―¿Me quieres?
―Claro que te quiero, tranquilo nada va a pasar...
Abrí mis ojos agitado, sintiéndome enfermo, con un fuerte nudo en mi garganta que me daba ganas de vomitar y al mismo tiempo me hacía sudar frío.
Hoy soñé con una persona desagradable.
Tal vez aquel sueño significaba algo, tal vez no debía ilusionarme con cosas relacionadas al amor, como Kevin lo había expresado en su mensaje era mejor olvidarlo todo, aunque realmente nada había pasado, debíamos continuar con aquellos días tranquilos y llenos de risas.
Quería eso y aún no podía dejar de leer aquel mensaje una y otra vez ¿Cuál sería la expresión de Kevin al escribirlo?, ¿Qué rostro le enseñaré hoy cuando me encuentre con él?
No quería ir al colegio.
Mientras comía sin ganas la avena con miel que mi abuela me había preparado, sin dejar de mirar el mensaje en ningún momento, vi como el nombre de Kevin comenzaba a brillar en la pantalla mientras una musiquita comenzaba a sonar alarmando a mis abuelos.
―¡Kevin! ― contesté nervioso ― ¿Pasa algo?
―Eeeeh... yo sólo quería decirte que hoy no voy a ir a la escuela...
Tal vez yo no era el único cobarde.
―Tengo que ir al dentista y me demoro mucho en llegar...
―Está bien.
―¡Puedes quedarte con Emma y Jeff!
―No te preocupes, tengo que seguir terminando el trabajo de biología con Carlos.
―Entonces cuídate, nos vemos mañana.
―Nos vemos mañana.
Para él todo parecía tan normal, tal vez yo era el único que estaba pensando mucho las cosas.
Caminé al colegio siendo escoltado por mi abuelo como siempre. Hoy hacía más frío de lo normal y aunque metiera mis manos a los bolsillos de mi chaqueta estas no se calentaban. Mi abuelita me había puesto a la fuerza una bufanda y un gorro que ella me había tejido para que no me enfermara, cosa que ahora agradecía, además me había entregado un termo para que tomara té al llegar a clases.
Ya no sentía esa ansiedad al acercarme a la escuela y aunque no me había despertado bien saber que hoy no tendría que enfrentar a Kevin me había quitado un peso de encima. Cuando entré a la recepción tan abrigado luego de saludar con la mano a la recepcionista observé que reía por cómo me veía, tal vez parecía una bolita con patas por toda la ropa que llevaba encima.
Nuevamente no sentí miedo al entrar a clases, algunos compañeros igual de abrigados que yo hablaban en sus lugares mientras otros se acomodaban frente al calefactor para calentar sus manos.
―Hola Vincent ― me saludaban algunos al verme llegar mientras devolviéndoles el saludo me iba a mi puesto sin quitarme nada de encima y me tumbaba sobre la mesa, recordando que justo en aquel lugar había estado a punto de besar a mi amigo.
¿Por qué mis mejillas se sentían tan calientes cuando lo recordaba? Sus ojos se veían tan bonitos y brillantes... El ritmo de mi corazón y el calor de mis mejillas me hacían dudar de mis sentimientos hacia Kevin, pero tenía que olvidarlo, para él yo era sólo un amigo y nada más que eso.
Luego de unos minutos la profesora llegó contando una nueva historia de su perro y después de parlotear un rato comenzó a pasar la lista. Carlos aún no llegaba, él siempre llegaba tarde, me había contado que prefería dormir a llegar temprano y que al menos los profesores debían agradecer que llegaba tarde y no dejaba de estudiar.
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Té de Manzanilla
RomanceCuando la vida tranquila de Kevin comenzó a caerse a pedazos encontró un hermoso refugio entre las paredes de la enfermería pintadas de color crema, en caminatas por el parque al atardecer, en las aromáticas plantas del huerto, en las flores y aves...