22

4.9K 259 29
                                    

La ducha había habilitado mis sentidos producto de las pocas horas que dormí la noche anterior. Nos habían despertado súper temprano en la mañana para tomar desayuno y salir rumbo a una caminata en las orillas de la playa. En el trayecto de ésta última, habíamos estado al rededor de cuatro horas, así que ahora vendría el almuerzo para después dar por término la última actividad, que se trataba del amigo secreto. Ésta consistía en regalar algo manual al estudiante que nos saldría en los papeles aleatorios escogidos por nosotros mismos.

Al sacar mi papel, leí inmediatamente el nombre que me había tocado, fruncí el ceño debido a que no sabía quién era. Isabella que se encontraba al lado de mí, rápidamente me preguntó y le respondí encogiendo los hombros. Cuando miré el suyo, sólo supe que se trataba de una mujer. Aún así, ninguna de las dos teníamos el conocimientos de estas dos personas.

—¿Y sí lo cambiamos? —preguntó mi amiga.
Pensé un poco antes de responder.

—Prefiero que no, si no los conocemos mejor para nosotras. Total no habrá diferencia si harás los mismos regalos.

—Tienes razón —hizo una mueca. —¿Y si vamos al bosque? —me propuso. —Demás que encontramos cosas allá.

—Está bien —miré hacía los lados verificando que no hubiese nadie cerca. —¿Llevo los cigarros? —levanté las cejas repetidamente.

—Eso no se pregunta —sonrió agarrándome del brazo para dirigirnos al bosque.

Una vez estando entre los arboles recolectando ramas, hojas y flores, nos sentamos en un tronco que se encontraba entre dos rocas gigantes.

—Extrañaré tanto éste lugar —suspiró —Es increíble cómo pasa el tiempo. Tres años acá —volteó su cuerpo quedando frente a mí. —¿Lo puedes creer?

—Sí, el tiempo pasa muy rápido. Hay que aprovechar cada segundo que éste nos regala —me dispuse a sacar la cajetilla que se encontraba en el bolsillo de mi pantalón, para abrirla. —¿Un cigarrito? —la invité. Isabella sonrió con los dientes ante mi acción y sin hacerce reproches tomó uno.

—Leo... —habló derrepente.

—Dime —dije mientras inhalaba el humo del cigarrillo.

—Te quería pedir disculpas por lo de anoche —bajó su vista a sus manos. —Sé que me comporté de una manera inapropiada y me gustaría que eso no cambiara las cosas entre nosotras —dijo avergonzada.

—No te preocupes, son cosas que pasan —sonreí para luego correrle un mechón de pelo que le tapaba el rostro.

—No te quise incomodar —insistió. —No sé si fue el alcohol lo que me derivó a darte un beso o qué se yo, pero te juro que nunca antes en mi vida había besado a una mujer —me miró a los ojos apenada.

—Hey tranquila, no es nada del otro mundo —intenté alegrarla. —Por lo menos dime que te gustó —bromeé.

—Leo, por favor. Te estoy hablando seriamente y tú me sales con esto —se tapó la cara con ambas manos.

—Ya si era broma —reí. —Ven dame un abrazo o sino no te perdonaré —se despató el rostro para acercarse más a mí y rodearme con sus brazos.

—Te quiero mucho amiga, gracias por entenderme —me dijo mientras nos abrazabamos.

—Y yo a ti pequeña —la atraje más a mí.

Nos separamos producto de unos tosidos que se escucharon detrás de nosotras.
Apagamos rápidamente los cigarros para luego volvernos a la dirección de estos sonidos.

—Ah, muy bien chicas. Aparte de eximirse de la actividad, se vienen al bosque a entregarse amor —Juliane se cruzó de brazos con una seriedad en su rostro.

Eras, Eres y Serás Siempre Tú (COMPLETADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora