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Alec.

Despertó con un dolor de cabeza, su mala manera de dormir había hecho que todo su cuerpo también doliera. Al parecer el auto iba en silencio y cuando preguntó si estaban bien, todos respondieron con aceptación.

Miró la carretera, al parecer aún seguía en Idris ¿Que tan grande era ese lugar? La carretera de tierra, los árboles a cada lado del lugar, el sol en lo alto.

— ¿Tú cómo estás?

Miró a la muchacha que manejaba, no le interesaba como estaba, era buena chica, pero su inseguridad seguía ahí, dentro de él.

— ¿Yo bien y tú pequeño Ali?

Alec rodeó sus ojos molesto mientras se dedicaba a acomodarse en su lugar.

—Me llamó Alec— musitó.

La chica sonrió mientras dejaba que sus dedos se movieran en el volante mostrando un pequeño tamboreo de una canción lenta.

—Estoy bien Alec.

—Deberías manejar más rápido ¿No es que estamos tratando de desaparecer de aquí?

Trató de respirar hondo y no levantar la voz a aquella muchacha, había confiando en que cuando despertara iban a estar lejos, pero al parecer, por razones que él quería saber iban lento.

—Estoy dejando que se despida— contestó.

Todos en el auto la miraron confundido, excepto Jace que iba distraído mirando por la ventana.

— ¿Qué?

Isabelle movió la palanca de cambio y aumentó un poco más la velocidad, sin evitar darle una ojeada hacia atrás, Alec miró por todas las ventanas al igual que Magnus buscando eso que la muchacha había dicho, hasta que lo vio por la ventana de Jace, por entremedio de los árboles se veía a Sebastián correr mientras su mano estaba levantado en forma de saludo.

— ¡Jace! — gritó indignado.

Su amigo le había estado mirando todo este tiempo y no había dicho nada, vio cómo el rubio se volteaba a mirarle con el ceño fruncido, no le gustaba ser gritado.

— ¿Qué?

Alec a ver a su amigo así, dándose cuenta de su error, respiró hondo, miró a los otros dos compañeros de auto que al parecer parecían haberse quedado sordos y mudos y volvió a mirar a su amigo, está vez más calmado.

— ¿Por qué no me dijiste que ese monstruo no está siguiendo?

Jace solo levantó sus hombros quitándole importancia a toda la situación.

—Es Sebastian, no un monstruo— contestó este— y aunque pienses que nos vamos a deshacer de él, estás equivocado, nos seguirá.

— ¿Cómo eres capaz de decir eso cuando esa cosa mató a Raphael? — preguntó Alec ofendido.

El ojiazul miró como su mejor amigo le temblaba sus labios y sus ojos se iluminaban conteniendo las lágrimas.

—Y yo lo mate a él.

Se dio vuelta otra vez hacia la ventana y se negó a hacer caso a los llamados que Alec le hacía. Este se volvió a acomodar en su lugar, mientras apretaba sus manos en puño.

—Odio que me mientan, odio que me oculten cosas— musitó Alec— ¡lo odio!

Miró a la chica que estaba manejando y observó cómo sus manos se apretaba en el volante haciendo que Alec mirará a Magnus, este alzó sus hombros para llevar sus dedos a su boca y comenzar a morder sus uñas.

— ¿Qué te sucede a ti? — le pregunto a Isabelle.

Volviendo hacia adelante.

—Nada— dijo la muchacha.

Acelerando un poco más, haciendo que Magnus dejará escapar un gritito ahogado.

—Si te ocurre algo— afirmó— di ya lo que quiere decir ¿Me odias por lo que he dicho? Hazlo, no me gusta esto, no me gusta que me mientan, he aprendido que ser honesto es algo que me agrada, si me mienten, entonces rompen algo en mi.

La chica sonrió.

—Todos tienen una razón para mentir, para ocultar algo— respondió Izzy— y no puedes odiar por eso, ponte en el lugar del otro.

La miró con su ceño fruncido ¿Qué estaba ocultado esta chica? ¿Por qué sentía que todos sabían cosas y se le ocultaban?

—Di lo que sabes Isabelle.

La chica dejó escapar un gruñido y asintió.

—Soy tu hermana Alec— dijo— soy Isabelle Lightwood.

El chico sintió como algo ardía en su brazo donde la marca estaba.

Pidiéndole a la luna. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora