All I need is you III © [AINIY #3]

10. Culpable

No.

No, Ethan.

Piénsalo, él es Greg, él no lo haría.

Mientras, petrificado por completo, miraba el cabello enredado en el metal que caía al suelo con lentitud y placidez, muchas cosas pasaron por mi cabeza como relámpagos cegadores.

Las notas. Las amenazas. Las ausencias, las excusas, las mentiras.

Yo que tú lo vigilaría.

No, no era posible. Él era pelirrojo también, hubiera sido perfectamente lógico que se hubiera cortado el cabello él mismo.

Aunque la longitud del cabello me decía otra cosa. Él jamás había tenido el cabello tan largo, no se lo había dejado crecer al punto en el que la hebra del suelo se encontraba.

Ese cabello le pertenecía a Jade y había estado en las tijeras antes de que él se ofreciera a arreglárselo.

No, no podía ser, me negaba a creer que las piezas estuviesen encajando tan a la perfección.

—¿Estás bien? —Al volverme me di con Will mirándome con ojos cautelosos.

Mi respiración esta cada vez más acelerada y estaba hiperventilándome casi sin notarlo. Al mirarlo a él me puse a pensar por primera vez en el aspecto que yo debía tener en ese instante.

—Ashburn, estás pálido —acotó Johanna—. ¿Qué tienes?

A juzgar por lo que había en mi cabeza, debía verme como un muerto viviente.

Greg se había vuelto a verme también, pero yo no podía apartar la mirada de las tijeras en su mano. Me había vuelto incapaz de mirarlo a los ojos.

—Yo... yo tengo que irme —balbuceé hacia nadie en particular.

Y antes de que alguien tuviera la oportunidad de preguntar, salí de la habitación y eché a correr.

"¿Ese pelirrojo no va demasiado a la biblioteca?"

Por supuesto, la biblioteca siempre le había parecido el mejor lugar para estudiar, ¿pero yo podía estar seguro de que había estado ahí? Después de todo era un hecho que hasta hacía muy poco habíamos estado inexplicablemente distanciados y no le había seguido la pista a su rutina por completo...

Alejándome cada vez más de los edificios de las habitaciones, mi mente se situó en el día de la primera nota que Will había encontrado en su habitación. La había hallado al regresar de la clase de danza en la que todos habíamos estado... excepto Greg. Él había estado en la enfermería... o por lo menos eso había dicho. Había dicho que se había sentido mal y por eso no nos había acompañado.

Bien, esa era solo una coincidencia, tenía que serlo.

¿Y esa misma tarde en que había encontrado al pelirrojo en la puerta del rubio? ¿Qué estaba haciendo ahí? Recordando un poco, yo mismo se lo había preguntado, pero él no había llegado a contestarme. Tan nervioso, tan alerta. Y luego se había marchado del comedor al que yo lo había llevado diciendo que había quedado con alguien y me hablaría luego, la nota había aparecido no mucho después de eso.

Oh, Greg, ¿por qué?

Luego de un rato de haber estado corriendo sin rumbo fijo, me detuve tras el huerto de Mike, justo tras el arbusto de las fresas. Mis pulmones estaban a punto de estallar por el esfuerzo y mis piernas ardían en llamas. Me arrodillé sobre el césped y me sostuve con ambas manos, recuperando el aliento.

Mi mejor amigo...

Era frustrante, porque mientras más me empeñaba yo en defenderlo, más argumentos hallaba mi mente para culparlo.