Capitulo 5: Karma

1.6K 220 265
                                    

Cuando pensaba que estaba bien y que había superado a Ty la tristeza venía sin avisar, como un familiar lejano que llega de visita sin ser invitado, y entonces lo único que quería era llorar y ser abrazado por alguien, sentirme aunque sea un poco querido. Me acerqué al cuarto de mi hermana, ella siempre dejaba la puerta cerrada para que no la molesten, sin embargo, de manera constante reclamaba que nunca nadie la iba a ver. Con cuidado abrí la puerta y la miré por el marco de esta mientras Alisa, con suma paciencia pintaba sus uñas con esmalte negro escuchando música.

―Tengo pena... quiero a mi hermana ― dije como si hubiese vuelto a ser un niño pequeño cuando la mayor se dio cuenta de mi presencia.

― ¿Kevin? ― me miró sorprendida, extendiendo sus brazos para que me acercara a ella de la misma manera que lo hacía cuando Zack me molestaba por mis pecas y yo llegaba a casa llorando cuando era un niño.

Me acosté en su cama mientras esta intentando no dañar sus uñas recién pintadas se acomodaba para abrazarme y poder al menos darme un besito en la frente.

― ¿Te acuerdas cuando éramos niños y dormíamos juntos porque te daba miedo que vinieran los zombies? ― me dijo Alisa con calma ya que ambos sabíamos que cuando uno lloraba, el otro enseguida comenzaba a llorar también, lo mejor era olvidar todo y comenzar a hablar de cosas que nos hicieran soltar pequeñas risitas ― en ese tiempo yo era más grande que tú, ahora eres un gigante llorón.

―Quiero llorar, pero ya he llorado mucho y pensé que lo había superado, pero no sé si quiero llorar porque simplemente me siento solo o por Ty. Por eso quiero estar contigo Ali, por favor no salgas hoy, veamos una película y comamos algo rico. Si me quedo solo entonces voy a llorar.

―Está bien, sólo porque cuando niño te decía que eras adoptado... ― Dijo frotando su cabeza con la mía. Podía sentir el aroma de su perfume de frutos del bosque, cosa que me tranquilizaba, Alisa había usado ese mismo perfume desde que tenía quince años, al sentir ese aroma enseguida me sentía protegido por quien siempre golpeaba a los chicos que me molestaban a los seis años ― Ahora arriba esos ánimos, bajemos y preparemos algo rico.

Asentí observando como Alisa tomaba su teléfono para notificar a sus amigos que no saldría con ellos. Posiblemente les decía que al tonto de su hermano le había bajado la depre o tal vez que su querido hermanito menor la necesitaba, con ella nunca se sabía y eso era lo que más amaba de mi hermana.

Mi mamá siempre decía que cuando todo me faltara lo único que tendría sería mi familia, recuerdo cuando nos gritaba a Alisa y a mí por pelear y nos obligaba a abrazarnos y hacer las paces, aunque en ese momento lo que más queríamos era destriparnos, al final creo que tenía razón. Alisa es la persona en quien más confío en todo el mundo, posiblemente también la persona a la que más quiero. Vería películas y comería porquerías con ella hasta que seamos viejitos.

Había estado llamando a Vincent durante el fin de semana sin embargo, cuando contestaron la voz de su abuela se escuchó diciendo que Vincent no estaba y que había dejado el teléfono en casa. No era de esas personas que extrañaban muy seguido a sus amigos. Sí, me preocupaba mucho de ellos y todo, pero tal vez, sólo tal vez, si extrañaba hablar con Vincent. Se había vuelto una costumbre estar siempre a su lado y ver su tímida sonrisa, incluso había tomado de costumbre llamarlo los fines de semana y pensando en todo ello posiblemente esa era la razón de mi repentina soledad.

Con el tiempo nos habíamos acercado, aún no conseguía que Vincent saliera conmigo un fin de semana, pero cuando no iba a la enfermería por cualquier motivo luego me preguntaba triste donde estaba y aunque en ese momento me sentía mal, luego una pequeña satisfacción me llenaba al saber que era importante para él y que tal vez también quería mi compañía al igual que yo la de él.

Té de Manzanilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora