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Cuando se levantó sintió algo extraño en su habitación, como una energía de pesadez, encontró a Jace durmiendo en el suelo con los brazos estirados y la boca media abierta dejando escapar un hilo de saliva, Alec con la pierna izquierda le pegó un golpe suave en la costilla para despertarlo, pero solo lo escuchó quejarse.

—Jace—lo llamó Alec.

Este se dio media vuelta mientras dejaba escapar un ronquido, rodeó los ojos y trató de levantarse de la cama, entonces se sorprendió a ver una luna negra a media terminar en su brazo, trató de borrarla pero no pudo, caminó hasta los baños y trató de restregarle, pero falló.

— ¿Qué sucede?

Alec saltó mientras dejaba escapar un insulto y veía a Magnus por la ventana.

— ¿Qué estás haciendo?

Magnus solo llevaba pantalones y cerca de su clavícula una luna blanca entera, este se quedó sentado en la ventana.

—Estoy tomando sol.

Alec siguió con el intento, no le gustaba aquello, no le gustaba esa marca.

—Oye, enserio me preocupas— añadió.

Entonces el ojiazul le mostró el brazo donde la marca no se había movido mientras sentía los ojos llenarse de lágrimas.

—Esto es malo, muy malo.

Pudo notar una mirada por parte del moreno, pero después se esfumó.

—S—solo es una marca de una luna— dijo con dificultad Magnus.

Alec comenzó a negar mientras apretaba los labios.

—No, la luna es blanca, esta es negra, una media luna negra.

—P—Pero la luna solo alumbra por el sol.

Alec dejó escapar un silencioso llanto, entonces Magnus lo agarró de los hombros para que se calmara.

—Iremos a hablar con Ragnor.

— ¿Alec?

Los dos miraron hacia la puerta que estaba media abierta, Magnus se fue por la ventana, mientras que Alec se secó las lágrimas y salió, Jace estaba tapado con sábanas mientras le mostraba la misma marca, solo que él tenía en su cuello.

—Anoche me desperté y sentí esto, tengo miedo Alec—susurró Jace—no me imagino despertarme a la noche y hacerme un tatuaje por mí solo.

Alec se acercó hasta él y le tapó la boca, mientras le mostraba la marca de su brazo.

—Trata de controlarte Jace, encontraré una solución para esto.

Pero al parecer el rubio no le hizo caso y comenzó a sollozar, Alec destapó su boca y comenzó a chitar para hacerlo callar.

—Debemos irnos de aquí Alec.

La puerta se abrió y por ella entró Tessa con Jem a su espalda, Alec antes de mirar la puerta le hizo una seña con sus ojos para que no dijera nada, y después volteó.

— ¿Qué sucede aquí?—preguntó Tessa.

—Jace extraña a Clarissa, nada importante—dijo Alec.

Mientras se dedicaba a levantarse y llevar sus manos atrás de su espalda para que la marca no se viera, la mujer entró mientras se arrodillaba al frente del rubio y acariciaba su rostro.

—Mi pequeño niño, creí que te adaptaría a este lugar, a nosotros.

Alec miró a Jem mientras trataba de no demostrar que podía entender la indirecta, desconfiaba de ellos ahora, tenía que saber que pasaba detrás de todo esto, y solo Ragnor y Magnus lo sabían.

—Me quiero ir—susurró Jace— quiero irme al orfanato.

Vio como la mujer se paraba y después de dedicar una pequeña sonrisa cínica.

—No podrá ser, ninguno podrá irse de aquí, lo siento.

Y se fueron de la habitación cerrando la puerta, dejándolos solos, Alec se acercó a la puerta y miró por la cerradura viendo que seguían ahí y volvió hacia atrás para hacerle una seña de silencio a su amigo.

—Tendrás oportunidad de ver a Clarissa otra vez Jace, no te pongas tan mal—dijo Alec.

Vio cómo Jace secaba sus lágrimas.

—Ahora párate, iremos a dar un paseo.

Volvió a acercarse a la puerta para mirar y ya no estaban, la abrió mientras hacía seña a su amigo de que le siguiera.

—No te separes de mí—susurró Alec.

Alec iba adelante mientras caminaba hasta la habitación de Raphael y golpeaba.

— ¿Qué hacemos aquí?—preguntó Jace.

—Calla.

— ¿Crees que el también...?

—Todos—interrumpió Alec—todo.

Pidiéndole a la luna. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora