Después del incidente que había tenido con Justin, todo volvió a la normalidad así que una vez terminado mi turno regrese al departamento. Marie estaba encerrada en su habitación y yo fui directo al mío dejándome caer sobre la cama, mis ojos comenzaron a pesarme y a cerrarse solos hasta que mi querida amiga irrumpió en mi cuarto.
-¡_____! Tienes que ver esto – anunció subiéndose a la cama, a mi lado. Puse los ojos en blanco.
-Marie no sé si lo notaste, pero ¡quiero descansar! – exclame irritada.
-Estaba viendo departamentos, y este me encanto, tienes que verlo – dijo haciendo caso omiso de mi pedido. Solté una risita y tuve que incorporarme en la cama.
-Déjame ver – dije tomando su computadora. Era un departamento bastante amplio y… caro. - ¿Estás loca? Es mucho dinero.
-_____ te dije que iba a ganar mucho dinero, podemos pagarlo – contesto. Fruncí el ceño.
-Aun así no sería justo, tú pondrías más, yo no tengo para pagarlo – insistí. Rodó los ojos.
-No importa, tú puedes no se comprar la comida o yo que sé, el dinero ya no es problema -
Replico. Pero aun así, no quería aprovecharme de ello. Me gustaba sentirme útil, independiente y no mantenida.
-Aun así…
-_____ piénsalo, podemos ir a verlo uno de estos días, créeme si no quisiera comprarlo ni siquiera lo veríamos – dijo.
-De acuerdo, vayamos el sábado – acepte. A lo mejor podríamos arreglarnos de alguna manera.
-Genial, entonces te dejaré dormir, descansa – dijo luego de besar mi mejilla. Salió de mi habitación, me coloque la pijama y sin más ni menos me deje caer sobre la cama fundiéndome en una profunda oscuridad.
…
-Apúrale _____ - grito Marie desde la sala de estar, esperando a que terminara de alistarme. Era sábado, y hoy iríamos a ver los departamentos, solo sería preguntar presupuestos y echarles un vistazo.
-Ya, ya termine – conteste saliendo del cuarto. Salimos juntas, cerrando con seguro todo. El taxi ya nos esperaba abajo, entramos en él y partimos a una de las zonas más caras de los ángeles. Durante el recorrido, no podíamos parar de mirar los grandes departamentos y casas que pasaban a nuestro alrededor, era un sueño pensar que podíamos vivir en estos lugares. - ¿Estás segura que podemos pagar esto?
-Claro que lo estoy, ____ soy bailarina de Justin Bieber – dijo con evidente obviedad, como si ser su bailarina fuera sinónimo de riqueza.- Aquí está bien, vamos.
-¿Aquí? – pregunte admirando la zona en la que nos encontrábamos. Bajamos del taxi, y no podía dejar de mirar todo a mi alrededor era fantástico.
-Vamos – indico caminando hasta el edificio que estaba ante nosotros. Entramos en busca de la recepcionista.- Disculpe, queremos ver los departamentos disponibles.
-Por supuesto, un momento por favor – respondió. Cogió el teléfono un momento y luego colgó.- En un segundo vendrá uno de nuestros vendedores de bienes raíces, y las atenderá.
-Gracias – respondimos ambas al unísono. Unos segundos más tarde un rubio de ojos miel, se acercó a nosotras con una sonrisa radiante.
-Buenos días señoritas, vengan conmigo – indicó dirigiéndonos al elevador. Las puertas se abrieron, y pasamos al interior, estás se cerraron y el hombre marco el número 11. – Mi nombre es Marcus, voy a mostrarles el departamento.
-Ella es ____, yo soy Marie, y estamos ansiosas por verlos – contesto Marie con una sonrisa resplandeciente. El elevador se detuvo, las puertas se abrieron y salimos a un pasillo bastante amplio tapizado de alfombra, había solamente dos puertas de esquina a esquina.