9. Notas

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El hecho de haber arreglado las cosas con Greg lo único que hizo fue relajarme y quitarle a mis sentidos el estado de alerta. Fue por eso que todo lo que pasó por el resto del día me tomó por sorpresa, desprevenido. Quizás las cosas se hubieran sentido un poco distintas si yo no me hubiera cruzado con mi amigo en la mañana.

Will recibió una nota nueva. La encontró regresando de clases, la habían deslizado debajo de su puerta y lo esperaba en el suelo, terrible e invitadora como el resto de ellas.

¿Ese pelirrojo no va demasiado a la biblioteca?
Yo que tú lo vigilaría...

El mensaje me desconcertó, pero me hizo pensar que nuestra teoría del daño sistemático había resultado ser cierta después de todo. Ya habían lastimado a Sophie y a Julie, al parecer era turno de Greg.

Encerrado en la habitación del rubio con él luego de que me hubiera llamado con urgencia para contarme de su descubrimiento, contemplé cómo paseó sin cesar por su habitación por casi cinco minutos seguidos pateando cuanto mueble u objeto se encontrara por el camino. Estaba furioso. Yo temía que él terminara explotando con el mundo si a mí se me ocurría pronunciar palabra.

Al final, el que habló primero fue él.

—¡Solo me distraje un rato, mierda, tenía algo que hacer! —exclamó.

—Tranquilo —siseé.

—¿Cómo lo hace? Dime, ¿cómo se las arregla para que todos estén desprevenidos cuando hace esto? —agregó blandiendo la nota frente a mí.

—¡No lo sé! —respondí—. ¡Si quieres una respuesta yo no la tengo; no lo sé!

Dio la vuelta bruscamente y le propinó un sendo puñetazo a la pared que le dejó los nudillos adoloridos y el semblante menos alterado.

—Josh ni siquiera estaba aquí —prosiguió en tono oscuro—. No había nadie. No pudimos ponérselo más fácil.

—Por favor, Will, tranquilízate.

Se quedó en silencio. De espaldas a mí, lo único que yo podía contemplar era su nuca y sus hombros subiendo y bajando a ritmo acelerado al compás de su respiración.

—¿A qué crees que se refiera esta vez? —preguntó en un tono más calmo.

—No estoy muy seguro. —Me encogí de hombros—. Quiere que dudemos de Greg, creo. Cree que así puede hacer entrar en pánico a todo el grupo.

—Solo que Greg nunca ha sido... muy amigo mío que digamos.

—Quizás piensa que por el hecho de estar con nosotros en el grupo lo es.

—O quizás... esta nota es un poco para ti también.

¿Por qué? ¿Porque Greg era mi mejor amigo y quizás una de las personas más importantes en mi vida? No quería aceptar que tenía algo de sentido. Sin embargo, no expresé mi preocupación y solo me dediqué a escuchar al contrario y a tratar de hacer que recuperase la compostura.

No pude hacer que se tranquilizara por lo menos en media hora, permaneció todo ese tiempo perjurando y disculpándose por su falta de control de la ira.

Finalmente, lo convencí. Era una estrategia de la que no habíamos hablado jamás, pero no estaba de más intentar.

En primer lugar, no le contaríamos nada a las chicas, ni a Greg, que era el aludido. No íbamos a preocuparlos antes de tiempo. En segundo, íbamos a ignorar las notas. A ambos nos enfurecía el hecho de que ese tipo se regocijara en nuestra ansiedad y nuestro nerviosismo, así que nosotros actuaríamos como si nada pasara, a ver qué ganas seguiría teniendo de hacernos la vida imposible si se daba cuenta de que no estaba dando resultado.

All I need is you III © [AINIY #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora