Capitulo 21: el día después

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Desperté gracias al sonido del despertador y a diferencia de días anteriores no me costó trabajo sólo con recordar todas las cosas que habían pasado ayer, que si bien no eran muchas para mi significaban un montón y es que nunca iba a esperar poder besarme con Vincent en la primera cita y aunque sólo habían sido besitos normales no podía evitar sentir mis mejillas calientes sólo por echo de recordar como sus labios aprisionaban los míos de vez en cuando, como si Vincent fuese el que quería avanzar un poco más. Mordí mi labio inferior, dañándolo con los brackets y recordando que un par de semanas me los quitaban ¿iba a poder ir al baile sin frenos?

Me desanimé sólo por pensar que no iba a poder ir al baile con Vincent ¿Y si de verdad le gustaba más Sally? Pero nos habíamos besado ¿eso significaba que yo le gustaba más? Mordí mis labios, repleto de dudas y es que me había dado cuenta que me había vuelto muy inseguro gracias a Tyler, no estaba seguro de mi mismo y de que Vincent realmente se podría enamorar de mi ¿pero me quería cierto?

Intentando alejar los pensamientos pesimistas de mi mente fui a prepararme para ir al colegio, poniendo más esmero del que alguna había puesto en arreglarme ¿Cómo competir con un par de pechos? Porque Vincent no era totalmente gay, el me lo había dicho y Sally era super bonita y tenía los pechos grandes a pesar de ser menuda y bajita ¿y yo?, ¿Qué era? Sólo un tipo con frenos y la espalda demasiado ancha.

Bajé las escaleras sintiéndome inseguro con mi apariencia como ocurría cuando salía con Tyler ¿Por qué me tenía que sentir así? Estaba seguro de que Vincent no era ese tipo de persona, que él se fijaba en lo de adentro pero definitivamente Sally Jensen era un millón de veces mas interesante que yo.

―Mamá... ― pregunté desanimado, abriendo una Coca-Cola mientras mi mamá me miraba mal por desayunar eso. ― ¿Soy guapo?

―Kevin por dios ¿es broma? Eres guapo y no lo digo porque sea tu madre, cuando naciste eras feo, como una zanahoria arrugada, rojo y flaco... yo quería taparte la cara para que nadie te viera porque parecías un abuelito enojado, pero con los días te pusiste lindo y me sentí aliviada, fue como "menos mal no tengo un hijo feo". Con tu pubertad temí un poco, porque como tu papá tenía acné, pelirrojo y con frenos no era buena combinación, pero te hizo bien la pubertad, no tienes acné y eres guapo. Ahora quiero creer que te vas a quedar así hasta los veinticinco cuando saques más cuerpo, eso sólo te hará mejor.

― ¿Entonces?

―Si hijo, eres guapo, las chicas se voltean a mirarse porque eres guapo, engordaste un poquito porque dejaste el voleibol, pero sigues igual de guapo que antes.

― ¿Debería volver a hacer deportes?

―Haz lo que quieras bebé, pero no seas tan inseguro, ese niño, Vincent, el debería ponerse inseguro con un novio como tú.

―Pero si no somos novios todavía.

― ¿Y que están esperando? Sólo recuerden esperar un poco y usar condón para que no se peguen nada.

― ¡Mamá!

―Hijo te soy sincera, cualquier hijo desearía que su mamá le hablara de estas cosas. Y yo sé que con Tyler te hiciste experto, pero recuerda que hay que dilatar bien el ano, porque luego las fisuras o los desgarros...

― ¡La, la, la, la!

Riendo un rato, mamá dejó de hablar y cuando terminamos de desayunar me subí al auto para que me llevara al colegio, mamá encendió la radio poniendo las baladas latinas que tanto le gustaban y comenzó a comentar de como había que cuidarse de la influenza en esta época.

―Y volviendo al cuidado, sé que ya sabes Kevin, pero nunca está de más recordar que el sexo anal es doloroso las primeras veces, recuerdo que cuando lo intentamos con tu papá...

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