.

—Shh... no digas nada mi amor. Llamaré a la enfermera para darle la noticia —me paré rápidamente abriendo la puerta y le dije a la primera enfermera que se cruzó que Juliane había despertado.

Entró para revisar el estado de mi orientadora y me hizo desalojar la habitación. Obedecí de inmediato sin antes lanzarle un beso a Juliane. Al salir me encontré con Chloe nuevamente; le dediqué una sonrisa dándole a entender mi grado de felicidad.

—¿Cómo salió todo? —preguntó extendiendo sus brazos para abrazarme.

—Bien, acaba de despertar. Estoy muy contenta, Chloe. No sabes cuánto —le decía mientras mi mentón estaba apoyado en su hombro y sus brazos me rodeaban con firmeza.

—Me alegro mucho por ti —me separé mirándola a los ojos.

—¿Cómo está tu mamá?

—Aún no sé nada, los doctores no me han querido informar de su estado —se sentó preocupada. Me senté a su lado buscando su mano.

—Todo estará bien, ¿sí? —asintió con la cabeza. —En pocas horas ya estarás con ella.

Sonrió y apoyó su cabeza en mi hombro y no dudé en abrazarla. No la conozco del todo, pero me trasmite algo familiar. Me gustaría poder ayudarla, pero no sé cómo, por tanto sólo me queda acompañarla en este transcurso mientras espero a que me dejen ver a Juliane nuevamente.

                                      ***

Unas manos que movieron mi hombro me hicieron despertar. Al abrir los ojos me doy cuenta que con Chloe nos habíamos dormido sentadas en las bancas del hospital.

—¿Qué hora es? —pregunté tocando cada bolsillo de mi pantalon buscando mi celular.

—Son las 22:30 pm aproximadamente. Dormimos alrededor de tres horas —abrí mis ojos como platos.

—¡Qué! No, no. Juliane, tengo que ver a Juliane —me levanté drásticamente del asiento.

—Hey, antes que despertaras vino la doctora para informarte que tu novia está bien y en estado de reposo, por tanto tendrás que esperar hasta mañana para verla.

Me senté nuevamente pero con menos fuerza y apoyé mi cabeza en la pared que tenía detrás de mí. Respiré profundo mientras cerraba los ojos.

—No sabes cuánto la amo, Chloe. Ella es mi vida, desde que llegó a pintado mis días con sus colores; no sabría qué hacer sin ella.

—Se nota todo el aprecio que le tienes —se sentó a mi lado e imitó mi postura. —Espero algún día encontrar a alguien que me ame de la misma forma en que amas a Juliane.

Volteé mi cabeza para mirarla. —El amor llegará solo. Entre menos lo pienses, las cosas se darán de forma natural; tú sólo debes fluir.

Antes que me respondiera llegó un doctor a nuestro lado para decirnos que la operación de la mamá de Chloe había sido un éxito y que ahora se encontraba en una de las habitaciones reposando, y que a penas se mejore le darán de alta.

Cuando el señor se marchó para seguir con otras cosas abracé repentinamente a Chloe sin ella esperarlo.

—Te dije que iba a salir todo bien, tú y tu mamá en pocos días estarán cenando nuevamente en sus casas —me alejé y le dediqué una de mis sinceras sonrisas.

—Gracias, Leo. Estoy súper feliz por la noticia.

—Y yo comparto esa felicidad contigo —toqué su hombro.

                                       ***

Los días pasaron y Juliane pudo volver a su casa nuevamente. Los niños la recibieron con globos y un gran pastel. Fui partícipe de la pequeña sorpresa junto con Alex, a pesar de todo lo que ha pasado, el cariño que le tengo aún permanece. Sin embargo, él no sabe mi relación con mi orientadora y tampoco pretendemos decirle hasta que nos sintamos preparadas para que la gente se entere de lo que tenemos. Mantuve el contacto con Chloe y supe que ya tenía a su mamá de vuelta con ella en la casa y quedamos en que pronto haremos una salida para que conozca a Juliane.

Fui a la cocina por unos vasos y en mi búsqueda de ellos sentí unos brazos cálidos rodearme la cintura. Una sonrisa se formó en mis labios y eché mi cabeza hacía atrás para sentir su rostro junto al mío.

—¿Cómo es posible que cada día te ame más? —confesó y besó mi mejilla.

—Y yo amo que me ames —me separé para ponerme frente a ella. —Eres lo más lindo que existe en el mundo.

Fue a cerrar la puerta de la cocina con seguro y volvió a mí para devorar mi boca. Dejé la búsqueda de los vasos para centrarme en el beso que me estaba dando y deslicé mis manos por sus brazos hasta llegar a sus caderas y la atrajé junto a mí. Bajé mis besos hasta su cuello para volver a subir pero esta vez con mi lengua. Volví a besar sus labios y un pequeño gemido salió de su boca.

—Si tus hijos y Alex no estuvieran, te haría mía en este momento.

—¿Y si jugamos con la adrenalina?

—¿Qué dices? —mi respiración comenzó a agitarse.

—Los niños están en el patio jugando con Alex, dudo que vengan para acá —besó mi frente. —Además, está la música fuerte, así que no nos escucharán —besó mi nariz. —Y bueno... estuve muchos días sin tenerte dentro de mí y creo que ya te he extrañado lo suficiente —me dio un beso corto en mis labios.

Tragué saliva y un calor entre mis piernas me hizo arder.

La llevé a la pared entre besos para acorralarla mientras mi mano buscaba los botones de su blusa.

—Me haces caer en la tención —bajé mi vista hacia mis manos que les faltaban dos botones para deshacerse de su enemiga.

Descendí mi boca hacia sus pechos y mordí gran parte de su seno derecho haciendo gritar a Juliane. Subí su sostén para dejar a la vista sus pezones que me llamaban a gritos. Pasé mi lengua en círculos por cada uno de ellos para complacer a los dos. Posteriormente, bajé mi mano por su abdomen hasta llegar al botón de su pantalón para seguir con su centro. Una vez hecho el contacto con él, Juliane se estremeció.

—Hazlo rápido —me pidió.

Me puse de rodillas para bajarle el pantalón junto con su calzón e introducí mis dedos acompañados de mi lengua y comencé con un juego de entrada y salida hasta que mis dedos se empaparon del líquido que botó y sus piernas empezaron a tamblar. De un segundo a otro apoyó sus manos en mi pelo y tiró de él con un gemido. Dándome a entender que se había venido.

Me separé para agarrar su calzón y subirlo de donde había caído y después continué con el pantalón. Cuando me estaba poniendo de pie unos golpes en la puerta interrumpieron el momento.

—Juliane, ¿estás con Eleonor dentro? —era Alex.

—Mierda —susurró. No sabía quién de las dos estaba más pálida, si ella o yo.

—Sí —gritó Juliane. —Ya salimos —se abrochó rápidamente la blusa y se acomodó un poco el cabello. Yo me puse en posición de buscar los vasos por los que vine mientras mi orientadora se dirigía a la puerta a sacarle el seguro.

—¿Qué hacían encerradas aquí adentro? —preguntó Alex.

Miré a Juliane con terror suponiendo que ella dará la respuesta a su pregunta, pero la agitación de ambas sacaba muchas verdades a la luz.

Eras, Eres y Serás Siempre Tú (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora