Capítulo 7 "Todos son iguales" (editado)

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Capitulo 7 "Todos son iguales"

Llevaba un mes viviendo en casa de Adeleine, vistiendo ropa de Adrián para dormir. También llevo un mes evitando a Adrián, necesitaba olvidarme de él pero si estaba en mi mismo entorno era casi imposible. Salía a correr cuando él permanecía en casa y cuando él se iba yo volvía a casa. Empecé a notar que sobraba y este día no evité a Adrián.

Adri baja las escaleras con el torso desnudo y cayéndole gotas de agua de su pelo mojado, lleva una toalla envuelta al rededor de sus caderas, sonríe cuando nota hacía donde estoy mirando, levanto la mirada y mis mejillas se tornan de un color rojo claro.

–¿Hoy no me evitas? –pregunta con una sonrisa pícara y yo le miro frunciendo el ceño ligeramente.

–Yo no te evito. –digo con la voz un tono más alto de lo que debería, me doy una bofetada mental por no saber mentir, siempre se me agudiza la voz.

–Ya... –dice con una sonrisa de oreja a oreja, su madre aparece y mira a Adrián.

–Haz el favor de vestirte. –le dice enfadada y él empieza a subir las escaleras pero yo me adelanto antes de que se vaya.

–Esperad. –llamo la atención de ambos –, llevo aquí un mes, y creo que me estoy aprovechando un poco de vuestra hospitalidad, así que decido volver a casa. –Adrián tensa la mandíbula y Adeleine tiene la mirada triste, es ella quien rompe el silencio.

–Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. –dice Adeleine, pero un Ían sin camiseta y solo vestido con unos pantalones de chándal, baja e interrumpe, desde que volvió de estar con Emma, me vuelve a odiar, lo agradezco pues todo vuelve a ser como antes, menos por... Adrián.

–¿Se va ya? –dice con el tono elevado y una sonrisa, tanto Adrián como Adeleine le fulminan con la mirada. –Por fin... –dice en un susurro que solo yo logro escuchar.

–Sí, me voy. –me acerco a Adrián y le devuelvo su camiseta, su favorita o según él la que no le "gustaba demasiado", me acerco a Adeleine y le devuelvo su pantalón de correr que usé mucho este mes.

Me despido con una sonrisa pero antes de salir alguien me agarra del brazo y en vez de darme la vuelta me empuja hacia fuera y cierra la puerta, ahora sí que me gira y aprisiona mis labios con los suyos en un beso necesitado. Nos separamos por la falta de aire.

–Ten. –dice entregándome su camiseta. 

–Es tu favorita, no... –frunce el ceño y sonríe.

–¿Ahora sabes más cosas de mí que yo de ti? –dice y yo asiento mientras una ligera risa se me escapa de mis labios. –Quiero que tú la tengas, además, nos volveremos a ver así que, si la quiero, ya te la pediré. -dice guiñándome un ojo y se gira para entrar en casa de nuevo.

–Adri... –digo, es la primera vez que no le llamo Adrián.

–Dime. –dice casi en un susurro.

Quería besarle, decirle que le quería, que me había enamorado de él y que le evitaba para olvidarme pero ninguna palabra salió de mi boca.

Cierro la boca pues la tenía ligeramente abierta.

–Nada. –susurro y me doy la vuelta con la camiseta de Adrián en mis manos, él no dice nada para detenerme, abro la puerta del coche que me espera y me alejo de él. Cada vez se hace más pequeño hasta que no lo logro ver. Me doy la vuelta y me siento normal, me abrocho el cinturón y miro el rostro de mi futuro padrastro por el retrovisor, su mirada capta la mía pero yo la aparto. 

–Gra-gracias... –digo en un tartamudeo, él no contesta, solo asiente y sigue conduciendo.

Cuando llegamos, no me siento maravillada como cuando llegué a la casa de Adeleine, es más, siento repugnancia por volver a la misma casa donde si no está mi padre no se me aprecia. Menos por Dylan, él es el único.

¿Casualidad o Destino? (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora