16. Captura y rescate

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–No creo que sea el momento.

No era el momento y probablemente no lo sería nunca.

Me encontraba en la enfermería junto a Johanna. Yo me hallaba tendido en una camilla y ella estaba sentada en un banquito junto a ella, con mi mano entre las suyas.

Me había arrastrado prácticamente hasta ahí. Antes de eso, me había encontrado hecho un ovillo en mi cama y me había preguntado si estaba bien. Al yo decirle que sí en un muy mal intento de disimular mi voz quebrada, se había acercado y me había levantado la camiseta hasta la altura de la clavícula aunque yo hubiera tratado de ocultar mi vientre con mis brazos. Lo que vio ya era un moretón propiamente dicho.

No había querido hablarme hasta que ambos hubimos llegado a la enfermería. Solo ahí me confesó que se había enterado del incidente por alguna especie de rumor que había oído. Había ido a contárselo a Anderson inmediatamente (este había sancionado a Frank y el resto de matoncitos con alguna especie de trabajo comunitario) y luego había ido a buscarme para preguntarme si pasaba algo. Me había preguntado por preguntar, porque ella ya lo sabía perfectamente.

–Ya sé que no es el momento ahora... solo quería comentártelo, es en dos semanas.

Hablaba de lo que me acababa de proponer. Me lo había comentado ni bien habíamos llegado de las vacaciones, pero no me había dado una fecha exacta hasta ese momento. Había una fiesta. Una fiesta del club al que se había unido hacía ya un buen tiempo. Una fiesta de orgullo LGBT por primera vez dentro del internado. Estaba muy emocionada.

–Lo sé– respondí, tratando de no sonar muy grosero.

–Es en dos semanas aún– insistió tímidamente–. Por si cambias de opinión. Por si las cosas mejoran, me refiero.

El asunto era que yo no sabía cuándo iban a mejorar las cosas. Primero estaba lo de Greg, que probablemente me odiaría por el resto de su vida por haberle sido tan desleal. Luego estaba lo de Frank. No lo conocía, pero Frank no parecía de las personas que se toman castigos a la ligera. No dudaba haberme ganado un enemigo. También estaba lo de Will, además. Apenas habíamos hablado los últimos días. Sabía que no dejaríamos de estar juntos por una pelea (nadie deja de ser el novio de nadie por no hablarse durante unos cuantos días a causa de una discusión), pero me confundía mucho la situación. No me sentía tan afectado como antes, eso debía admitirlo. Hacía un año, cuando apenas me había reencontrado con Will después de años de no vernos, cuando nadie sabía que era gay, cuando pasaba desapercibido y nadie se burlaba de mí, quizás me hubiera echado a llorar y hubiera caído en depresión por el simple hecho de no hablar con Will. Pero era una persona distinta. Me sentía como tal, más bien. No podría atreverme a decir que había madurado, pero pensaba muy diferente ahora que había cumplido los dieciocho. No sabía que se podía cambiar tanto en un año.

–Prometo pensarlo– le dije, solo para que se diera cuenta de que en serio me importaba.

Me sonrió cálidamente y apoyó su barbilla en mi mano por un instante.

–Sería muy importante para mí que estuvieras ahí, ¿sabes?– casi susurró–. He aprendido mucho en lo que llevo ahí.

–¿Ah sí?– acomodé bien la cabeza en la almohada.

–Sí... cosas que no sabía. Me han enseñado mucho sobre la comunidad LGBTIQ que yo no sabía.

Me sorprendí. No conocía a nadie ajeno a las chicas del grupo que estuviera abiertamente a favor de la comunidad, mucho menos a alguien que estuviera mejor informada que la mismísima Johanna. Realmente conocía muy poco de mi entorno.

–¿Por ejemplo?– pregunté.

–Lo de pasivos y activos– me contestó, luego de meditarlo un poco–. Es una mierda. Eso no existe, catalogar así a las personas es como darle a alguien el rol definitivo de "dominante" o "dominado". ¿No te parece asqueroso?

All I need is you III © [AINIY #3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora