Había observado la casa disimulando ver otra cosa para que las personas no le mirarán lo que hacía, había cuadros colgados donde la luna estaba dibujada, otros donde una mujer con vestimenta blanca estaba pintaba frente a personas con vestimenta grises, estaba fascinado y creía que estaba un sueño, otro de los cuadros estaba la misma mujer solo que a su lado, compartiendo miradas, habían una mujer con vestido negro, se pellizco para tratar de salir del sueño.
—Prometo que se sentirán cómodos aquí—dijo la Mujer—Soy Tessa y mi esposo es James, pero pueden decirle Jem.
Todos asintieron para ver como el mismo hombre que los había recibido aparecía por la puerta.
—Y yo soy Ragnor, espero que sepan que estoy para lo que necesiten—dijo el hombre— ¿Quieren comer?
Ninguno quería hablar, todos querían ir a descansar del largo viaje.
—Queremos dormir—dijo Jace.
—Está bien, es entendible, han caminado mucho—dijo Tessa— las habitaciones están arriba, pueden elegir el que quieran.
Comenzaron a subir con sus equipajes para dirigirse por un pasillo.
—Esto es el infierno—dijo Jace.
—No digas eso, puede ser divertido estás aquí—Respondió Sebastián.
Alec mientras tanto miraba el lugar, ni su casa era tan grande como la que estaba recorriendo, ninguna casa por la cual había pasados era igual, esta era mágica. La puerta de una de las habitaciones se abrió y de ahí salió el mismo chico que había estado tapado en la sala, está vez llevaba una ropa no muy normal y su pelo caía por sus hombros, se veía raro.
—Bienvenidos.
El ojiazul sintió como Jace lo agarraba del brazo y se lo llevaba para seguir por los pasillos, sintiendo como Sebastián lo seguía detrás, miró con molestia a su amigo, no debía ser tan descortés.
—Se amable Jace—lo retó Alec.
—No los conocemos— dijo Jace— ¿Y si nos quieren matar?
—Tessa dijo que la luna la había enviado por nosotros.
Los dos volvieron la cabeza hacia atrás para ver cómo Sebastián se sonrojaba.
—Elige una habitación—dijo Jace— y vete.
El chico rubio frunció el ceño y se alejó para entrar a una habitación, después Jace abrió otra puerta y entró para tirar sus pertenencias ahí, mientras que Alec abrió la puerta de al frente y dejó las cosas en una orilla.
—Creí que íbamos a compartir cuartos—dijo Jace.
—Hay que tener espacio personal, ya no estamos en aquel lugar—dijo Alec.
Jace sonrió para volver a su habitación.
En el anochecer Alec no se podía dormir, debía agradecerle a la luna haber escuchado sus súplicas cuando deseaba salir de aquel lugar, ahora estaban en una casa, en un hogar.
La habitación era normal, parecía la de un hotel, tenía su baño individual y una cama bien arreglada, se acercó a la ventana y la observó ¿Cómo es que los libros explicaban de ella como un satélite? Si cada vez que pedía algo ella lograba dárselo.
—Gracias señora Luna, por escucharme.
Y volvió a ir a la cama para poder descansar.
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Pidiéndole a la luna. •Malec•
Fiksi Penggemar||Malec|| Todo dependía de la luna, si quería cumplir el deseo de Alexander y no llevarlo a su propia muerte. Publicado en el: 2017