Capitulo 13: Prímulas

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 Cuando mi hermana se burlaba de mi diciéndome que era un estúpido y que nadie entendería mis indirectas rebuscadas entonces pensaba que no era una muy buena idea regalarle prímulas a Vincent, sin embargo a él le gustaban las plantas y que internet me hubiera dicho que las prímulas significaban desde "no puedo vivir sin ti" hasta " amémonos en primavera" no significaba nada, tal vez era un regalo de amistad con un significado oculto ya que aún no me sentía con el valor de confesarle mis sentimientos ¿Qué mejor que las flores se lo dijeran y me dejaran prepararme mentalmente para primavera?

Vi como papá etiquetaba algunas mermeladas para la feria que se acercaba, no me podía aguantar las ganas de invitar a Vincent, ir a la noria juntos, comer algodón de azúcar y envidiar a quienes podían comer manzanas bañadas en caramelo por no tener frenos. Me gustaba esta época del año, cuando el frío ya se notaba y debías usar un montón de ropa, cuando la feria anual se quedaba cerca del pueblo y todos se reunían en el cerro a mirar los fuegos artificiales con un pequeño picnic y aunque poco faltaba para el invierno ya se podían escuchar los rumores sobre el baile de invierno y el festival de talentos de navidad, aquellas tradiciones pequeñas que, aunque tediosas de alguna manera esperabas con emoción.

―Papá ¿Cómo le dijiste a mamá que saliera contigo?

― Yo no se lo dije, ella fue quien me lo pidió, supongo que soy demasiado tímido para esas cosas ― soltó con una sonrisa tierna en su rostro observando como en la sala mamá disfrutaba de su día libre mirando telenovelas mientras hacía spinning.

―Pero... algo tuviste que hacer... ¿no?

―Ya sabes como es tu mamá ¿Por qué tanta curiosidad?, ¿acaso te gusta alguien?, ¿es un buen chico?

―Si... pero no le cuentes a mamá... es que me gusta Vincent, pero no lo sé... estoy confundido.

Papá guardó silencio un rato mientras pegaba con cuidado las etiquetas.

―Vincent es un buen chico, pase lo que pase ambos van a estar bien. Pero a él... bueno... ya sabes... ― a papá aún le daba vergüenza hablar de chicos que gustaban de otros chicos.

―Aaah... no lo sé... bueno el me dijo que no le importaba, que le habían gustado chicas y chicos, no me ha hablado mucho de su vida amorosa, sé que nunca ha tenido una relación formal y que si ha dado su primer beso, pero lejos de eso no se mucho más, es un chico muy misterioso.

―Tranquilo, el tiempo habla por si solo, si ambos se gustan entonces las cosas se darán por su propia cuenta.

Asentí, sujetando una de las etiquetas y mirando una y otra vez si Vincent me hablaba, tal vez era demasiado impaciente y debía ser más tranquilo y dejar que las cosas se dieran solas, aún teníamos tiempo y estaba seguro de que nos seguiríamos viendo luego de graduarnos.

Aquella noche casi no pude dormir pensando en las palabras correctas para regalarle aquellas flores a Vincent, de por si ya era algo extraño que un chico le regale flores a su amigo y a veces la gente en poco tiempo cambiaba mucho ¿y si por juntarse con Nicky ahora era un creído? Tal vez me preocupaba demasiado por las cosas, tal vez Vincent seguía siendo el mismo chico simple y tierno de siempre.

Comencé a sentir como mis mejillas se calentaban al pensar en él, en sus ojos grades y brillantes, en la forma dulce en la que reía o se aguantaba la risa, como sus mejillas se ponían rojas cuando lo miraba mucho o aquella sonrisa tan bonita que esbozaba sin pensar, había tantas cosas pequeñas que me gustaban de él y aun así sentía que casi no lo conocía, pero quería ser la persona en la que Vincent confiara, quería poder conocer todo de él, las cosas buenas y las cosas malas.

A penas pude despertarme y dándome una ducha rápida mientras me afeitaba al mismo tiempo comencé a vestirme, percatándome de que me había cortado con la rasuradora y de que me había salido un grano ¿el mundo se estaba confabulando en mi contra? Poniéndome la loción de afeitar pegué un trozo de papel sobre la herida sintiéndome algo ridículo. Bajé a desayunar rápido mientras me aseguraba de que no se me quedaran las flores.

Té de Manzanilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora