Capitulo 20: Primera Cita

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Me sentía como un niño esperando la navidad por la ansiedad e impaciencia que sentía por ver a Vincent, estaba despierto una hora antes de lo habitual ya preparado para salir de casa. Me peiné un par de veces con las manos antes de salir del baño y bajar para que mi mamá me llevara al colegio a causa de las lluvias que aún no terminaban. Volví a revisar que en mi mochila estuviera todo lo que necesitaba, como mi billetera, paraguas y mi estuche con mi cepillo de dientes y seda dental y miré a mi mamá impaciente mientras esta terminaba su café, mordiendo uno de los bollos espolvoreados con azúcar glass que mi hermana había preparado ayer.

― ¿Por qué no le llevas a tus amigos? ― me sugirió mientras yo sin responderle buscaba un tupper para guardar un montón de los pequeños bollos.

―Mamá ¿Vamos?

―Kevin por dios, aún tenemos quince minutos para salir ¿me puedes dejar tranquila por favor?, ¿desde cuando tanta impaciencia por ir al colegio?

―Es que... mamá ¿hoy sales a las ocho cierto?

―Si...

―Es que con Vincent vamos a ir al cine ¿Podemos ir al hospital luego para que lo vayas a dejar?

―Si bebé... pero cuéntame algo ¿Qué quieras llegar temprano tiene que ver con Vincent?

―No... bueno si... pero no... Vincent siempre llega unos minutos antes de entrar, sólo quiero llegar temprano.

―Algo no me estás diciendo tu...

Cuando mi mamá alzaba una ceja y me miraba como si supiera algo era cuando le decía todo o ella me lo sacaba ya que me ponía rojo por la vergüenza de estar ocultándole algo.

―Kevin Frederic Griffin dime que escondes.

― ¡Mamá! ― me sentí avergonzado por escuchar mi nombre completo.

―Me voy a ir antes de las ocho del trabajo si no me dices.

Intenté hacer la mirada de cachorrito, pero no funcionó ¿Por qué nunca nada funcionaba contra las mamás?

―Es que... vamos a tener una cita ― solté sin mirarla a los ojos, sintiendo mis mejillas arder por lo rojas que se habían vuelto.

― ¿Una real?

―Si... el sábado le dije lo que sentía por él y las cosas salieron bien y...

―Mi bebé... ― no me di cuenta del momento en que mamá había dejado de lado su café y me abrazaba de manera cariñosa, acariciando mi espalda y mi cabello ― Tan grande que estás...

―Mamá...

― ¿Tienes dinero?

―Si... pero no me molestaría tener más.

―Ya le dijeron que era bonito... ― dijo soltándome ― ya vamos. ― volvió a la normalidad sonriéndome y desordenando mi cabello que tanto me había costado peinar.

En el auto, camino a la escuela, mamá comenzó a darme la charla de por qué la confianza y la comunicación era la base de toda relación y de que si me engañaba una vez me iba a volver a engañar como Tyler lo había hecho, agregándole que no fuero tan bueno y tan tonto, que a pesar de que me había dicho que la confianza era la clave, no tenía que confiar en nadie a ojos cerrados.

Cuando llegó al pueblo me entregó dinero y besándome en la mejilla me deseó suerte, abrí mi paraguas y sólo con pisar el asfalto sentí mariposas en el estómago, sabía que Vincent llegaría en media hora o más tarde pero sólo el hecho de pensar en verlo me ponía infinitamente feliz ¿Podríamos volver a estar juntos en los recreos?, ¿Almorzar juntos?, ¿Podríamos hacer un montón de cosas que los novios hacían cuando estaban en el mismo colegio?

Té de Manzanilla Donde viven las historias. Descúbrelo ahora