Al día siguiente, me aseguré de pasarme todas las horas que pudiera buscando a Greg con la hoja de papel doblada en ocho metida en el bolsillo, pero no lo encontré. Tuve que llegar a la conclusión de que me estaba evitando, como ya se le había hecho costumbre.
Necesitaba hablar con él, pero ¿cómo iba a hacerlo si él no quería verme ni en pintura?
—Si sigues con esa cara, tendré que declararte muerte cerebral —comentó Johanna.
Habíamos escapado del comedor y estábamos comiéndonos unos cuantos sándwiches (robados) en nuestro rincón especial del jardín.
—¿Cara de idiota? —pregunté, volviendo a la realidad.
—Efectivamente —confirmó ella.
—Lo siento, solo no dejo de pensar.
—¿Y en qué piensas?
Mi mano tanteó en contra de mi voluntad la nota guardada en mi pantalón. No le había contado a Johanna sobre ella y, por algún motivo, sentía que no debía hacerlo.
—En Greg —dije, sin embargo—. Me gustaría hablar con él, pero... supongo que él no quiere hablar conmigo.
—Vaya, ¿entraste en razón? —opinó la castaña.
—Solo quiero aclarar algunas cosas.
—¿Entonces sigues pensando que él fue quien hizo todo eso? —Puso los ojos en blanco.
No. Lo peor era que había una parte de mí que se aferraba a la idea de que había otra explicación, pero no quería dejarme cegar por mis sentimientos como ya lo había hecho en el pasado, así que estaba haciendo mis mayores esfuerzos por ignorarla. Will lo había dicho: a veces la verdad era muy difícil de creer.
—No tengo ningún otro posible sospechoso —admití, sin ánimos de ser regañado.
—Bueno, allá tú. De todos te darás cuenta alguna vez.
—Hablemos de otra cosa, ¿sí? —dije por mero compromiso. En mi mente seguía repasando un par de los versos que se me habían quedado grabados en la retina.
—Pues hablemos de que algunas personas me siguen preguntando por el puto video —se quejó, dejándose caer de espaldas en el césped.
Me volví hacia ella. Por un rato no tan breve lo había olvidado por completo.
—¿En serio?
—Pero en buena onda —aclaró—. Es decir, lo preguntan en serio. Preguntan dónde los conseguí y eso. Es tierno.
—Y... ¿en dónde los conseguiste? —pregunté involuntariamente.
No fui consciente del significado de esa frase hasta que la hube dicho.
Cuando me volví hacia Johanna, ella ya me estaba mirando con una sonrisa maternal.
—Hablando de ternura —sonrió.
—¿Qué?
—Te pusiste nervioso —añadió, golpeando con suavidad mi hombro izquierdo.
—No, yo...
—Ahora que lo pienso, Ashburn, en todo el tiempo que llevamos siendo amigos jamás hemos hablado de sexo.
Sentí cómo mi cara ardía en llamas y abrí los ojos de par en par.
Johanna se carcajeó con toda placidez.
—Podría pasar horas viendo esa cara —rio.
—No es gracioso —gruñí por lo bajo.
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All I need is you III © [AINIY #3]
RandomEthan se dará cuenta de que los problemas no han acabado... y que tal vez no acabarán jamás. *** Inicia la segunda mitad del último año. Cualquiera diría que los problemas han tenido que acabarse después de todo lo que ha pasado, pero en realidad so...