2. El chico computadora

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Buggie. No puede ser, buggie.

—Tranquilo... —susurró Will.

—¡Cómo quieres que esté tranquilo, no puedo estar tranquilo cuando me pasan estas cosas!

Estaba harto. Harto, de verdad. La rueda interminable de eventos catastróficos no se había detenido y no daba señales de detenerse pronto. Después de todo lo que me había pasado, todo parecía indicar que no había sido suficiente. Metafóricamente hablando, todos los disparos recibidos durante mi larga batalla habían hecho trizas mi escudo y me habían dejado indefenso ante cualquier ataque. Indefenso, vulnerable y sin fuerzas (ni ganas) para luchar.

Odiaba que ese tipo de cosas tuvieran que pasarme justo a mí, ¿qué la vida no podía buscarse otro juguete de prueba y dejarme en paz? ¿Acaso había hecho algo tan terrible como para merecer todo lo que me pasaba?

Desde el inicio mi historia había estado marcada por la calamidad. Bebé prematuro, niño asocial, para colmo gay (no era que fuera una maldición, pero me garantizaba prejuicios y rechazo por el resto de mi vida), para más colmo enamorado de mi mejor amigo, para súper más colmo ese amigo jugó conmigo, para súper ultra más colmo cuando por fin me disponía a ser feliz con él, alguien publicó nuestra relación, para súper ultra mega más colmo esa foto la descubrieron nuestros padres (lo que nos sacó del clóset a patadas), su exnovia resultó estar embarazada, murió en el parto estando a mi cuidado, a mi novio le hicieron dudar de su paternidad y la difunta madre de sus niños parecía haber revivido para atormentarme.

No veía por dónde todo aquello podía ser remotamente justo.

—Ethan, no va a pasar nada —intervino Johanna—. No creo que llegue a cumplir esa amenaza estúpida, y si lo hiciera tampoco importaría mucho... ¿recuerdas lo que te dije sobre Anderson, "visión política"? ¿Qué te podría decir?

—No es solo Anderson —articulé sin ánimos, sintiendo temblar incluso mis cuerdas vocales—. Ella era quien me llamaba así... pero no puede ser, porque ella está...

No comprendía cómo las personas que estaban frente a mí no encontraban todo el asunto perturbador y escalofriante.

—Eth... piensa en que el hecho de que ella te apodara así dejo de ser un secreto cuando lo dijiste frente a todos en el funeral —dijo Will—. Cualquiera pudo haberlo hecho. Además, si mal no recuerdo, ella desde mucho antes había hecho que mucha gente también te llamara así.

Ese detalle ni siquiera había pasado por mi cabeza. Había estado tan impresionado por los hechos fundamentales que no lo había llegado a considerar.

Comenzaron a quemarme las mejillas de pura vergüenza. Espíritus, fantasmas, bah. Maldita mente paranoica.

Y pensar que por un momento de inestabilidad había tenido la absurda idea de que me estaba enfrentando a una situación paranormal.

—¿Dónde... dejaron la nota? —cambié de tema rápidamente, revolviendo con nerviosismo bien disimulado el cabello de mi nuca.

—Sobre mi cama —exhaló Will—. Josh estuvo ahí todo el tiempo, pero dormía como piedra, no vio nada.

—¿Josh?

—Mi compañero de cuarto —explicó.

—Oh.

Con la mirada extraviada en un punto fijo me di cuenta de que en realidad desde que había iniciado el año escolar no había pensado en el compañero de habitación de Will. A tal punto me había concentrado en mi plan inicial de no darle crédito a nada que tuviera que ver con su existencia que desconocía varios detalles de él para el momento.

All I need is you III © [AINIY #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora