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MAGNUS.

Sentía que todo dentro de él se estaba prendiendo fuego, estaba sintiendo un dolor sofocante, Ragnor, su amigo, estaba muerto y había sido culpa de aquella pareja.

No estaba pensando con claridad y lo sabía, quería matarlos con sus propias manos, pero estaba con Jace, un niño quien no sabía cómo agarrar una espada sin mirarle con confusión, contra dos guerreros de la luna también.

Habían pasado años luchando contra los guerreros oscuros, luchando espalda contra espalda para ganar y no dejar que hicieran daño a la señora luna ¿Qué había cambiado? Estaban en una misión y solo lo que habían hecho aquella pareja fue dar desgracias a todos.

—Han matado a Ragnor— dijo Magnus.

Mientras se colocaba delante de Jace y cerca del cuerpo de su amigo, no podría volver a ser estrella, le había matado con un arma oscura, solo moría como un humano más y no podría caer como solían hacer cada guerrero cuando uno fallecía, Ragnor había tenido una muerte sin gloria.

— ¡Han matado a Ragnor!— gritó Magnus.

Sintiendo como comenzaba a sollozar, Tessa no se movía, no decía nada, solo sonreía.

— ¿Por qué hicieron esto?— preguntó con dificultad— ¡¿Por qué?!

Vio cómo Tessa limpiaba su traje negro sin sentir un poco de remordimiento hacia la situación.

— ¿Acaso no estás ya cansado de dar todo por tu luna y no recibir nada a cambio?— preguntó Tessa— Nosotros luchamos por ella tanto tiempo ¿Y que recibimos? Will fue capturado y convertido en un oscuro y tú luna no hizo nada.

Magnus comenzó a apretar el puñal de la espada, habían hecho el mismo luto por aquel muchacho, sentían el mismo dolor.

—Pero no tenían porque matar a Ragnor o a Raphael.

—Mientras menos guerreros tenga, será más fácil derribarla.

El moreno miró a Jace, podía ver su preocupación por Alexander, y sin poder negarlo también estaba preocupado por el chico de ojos azules, pero no podía pensar cuando los asesinos de su amigo estaban frente a él.

—Ustedes no merecen, ni merecían, estar al lado de la luna.

Tessa y Jem dejaron de sonreír y alzaron las armas ofendidos, para comenzar a correr hacia su dirección, Magnus se preparó para defenderse, tiró a Jace al suelo y comenzó a luchar, era uno de los mejores guerreros, tenía especialidad en estas cosas y la pareja lo sabían, trató de evitar las espadas mientras buscaba algún escape.

Un grito desgarrador se escuchó en el bosque, dejaron de pelear y Magnus miró a Jace como auto—reflejo, pero este no había sido.

—Alexander— susurraron al unísono.

Pero no fueron los únicos en escucharlo, la pareja también susurraron otro nombre.

—Sebastián.

Ellos salieron corriendo para adentrarse a la arboleda mientras que Magnus sostenía a Jace que trataba de correr también en esa dirección.

— ¡Suéltame!

El moreno había caído en cuenta cuando la pareja habían dicho el nombre del otro chico, la luna le había ayudado y ni Tessa ni Jem lo habían notado.

—Cállate, Alexander está bien— dijo Magnus— es obra de la luna.

Lo soltó cuando esté se calmó, se arrodilló a lado del cuerpo de Ragnor mientras sacaba su estela y la pasaba por la marca de la luna, en la palma de su mano sintiendo como las lágrimas bajaban por su mejilla.

—Atque ave vale mi querido amigo.

Comenzó a sollozar.

— ¿Qué fue ese grito?— preguntó Jace.

—Las personas escuchan el grito de la persona quién más quiere—dijo Magnus— es forma de distracción.

Se paró sacudiendo su ropa, cuando vieron a alguien corriendo hacia ellos. Sebastián.

— ¿Jace estás bien?— preguntó el chico.

El moreno solo se quedó viendo la escena, Jace le miró y después al chico de pelo plateado.

—E-Eres un asesino— susurró Jace.

—N-No, no Jace, no lo soy— dijo Sebastián.

Quién trataba de acercarse al chico rubio.

—Huye, vete de aquí, estás en problemas— susurró Jace.

Magnus los miró sorprendido, Sebastián tenía una mirada, como si algo dentro de él se rompiera, el moreno sabía que estaba pasando por dentro, había escuchado el grito de Jace.

— ¡Vete!— gritó Jace.

Viendo como el chico de pelo plateado corría dentro de la arboleda, no dijeron nada, Magnus se quedó callado, no iba a opinar de lo sucedido, solo se quedaron ahí, mientras que el miraba a la luna pidiendo bienestar para ellos.

—Jace, Magnus ¿Están bien?

Miraron como Alec venía cruzando las arboledas, agitado. Nunca se había sentido tan bien como cuando había susurrado las palabras, Alexander estaba bien.

Pidiéndole a la luna. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora