¢αpιтυℓσ ѕιєтєf

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Y salí del departamento rodando los ojos. Abajo me esperaba Kay, recargado en su auto con su celular en mano, cerré la puerta del departamento y camine hasta él, su mirada se elevó al escuchar mis zapatos sobre el cemento.

-Buenos días – saludo con una sonrisa en sus labios que no dude en corresponder. Me acerqué a besar su mejilla, me abrió la puerta.

-Buenos días – dije entrando. Partimos rumbo a la universidad, nuestra plática fue algo superficial sin nada aparentemente importante que comentar.

-Te veo en la tarde – dijo Kay despidiéndose de mí, asentí y camine al lado contrario de donde él iba.

Pasaron cuatro días y por fin el sábado había llegado, ese día me levante bastante tarde quería descansar de toda la semana de escuela y trabajo. Un día anterior había ido a la biblioteca de la escuela y había adquirido un nuevo libro, divergente, me lo habían recomendado bastante así que sería perfecto para este fin de semana.

-_____ hice desayuno, levanta tu trasero hasta acá – grito Marie desde la cocina, rodé los ojos agradeciendo que ya había despertado sino alguien hubiera estado en serios problemas. Me puse mis pantuflas y salí de la habitación hasta la cocina.

-Buenos días a ti también – dije tallando mis ojos. Marie estaba con ropa deportiva, mire el reloj que anunciaba las once de la mañana.- ¿Qué haces vestida así?

-Salí a correr y creí que cuando volviera encontraría un rico desayuno preparado pero me equivoque – acusó dejando la leche sobre la mesa.

-Bueno ¿qué esperabas? Tu no trabajas y estudias al mismo tiempo – replique sentándome frente a su silla.

-Pero bailo, también eso es muy cansado – inquirió, puse los ojos en blanco. Tomé un panque del plato que estaba en medio de la mesa. Se sentó frente a mí sirviéndose jugo.- Como sea, hoy es la fiesta.

-Genial – murmure tomando leche, sabía que Marie estaba esperando que asistiera con ella y así lo iba a hacer solo quería hacerla sufrir un poco.- Kay te acompañará ¿no?

-Sí, pero yo quiero que vayas tú, haber dime que tengo que decir o hacer para ahorrarnos todo esto de rogarte y suplicarte que vayas para que digas que sí ¿he? – dijo cruzándose de brazos. Sonreí de lado.

-De acuerdo, ok iré – dije alzando un dedo, sus ojos se iluminaron con una sonrisa.- Pero no estoy segura de tener que ponerme.

-Ay, por eso ni te preocupes no es una fiesta de vestido y todo eso – respondió volviendo a su desayuno. – Más tarde arreglamos eso.

Y el más tarde por fin llegó, Marie había elegido su ropa mientras yo me debatía por varios conjuntos porque la verdad era que no tenía idea de cómo se supone que vas vestida a esa clase de fiestas. Marie al final tuvo que ayudarme a elegir, y quedo perfecto, si en algo era buena ella era en eso, la moda.

-Kay me acaba de llamar – dijo Marie entrando a mi habitación mientras me estaba cambiando.- Dijo que no podría acompañarnos porque se presentó un asunto familiar.

-¿Enserio? ¿Y ahora qué? ¿No iremos? – pregunte deteniéndome, sacudió la cabeza de inmediato descartando esa idea.

-Claro que iremos, pediré un taxi – indicó saliendo de la habitación. Continué cambiándome y luego fui a maquillarme, no tarde mucho en esto ya que no solía maquillarme tanto, solo un poco de base, polvo y delineador. Una vez que me puse las botas, y me perfume, salí a la sala donde mi rubia amiga me esperaba con un vestido bastante casual y una trenza.

-Te ves genial – le dije recargándome sobre el sofá, me sonrió sin mostrar los dientes y luego se levantó.

-Tú te ves mejor, hora de irnos – anunció.

Una vez que abordamos el taxi, partimos rumbo a donde fuera que es la fiesta, que por cierto Marie no me lo dijo ni menciono. Decidí que era mejor no saberlo y llevarme una sorpresa, además lo mejor de todo es que Justin no asistiría o eso fue lo que ella dijo, esperaba con todo mi corazón que fuera así, no quería tener que verle de nuevo la cara.

El taxi se detuvo frente a una residencia, algo como una mansión para mis ojos, no pude evitar quedarme boquiabierta al mirar la “casa” que estaba frente a nosotras.

-Wow – murmuramos las dos al mismo tiempo. Después de admirar la mansión que teníamos en frente, pasamos por la entrada principal que nos llevó a un camino de piedras, guiándonos hasta la parte trasera de la casa que era más grande que nuestro departamento. El lugar estaba muy bien adornado, a nuestro alrededor había enredaderas de plantas y luces de neón  colgadas sobre ellas, más adelante estaba la parte donde se veían varias mesas de madera y al fondo había una barra con un barman vestido con chaleco negro y camisa blanca. Luego estaba la piscina, dos escalones debajo de donde se encontraban las mesas, y luego alrededor estaba un barandal donde se podía apreciar una colina y luego toda la ciudad de los ángeles.

-Creo que esto es… no tengo palabras – inquirí sin dejar de mirar cada rincón del lugar, parecía encantado, incluso era mejor que las fiestas de Kay y eso era decir mucho.

-Lo sé – respondió Marie con una amplia sonrisa que le llegaba casi a las orejas. Seguimos recorriendo el camino de piedras, decidiéndonos a donde se supone que debíamos ir. Todo iba tan perfecto, hasta que todo se fue a la basura y mi sonrisa se desvaneció al ver a la persona que venía por nuestro camino. Escuche a Marie murmurar algo inaudible y luego la mirada de Justin nos encontró.

-Marie, hey que bueno que viniste – dijo saludándola con una sonrisa, luego sus ojos se dirigieron a mí y desapareció. – No recuerdo haberte invitado, disculpa.

-Oh yo la invite, no quería venir sola – intervino Marie antes de que yo pudiera defenderme.

-Bueno ya sabes que dicen por ahí, mejor sola que mal acompañada – replico Justin guiñándome un ojo. Rodé los ojos exasperada

-Bueno no me sorprende porque no tienes amigos – solté de mala gana. Una sonrisa burlona se dibujó en su rostro.

-Insisto Marie, te ves mejor sola pero bueno no tengo tiempo para esto, te veo después – dijo y se alejó de nosotras seguido por dos negros que apenas y nos miraron. Marie me miro lista para defenderse o decir una pobre excusa, pero levante la mano para callarla.

-Solo, no digas nada – dije emprendiendo mi camino hacía la barra. Me senté sobre un banco demasiado irritada y exasperada, simplemente no soportaba a ese hijo de papi que se cree el centro del universo.

-¿Qué te puedo servir? – pregunto el joven de ojos verdes mirándome fijamente, lo mire de igual manera unos momentos debatiéndome sobre que quería.

-Quiero dos shots de vodka – respondí decidida. Marie se sentó enseguida de mí sorprendida por mi elección.

-Realmente te saca de tus casillas ¿cierto? – pregunto reprimiendo una sonrisa, le eche una mirada de pocos amigos porque no estaba de humor para tener una conversación sobre lo mal que me pone él.

-Solo no hablemos de eso – pedí justo cuando el ojiverde dejo los dos shots frente a mí junto a dos limones. Tome uno primero y de inmediato el siguiente, para llevarme solo un limón a la boca, sentí mi garganta arder pero fue una estupenda sensación para hacerme relajar.

-De acuerdo, entonces iré al baño ya vuelvo, no hagas nada estúpido – indicó y se alejó de mí.

-Otros dos por favor – pedí al joven que me sonrió de vuelta. Estaba ensimismada mirando al ojiverde trabajar cuando siento una presencia posarse a mi lado, me gire un poco encontrándome con un rubio alto.

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Siento no haber subido en la semana, pero mi computadora muriò y pues no pude subir, pero ya volvì.

Espero les guste el capitulo, dejen votos, porfa :) besos. 

ѕнє dσηт ℓιkє тнє ℓιgнιтѕ {❤} נυѕтιη&тυDonde viven las historias. Descúbrelo ahora