12/11/2023: "No lograrás escapar."

"Querido hogar"

12/11/2023, Puerta de mi casa, 13:26 PM:

Me sentía muy cansada. No había parado de conducir desde la primera vez que nos detuvimos en la estación de servicio. A ninguno le daba la gana de volver a bajar, era mejor alejarnos lo más rápido posible.

Durante las aproximadas cinco horas de viaje no ocurrió nada fuera de lugar o paranormal. Me aliviaba de eso e intentaba no pensar sobre el tema. De todas formas, me aterraba pensar en llegar a casa.

Cuando lo hicimos, sentí como un escalofrío recorría mi columna. Comencé a sentirme nerviosa y las piernas no me respondían bien, tamblaban del miedo. A todo esto, apoyé mi pie sobre el freno y retiré las llaves de la camioneta para luego avisarles a los tres restantes.

Nos encontrábamos totalmente demacrados y eso tampoco ayudaba con lo que sea que íbamos a decir. Nuestras cosas no nos importaban, queríamos entrar al terreno con paredes que parecía más un "fuerte" para nosotros en ese momento.

Busqué las llaves de mi casa por todo mi bolso y, como la situación no podía mejorar, no logré encontrarlas. Nunca odié tanto mi vida como ese día. Sostuve mi cabeza junto con mi cabello para intentar mantener la cordura, pero era imposible. El terror recorria mi cuerpo entero para terminar instalandose en mi mente. Deseaba que la tierra me tragase y olvidarme de todo.

Decidí dejar mi "labor" y ponerme a mirar por todas las ventanas de mi casa, fijandome si realmente habia alguien dentro que pudiera abrirnos. La respuesta parecía negativa, o quizás positiva, pero me fui más por la primera opción debido a que no se escuchaba ningún ruido proveniente de allí. Frustrada, les dije como estaba el panorama.

— C-chicos, las llav-ves... No están.

— ¿Qué? – Cuestionó Maria intentando analizar la situación.

— Seguro buscaste así no más. – Acotó Juan para después pasar y empujarme como si fuera invisible, poniéndose a buscar las llaves. Al no encontrarlas él también, decidió hablar. – Esperen... ¿Y si tocamos timbre?

— N-no hay nadie en la c-casa, me acabo de fijar...

— ¡Mierda! – Gritó con cansancio.

Me apoyé en la puerta de entrada, resvalandome a propósito por ella, llegando al piso y mirando a la nada mientras lloraba en silencio (o eso intentaba). Comencé a marearme, esto no podía pasarme otra vez... Ya salimos del bosque endemoñado, en serio no puede estar pasando.

— Juan... ¿Y si... Puerta... Bajo? – La voz de Nicolás interrumpía mis pensamientos y mareos de vez en cuando. No lograba escucharlo con claridad y me era difícil descifrar lo que decía.

Agarrando mi cien los miré, todos me miraron (supongo que por la puerta, no por mi) y se percataron de mi estado. Demasiado tarde. Me desmayé, otra vez, y no hace falta que dé detalles.

14:09 PM:

Desperté con miedo. Fue como si hubiera despertado de una pesadilla, pero realmente había estado inconsciente. Lo primero que hice fue fijarme donde estaban los demás. Se encontraban sentados en la camioneta. Mi respiración fuerte los alarmó y me observaron asustados.

— ¿Q-que te pasó?

— N-no sé... Es como si mis mareos hu-ubieran vuelto, no entiendo q-que me pasa. – Dije, respondiéndole a Nicolás, el último que había escuchado.

— ¿C-cómo?

— Y-ya te dije que no sé. – Contesté irritada, le cuesta entender las cosas obvias.

El silencio me incomodaba en ese momento y, gracias a él, pude escuchar como Alexa les susurraba algo como: "Hay que decírselo, no podemos mentirle ni ocultárselo, igual se enteraría". No dudé en clavarles la mirada transmitiendo un "van a contarme" a través de ella.