La víspera
«Antes de saber más sobre el Drakie, estas son las doce personalidades que se encuentran dibujadas en el kadri, el dado, y que por ello es un dodecaedro, porque tiene doce caras diferentes.
A continuación, las Damas. «Unas lágrimas que parecían islas separadas en soledad aullando salvación, la tristeza, la noluntad. Las tres largas extremidades esqueléticas del dragón arcano, la maldad. Las monocromáticas y rayadas tres plumas del pájaro de las nieves que si se unieran con maldad, se debieran compenetrar en los espacios vacíos; la bondad. Los ojos del faraón que perfilados observan desde la ausencia de cuerpo, o sea el alma; la verdad. Los dos muñones que ensangrentados piden ayuda a las manos que perdieron y que yacen en el suelo, la justicia. Una simple rosa con todos sus pétalos y espinas, la madre. Una señora con un cuerpo y tres cabezas simbolizando los tres legados restantes, el ancestro.» Las dos manos de las que penden los hilos, el titiritero, la ausencia de imperfección, el perfecto. El gusano aparentemente destripado que habita en las tierras movedizas, el cuerpo. Un punto y coma en confusión por su deterioro con la cresta de una ola, el alma. Y los dos intrusos, el mendigo repudiado y el burlador reminiscente.
Hay unas normas y un tablero. Las primeras con exigencia y determinación deben ser cumplidas y el segundo con urgencia debe ser conseguido. Si para este juego requerido y solicitado has sido, tienes el tiempo contado para ser introducido. El resto de jugadores te estarán cronometrando y sino con una pena serás castigado.»
Anarcos, cuentos de hadas; Destino y Drakie
Mis piernas dolían, se cerraban en banda a una tensión electrizante que más tarde desembocaría en agujetas. Mi corazón se desbocaba ya a la inercia de tener que latir por latir. Mis pulmones estaban irritados hasta las trancas y cubiertos de llagas así que hasta respirar escocía. Y yo corriendo desvariada con el vago propósito de sobrevivir cuando sobrevivir me estrangulaba por el cuello y me hundía en sus legados, cuando sobrevivir en este mundo estaba inhabilitado porque siempre iba a haber alguien que me persiguiera las espaldas, imperante, que corriera con mayor ventaja que yo.
Deambulaba en el entusiasmo más sofisticado del desvarío intrínseco, en la inopia de infinitud de posibilidades y destinos, en la ingenuidad de una esperanza intangible e inalcanzable que me llegaba a creer sólo porque los amigos que trataban de salvarme me la ofrecían en forma de cuentos y prospectos.
Incluso la esperanza tenía su propia propaganda. Incluso todos creíamos en una próspera vida eterna. Y como insulsos interpretaban a la humanidad en una terrorífica película de terror y ficción, realidad y cotilleos por igual.
Arranqué una hoja de aquel libro sagrado mientras mis pies eran abrazados por la arena y ésta peinaba los mechones sueltos del refinado recogido.
Aspiré la brisa salada del océano imperante al cual se me tenía prohibido bajar y mis piernas impactaron contra el alquitrán de la carretera, corriendo.
Tenía por seguro que no había desvariado. Afrontaba la realidad con otros ojos. La miraba sin obtener repugnancia, la tocaba con caricias sumisas y miradas curiosas. Por el único motivo de que tenía por seguro que no formaba parte de esta realidad o que quizás estaba tan asqueada y machacada por la humanidad que yo misma me había impedido identificarme con los seres humanos y su carencia de alma. Quizás había sido un recurso de la mía por pavor a las posibilidades y a los fines que eran capaces de llegar y llegarían.
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Re-Cordar, el renacimiento de Mnemosine
General Fiction«La vida es la secuencia de un ser en el tiempo, y así lo es un recuerdo». Pasó mucho tiempo hasta que pude volver a nadar en el mar, en ese momento recuperé lo que siempre había sido mío. Ahora escribo desde el océano, a la deriva de la marea fraud...