Capitulo 18: La feria

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Kevin comía sus churros intentando sonreír, me costaba pensar en que alguien estuviera triste en la feria comiendo churros, quería preguntarle a Kevin que le pasaba, si estaba bien, pero algo dentro de mi me decía que no lo hiciera, tal vez me sentía demasiado nervioso o tal vez a Kevin simplemente quería dejar de ser mi amigo ¿Pero entonces por que estaba saliendo conmigo hoy si no quería mi compañía? Tal vez simplemente estaba de mal humor, por toda una semana.

Lo miré de reojo, su camiseta estaba repleta de azúcar glass, no había querido pedir un churro relleno porque decía que no estaban tan frescos como los otros, me había dicho que habían apretado sus frenos hace poco y que le costaba comer un poco, que el próximo mes era posible que se los quitaran y que los extrañaría.

― ¿Luego vamos por manzanas de caramelo?

―Eso es maldad... ― intentó sonreír ― no puedo comer...

―Oooh... ¿Cuándo te quiten los frenos vamos a comer manzanas bañadas con caramelo? Buscaremos en algún lado.

De alguna manera Kevin miró sus pies, como si de verdad estuviera pensando cosas tristes, tal vez era una fecha importante para él y yo no lo sabía, tal vez era su aniversario con su ex novio o algo así.

― ¿Es una promesa?

―Claro ― le sonreí sin saber muy bien como comenzar, siempre había sido muy fácil hablar con Kevin, pero parecía distante, como si estuviera sufriendo, no quería ver a Kevin así, quería que Kevin sonriera de esa manera despreocupada de siempre desordenando su cabello ondulado con sus manos con pecas ― ¿Vamos a los autos chocones? ― lo animé.

Tal vez esa fue la decisión más acertada que hice esa noche ya que enseguida al ser chocado por mi auto y el de niños de diez años Kevin comenzó a reír de esa manera tan animada de siempre y como unos niños hablando de lo divertido que había sido nos volvimos a subir y al parecer el hombre que hacía que funcionaran se sentía feliz ya que cuando nos subíamos niños más pequeños también se animaban.

Sonaba la música de moda e intentaba apretar el acelerador y chocar a los niños desconocidos y a Kevin que reía cada vez que su cuerpo se sacudía con violencia al ser chocado, mi corazón daba un vuelco cada vez que nuestras miradas se encontraban entre risas y carcajadas despreocupadas y entonces me sentía dichoso de poder compartir estos momentos tan lindos con él, de verlo reír luego de una semana de ser evitado por él.

Nos bajamos riendo, con ganas de volver a subir una y otra vez pero quisimos recorrer las demás atracciones, Kevin era muy bueno para los juegos de puntería mientras que yo gastaba mi dinero intentando ganar cualquier estupidez que me hubiera costado muy barato comprándolo por internet, Kevin seguía distante y de vez en cuando sentía que podía conectar con él sin embargo seguía teniendo miedo de que fuera yo el del problema, de que Kevin me dijera que le aburrí, que no era divertido estar conmigo.

―Hay un túnel del terror, no debe ser tenebroso ni nada, pero...

― ¡Vamos! ― dije animado.

En las películas y la televisión todos siempre parecían divertirse en la feria, antes de los desafortunados accidentes claro, sin embargo, sabía que todo iba a estar bien, sabía que al final Kevin me diría lo que le pasaba, porque éramos amigos y quería ser capaz de estar para él cuando lo necesitara. Caminamos con rapidez hasta el túnel del terror algo alejado, en el que un chico vestido de zombi nos vendía un par de boletos y nos hacía subir a un carrito, Kevin enseguida parecía hacerse el valiente mientras yo reía por lo bajo al verlo actuar de esa forma tan linda. El carro conducido por un hombre aburrido comenzó a avanzar mientras Kevin sujetaba sus piernas con fuerza para que no le temblaran. Si algo había aprendido de Kevin el tiempo que lo había conocido era que no le gustaban un montón de cosas y también de que le asustaban las películas de terror, los fantasmas y los truenos.

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