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Aún no creía que Juliane había vuelto, después de todo nuevamente estaba aquí. Volvió a mi vida como vuelve una canción que no recordaba pero que siempre me gustó. Volvió para recordarme que aún la amo. Volvió a mover mi pequeño mundo. Volvió porque sabe que después de todo soy la única que la ha amado como se merece y siempre estaré aquí para ella. Volvió y me di cuenta que nunca había dejado de ser suya.

Tal vez fue porque me aferré a ella el no poder dejar de pensar en su ausencia. Me aferré a ella tantas veces, aún cuando la vida me decía una y otra vez que era tiempo de dejarla ir cuando entendí que no regresaría. Me aferré a Juliane por temor a perder los momentos que habíamos pasado, porque sentía que superarla era olvidarla, y que olvidarla iba a significar deshacerme de todo lo que significaba ella, y en aquel tiempo formaba gran parte de mí, así que olvidarme de Juliane iba a suponer olvidarme de mí.

No la olvidé del todo porque fue mi salvación en las ocasiones que la necesité. Pero cuando la perdí, no hubo soporte que me hiciera quedarme quieta por mi cuenta. Porque la necesitaba ahí, porque era ella quien me salvaba. Sin embargo, llegó un día en que tuve que enfrentarme a la vida y a su recuerdo sola. Y nada había sido tan difícil antes. Tener que meterte en la cabeza la idea de que el amor de tu vida no esté más en tus días es algo doloroso, porque te acostumbras tanto a alguien, te haces tan adicta a una persona que cuando se va... nada vuelve hacer como antes. Quizás uno pueda volver a sonreír, pero no vives la vida como la vivías antes con esa persona; las cosas no tienen el mismo significado, y uno, ya no vuelve a ser el mismo.

Aún así después de perderla me encontré a mí, después de muchos meses y entre tanto caos logré verme, hecha un ovillo y hecha un desastre, pero ahí estaba, de todos modos. Después de tanta niebla, dolor y desesperación logré verme una vez más. Si tuviera que explicarlo no podría, porque nadie me había marcado tanto como ella, nadie me había hecho vivir el amor de una forma inefable y tan peculiar como lo viví con Juliane, y debido a eso, su mirada era lo único que deseaba ver por el resto de mis días.

Nunca pensé volverla a ver, debo admitir que en el fondo ansiaba un encuentro con mi orientadora, aunque fuera el último para verle su cara y su reacción. O en este caso, la mía. Y cuando la vi, en el momento menos pensado, y en el sitio menos indicado lo entendí: su regreso me paralizó. Me sentía desnuda en lugar donde corre mucho viento, que llegaba a cada parte de mi ser, erizándome la piel con cada roce.

       ***

Estuve toda la mañana pensando en lo acontesido, en el reencuentro de esa noche. En su regreso. En esos ojos que aun causaban gran efecto en mí. En esos labios carmesí que tantas veces fueron míos. En sus lunares, aquellos lunares tan fascinantes que formaban constelaciones que nunca me cansaría de ver. Estuve en sí, toda la mañana pensando en Juliane. Y lo estaría toda una vida si fuera necesario.

Me despedí de Rocío en la entrada principal del colegio después de haberle explicado quién era la mujer misteriosa con la que me encontraba platicando en el baño de la discoteca. Quedó sorprendida por haber conocido a la persona por la que estuve perdida bastante tiempo. Me advirtió que tuviera cuidado, que no quería verme caer nuevamente. No después de lo que me costó volver a comenzar sin ella. Asentí a su comentario y después de un largo abrazo me dispuse a caminar hacia mi casa.

Mi mamá me estaría esperando con almuerzo, como todos los días desde que las cosas mejoraron entre ambas. Nos costó retomar la confianza, pero las dos pusimos de nuestra parte para mejorar. Así que ahora puedo decir con certeza que la relación había mejorado. Le expliqué el tema de mi interés hacia las mujeres un día que nos pusimos a conversar, lo entendió perfectamente, aunque al principio se negaba a la idea. Pero aceptó. En parte también aceptó a Juliane. Aunque ella tiene entendido que lo de nosotras terminó porque entendimos que lo nuestro no iba para más. No obstante, Juliane y yo sabíamos que no era así.

Eras, Eres y Serás Siempre Tú (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora