Capítulo 24 De vuelta en casa parte 1

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NOTA: CUANDO APARESCA * ES UN PENSAMIENTO

- Disculpe señor, pero aquí esta una señorita que pide una audiencia con el señor Vultori.

Un gruñido tuvo como respuesta, y después la línea murió, más tardo la recepcionista en colgar el teléfono que yo sentir a Dimitri detrás de mí, y sin preámbulos me gire para estar cara a cara, por un instante lucio sorprendido, para después permitirse sonreír un poco.

- Hermana, ha pasado un tiempo.

- Un poco, pero que es para nosotros eso en nuestra eternidad.

Y sin más nos abrazamos, sentí la incredulidad de la recepcionista, ella jamás había conocido el lado "humano" de nosotros.

- Aro va estar feliz de verte, al igual de Cayo y Marcus.

- Aunque saben que vendría.

- No estábamos seguros de eso.

- Ya estoy aquí de todas formas.

- Y espero que por mucho tiempo.

- Me quedare permanentemente aquí Hermano, lo lamento, pero tus días de tranquilidad se acabaron.

Una sonrisa llena de dientes, que para muchos parecería intimidante, para mí era una sonrisa sincera, fue la que me dio mi hermano, un poco de la pesadez que sentía en mi espalda desapareció.

- Mejores noticias no pudiste a verme dado, vamos a la sala principal, quiero ver la cara que van a poner los demás.

Caminamos por un pasillo que a pesar de que acaba de ser remodelado lo conocía totalmente, este lugar me daba la bienvenida después de todo este tiempo, extrañamente para mi olía a hogar, las grandes puertas de una fina madera aparecieron en frente de mí.

- ¿Estas lista?

- Totalmente.

Y no mentía, estaba lista, era hora de regresar a la familia.

Dimitri me miro y después de estar seguro de que estaba segura de lo que decía empujo las enormes puertas, me guiño un ojo y entro sin preocupaciones a la sala.

*Te daré una digna entrada hermana, sorpréndelos*

Sonreí, a pesar de su tamaño y su ferocidad Dimitri era muy divertido, habíamos pasado mucho tiempo juntos, y lo conocía, era algo bueno de regresar con la familia.

- Señor, hay alguien que quiere verlo.

- ¿Quién es? Que se muestre, no puedo sentir quien es.

Las emociones de Aro estaban confusas, raramente no podían sentir a las personas, para el solo significada dos cosas, o estaba siendo atacado o yo había regresado, y para él la segunda opción parecía casi imposible, la tensión comenzó a fluir por la sala, note los movimientos de los demás guardias para proteger a los 3 vampiros de los que dependían, estaban listos para la batalla, si no estuviera en esta situación me hubiera divertido con ellos, pero esta era una situación importante y el tiempo se estaba acabando. Camine con toda la altanería de la que fui posible, cuando cruce las enormes puertas la tensión fue reemplazada por el asombro.

*Ha regresado*

*No lo puedo creer*

*La mata ejércitos está aquí*

*Es muy hermosa*

*Sus ojos son chocolates, era verdad lo que decían de ella*

Miles de pensamientos comenzaron a llenar mi cabeza, y muchos de ellos eran nuevos para mí, podía notar que la guardia había aumentado en mi ausencia. Me pare en medio de la sala, rodeada por las miradas de todos, y por fin dirigí mi mirada al podio donde se encontraban los patriarcas, Cayo sonreía cínicamente, podía sentir que estaba "feliz" de verme, si a eso se le pude llamar felicidad, un destello de un recuerdo cruzo mi mente, en él estaba cayo intentando besarme y como yo lo inmovilizaba hasta casi matarlo, una sensación de puro placer llenaba ese recuerdo, y a mí solo me causaba nauseas, lo ignore, lo manejaría en cuanto llegara la ocasión. Dirigí mi vista a Marcus, y él me diario una tímida pero sincera sonrisa, él era por mucho el tío favorito, desde que había perdido a su esposa se había vuelto triste y melancólico me costó mucho poder ser su amiga y después el me acepto como una hija, siempre me hablaba de poesía o literatura, me contaba como conoció a Shespeaks, de cierta forma me recordaba a mi familia humana era cálido pero reservado y pude sentir el profundo alivio y gozo que le causaba que regresara, quería corresponderle su sonrisa, pero tenía que mantenerme sin expresión. Y por último mire directamente a Aro, mi padre, tenía estos sentimientos encontrados entre el estasis y el enojo, percibí un débil recuerdo de cómo se sintió cuando desaparecí, se sintió traicionado, furioso y triste, la persona a la que consideraba su hija y con la única que se había permitido mostrar un afecto humano lo había abandonado. A pesar de todo sabía que cuando hablara con el me perdonaría, aunque me pediría mi rendición total hacia la familia, y estaba preparada para eso, sin más me arrodille e incline mi cuerpo, todos contuvieron el aliento y la incredibilidad recorría el lugar.

- Padre, he regresado.

Un par de segundos pasaron, y ni un mínimo movimiento se sentía en la sala para después sentir como Aro se levantaba y se colocaba en frente de mí.

- ¿Por qué haces eso? ¿Tan importante son para ti esas criaturas que tienes que humillarte enfrente de tu padre? ¿Tan especiales son para que te hicieran regresar del lugar del que huiste?

Eran palabras llenas de resentimiento, pero tenía que soportarlas, entre más se desahogara más fácil seria para mi salvar a los demás, una ola de compasión llego a mí, Marcus estaba lamentándolo por mí, se debatía entre defenderme o respetar a su hermano.

- No lo son padre, tengo planes para ellos, y para eso los necesito vivos, si no todo mi esfuerzo no valdrá la pena.

- ¿Qué plan tuyo pudo ser más importante como para que dejaras la guardia?

- No la deje por un plan, la deje porque quise.

Un jadeo recorrió el salón, una furia recorrió el cuerpo de Aro, y yo a duras penas contuve mi sonrisa, sin más me levante del suelo y mire a los ojos a mi padre.

- Estar aquí no me daba lo que quería padre, tenía que obtener más, ser más y más fuerte, quería más y aquí no lo encontraba, cuando Salí y vi la oportunidad el tome y no me arrepiento de ello.

- ¿Qué era lo que querías para dejar desprotegida a tu gente Isabella?

Sabía que Cayo querían que me castigaran así que haría lo imposible para que Aro estuviera furioso conmigo, así que yo tenía que cambiar su interés y creyera que me fui por algo mayor que solo escapar de mi enserio.

- El poder Cayo, me fui por poder.

- Explícate Isabella.

- Padre, todo lo que estaba aquí ya lo conocía y lo poseía, había adquirido excelentes habilidades de mis compañeros, era poderosa, pero sabía que podía tener más, y ser más invencible, recorrí el mundo y encontré más dones que tener y ahora son 100 veces más fuerte de lo que era.

Los ojos de Aro brillaron con la idea de mi poder infinito, su voluntad doblego, y me miro con una expresión de orgullo.

- Muéstrame que trajiste Bella.

Que me llamara por mi diminutivo significaba que estaba complacido conmigo, extendí mi mano y se la mostré, el la miro con una curiosidad pura, y salto hacia atrás cuando vi emerger una llama de ella, todos jadiaron sorprendidos, deje que la llama aumentara cuando hice correr una corriente de aire por mi otra mano, y deje crear un enorme remolino de fuego en medio de la sala, todos se alejaron temerosos de que el fuego los tocara, y con un solo movimiento lo desaparecí y comenzaron a temblar las paredes de la sala, los fuertes cimientos del castillo comenzaron a moverse a mi voluntad.

- Sorprendente, ¡Magnifico!

- Dimitri, hermano, ¿Quieres ayudarme con la demostración?

Una sonrisa autosuficiente se instaló en sus labios y en un parpadear

Un siglo sin tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora