(25)

235 39 26
                                    

Todo había fracasado, su primera vez había sido un fracaso como toda su vida, eso se decía Alec, el primer intento no había hecho más que el auto pegará un bombeo y se apagará casi pegando su cara con el vidrio del parabrisas, pero la risa de Isabelle le había inculcado a volver intentar, la segunda casi choca de frente con un árbol si no hubiera sido por el volanteo de la chica, y la tercera, cual debía ser la vencida, solo había hecho que enterrará el auto.

—Maldita sea— musitó Alec.

Quién estaba junto a Jace tratando de mover el auto, mientras Isabelle estaba en el volante y Magnus estaba adentro, porque no se quería ensuciar.

—Es bonita—dijo Jace— parece que le agradas.

Alec comenzó a hacer más fuerza.

—No le agrado—contesto Alec—solo es cortesía.

Quería terminar lo que él había causado e irse de una vez para que toda la atención que tenía se esfumara.

—Creo que hay más—dijo Jace— ¿No te gustaría investigar?

Alec se detuvo mientras le miraba, su amigo no sabía mentir.

— ¿Sabes algo que yo no?

Vio cómo su amigo negaba.

—Apuren muchachos— gritó Izzy desde la ventana.

Volvieron a hacer fuerza, para sentir como las ruedas del auto hacían fuerza.

—No, no sé nada.

El auto se movió hacia adelante haciendo que los dos cayeran al barro, Alec no pudo dejar de insultar.

Cuando entraron al auto, Alec negó hablar con algunos de ellos, quería estar en silencio con el mismo y pensar, había tenido que madurar a tan temprana edad, no podía acordarse de cuando había sonreído, de cuando había dicho algo tierno, de que se le había dado por cortejar a alguien, solo estaba conviviendo con sus traumas que cada vez aparecía una vez más.

Alzó su brazo y le miró, la marca seguía igual de cómo se había modificado, la marca negra estaba sobrepasando la blanca y le preocupaba, prefería morir a irse al lado malo.

—Ups.

El chico pestañeo sorprendido cuando un dedo tocó la marca, le miró molesto a la muchacha.

—No me toques, no me gusta.

La chica sonrió y señaló la marca, a quejas el ojiazul miró, encontrando que su marca estaba equilibrada otra vez.

—De nada.

Alec le miró de mala manera y bufó.

—Podía hacerlo solo— musitó.

Mientras volvía su mirada a la ventana, las mujeres en su vida no era algo bienvenido y no podía cambiarlo de un día a otro, la chica de su lado parecía ser buena persona pero no podía confiar, le costaba hacerlo.

—Es tan encantador—dijo la chica— no tiene pelos en la lengua, me gusta.

Esta vez no dijo nada, trató de relajarse y dormir, descansar un poco para poder deshacerse de todo el peso que tenía encima por un rato.

—Izzy— dijo Magnus— dale su espacio.

—No he dicho nada— respondió la chica— ahora callados, Alec quiere descansar.

El ojiazul dejo escapar una queja por aquello, no necesitaba que dijera eso.

—Puedo dormir con ruido.

—Claro que no, cuando hay mucho ruido aprietas tus ojos y frunce tu nariz— dijo Isabelle.

—Deberías meterte en tus cosas y no observar mis expresiones.

— ¡Cállense los dos!— gritó Jace— tengamos un viaje en paz.

Alec pudo sentir un golpe en su cabeza que lo tomo por sorpresa, se quejó.

—Compórtate con la dama.

No pudo evitar reír a la confianza que Magnus había tomado para aquello.

—Su risa es tan contagiosa— opinó Izzy.

Y el momento para Alec se acabó cuando escuchó aquello.

Pidiéndole a la luna. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora