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—¿Alo? —pestañeé varias veces para luchar contra el sueño que aún habitaba en mí.

Hey, soy yo, Rocío. Te llamé de éste celular porque no sé que ocurre con el mío me despegué el celular un segundo de la oreja para verificar la hora y me sorprendí ante el hecho de dormir más de 4 horas de siesta. Volví a ponerme el móvil al oído para agregar:

Hola, Rocio. Me extraña tu llamada un sábado en la noche. ¿Pasó algo? pregunté irónicamente sabiendo que era para salir.

No, no, no. No pasa nada, sólo era para invitarte a salir con las chicas, ¿te apuntas? se me asomó una sonrisa.

—¿Dónde y a qué hora? me levanté de la cama para dirigirme al baño y tomar una ducha que active nuevamente mis sentidos y me quite la pereza.

Al mismo lugar de la otra vez, ¿recuerdas? Y pasamos por ti en un rato más, descuida miré mi rostro a través del espejo y maldije interiormente por el aspecto en el cuál me encontraba.

Genial, nos vemos más tarde.

Perfecto, besos dejé el móvil en la repisa y abrí la ducha para dar paso al agua que comenzaba a salir y a empeñar los vidrios.

—Aquí vamos dije antes de adentrarmea a la tina.


      ***

Ya nos encontrábamos bailando al medio de la pista de baile con el alcohol ya entrando en nuestros cuerpos. Ésta vez decidimos bailar entre nosotras solamente, así que cada persona que se acercaba para invitarnos a bailar, automáticamente de nuestras bocas salía la palabra "no".

Luego de un rato de diversión nuestros cuerpos ya no podían más, por tanto, decidimos ir a sentarnos a una de las mesas del lugar para continuar bebiendo y conversando acerca de nuestras miserables vidas.

—Ya, Ximena, cuéntanos cómo vas con Pablo. ¿Ese chico logró entrar a tu corazón? —preguntó Rocío. Mientras esperábamos la respuesta tomé un sorbo de mi vaso.

—Sí —asintió. —Logró entrar a eso y más.

Todas incluyéndome gritamos de felicidad.

—Salud por eso —dije levantando mi vaso para luego chocarlo con los demás.

—¿Y tú, Eleonor, cómo vas con el amor éste año? —preguntó Javiera poniéndome a mí ahora en el centro de atención.

—Bueno —sonreí. —Me ha ido bien —pensé en Juliane. —Por un momento había perdido las esperanzas en el amor, pero llegó a mí otra vez inesperadamente.

—¿Ah, sí? —se interesó Ximena. —¿Y quién es esa persona tan afortunada? —miré a Rocío que me miraba con seriedad. —Se llama... ¿Juliane? —fruncí el ceño.

—¡¿Cómo se llama?! —preguntaron en conjunto.

—Hola chicas. ¿Desean pedir otro trago para beber? —sacó una libreta y un lapiz para anotar.

Al hacer contacto con mis ojos quedó paralizada y con una expresión de sorpresa.

—Eleonor... —susurró.

—¿Juliane qué haces acá, y vestida así? —la observé de pies a cabeza.

—Espera, ¿se conocen? —Ximena nos apuntó a ambas.

—Sí —dijimos al unísono.

—Eleonor, ¿podemos conversar en otra oportunidad? —me paré y caminé a su dirección para quedar frente a ella. La agarré del brazo para alejarnos un poco de las demas.

Eras, Eres y Serás Siempre Tú (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora