All I need is you III © [AINIY #3]

11. Falta de acción

Greg no estuvo con nosotros en el almuerzo al día siguiente. A mí no me sorprendió.

Me senté en mi silla habitual a la hora del almuerzo y el asiento que le pertenecía, el que estaba entre Jase y yo, estaba vacío.

Me mordí el labio y un peso incómodo cayó dentro de mi estómago. No podía pensar en algo más que en el momento en que todos comenzaran a preguntar en dónde estaba. Porque no, no le habíamos contado a nadie lo que habíamos descubierto. Nadie sabía que Greg era el culpable. Todos seguían con sus vidas, pensando que seguíamos en la oscuridad, sin saber quién había sido el causante de todo lo que había pasado. Yo había querido contárselo a Johanna, pero al final no había tenido el valor. Sabía que a nadie le vendría bien la noticia. Además, después de todo, Greg había sido un buen amigo mío por un largo tiempo. Creía que le debía el hecho de conservar su anonimato y olvidarlo todo como si hubiera sido un mal sueño.

Me había costado convencer a Will de darle ese beneficio, de hecho. Él había querido contárselo a todo el grupo desde el momento en que habíamos abandonado mi dormitorio ese día, pero terminó cediendo solo para darme a mí un poco de paz.

Aunque, claro, eso era lo que menos tenía por esos días. Me sentía ansioso, tenso. Tal vez el problema hubiera terminado, pero yo presentía que para mí acababa de empezar.

—Hey, ¿y Greg? —me preguntó Johanna, sentada frente a mí.

¿No decía?

Me encogí de hombros y evadí su mirada.

Pensé que no habría más preguntas sobre el tema hasta dentro de algunos días, pero ese mismo día, durante la cena, Johanna se volvió a sentar de forma deliberada junto a mí.

—¿Qué hiciste? —inquirió severamente, sin mirarme.

Miraba a los demás, distraídos como estaban en sus propios asuntos.

—¿Qué hice de qué?

—Greg no estuvo aquí en la tarde, así que hablé con él, ¿y qué crees que me dijo?

Tragué saliva, mirando a Jade terminar su cena, distraído.

—Ashburn, ¿cómo pudiste hacerle una cosa así a tu amigo?

—No lo hubiera hecho sin pruebas y tú lo sabes bastante bien. —Me volví por primera vez hacia ella y me arrepentí de haberlo hecho.

Su mirada me quemaba.

—Siempre debe haber una explicación, ¿o él no tenía una?

—Bueno, él no pudo...

—Exacto. Ni siquiera lo dejaron terminar de explicarse. De Will me lo esperaba, es impulsivo y no piensa cuando está enojado, ¿pero tú? Estoy muy decepcionada de ti, Ashburn.

Se me hizo un nudo en la garganta y tuve ganas de llorar. Me sonaba irónico que las personas a las que más amaba tuvieran tal facilidad para lastimarme.

Si ella creía que no me cuestionaba a cada minuto del día acerca de lo que había hecho con Greg, estaba muy equivocada. Tenía dudas, más de las que quería admitir, pero la evidencia era incontrovertible. No podía defender lo que no era posible defender.

—Yo tampoco quisiera que fuera cierto... —balbuceé, tratando de que el nudo en mi garganta no me hiciera perder la compostura—. Pero...

La expresión de Johanna se suavizó y me lanzó una mirada compasiva que anunciaba una tregua. Me rodeó con sus brazos y apoyó su cabeza en mi hombro, permitiendo que nos recargáramos uno en el otro.