Capítulo 9 "Me has fallado" (editado)

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Capítulo 9 "Me has fallado"

Me despierto con la boca un poco pastosa, cojo el vaso que hay en una mesita que tengo al lado. Doy unos pequeños sorbos y consigo que se me pase esa sensación tan incómoda. Un hombre con un ancho bigote y el pelo canoso con su típica bata algo sucia y amarillenta entra, me dedica una sonrisa y yo fuerzo algo parecido a una sonrisa, una mueca con mis labios.

–Ya puedes irte a casa, llevas aquí más de una semana. –dice con una sonrisa, mi "sonrisa" se fue desvaneciendo mientras poco a poco recordaba que Adrián no me hablaba desde que se fue dejándome sola y mi madre me dejó muy claro que no volviese a su casa. Suspiro pesadamente y el doctor Grant se da cuenta de que algo pasa y baja las comisuras de sus labios formando ahora una fina línea con sus labios. –¿Pasa algo? –yo niego mientras mordisqueo mi labio inferior pensando otra posibilidad y el nombre de mi mejor amiga se pasa por mi mente, vuelvo a formar una sonrisa y el doctor Grant se aleja.

Cojo el móvil que descansa en la mesilla y marco el número de Emma, dos, tres, cuatro, cinco, seis... pitidos, frunzo ligeramente el ceño, no me coge. Vuelvo a marcar su número y vuelven a sonar varios pitidos hasta que una voz masculina me contesta. 

–¿Sí? –dice y yo rápidamente reconozco esa voz, dejo caer mi móvil y hace impacto con las mantas. –¿Oiga? Mierda, ¿April? ¡¿April?! –el pitido de que han colgado empieza a sonar. ¿Qué hacía él con el móvil de ella? No, no, no, no me puede haber hecho esto, él mismo dijo que éramos... no, mentiras, me rodean jodidas mentiras. Lágrimas empiezan a nacer de mis ojos y a mojar mis mejillas, lágrimas de traición, de frustración. 

Cojo mis pocas pertenencias, las cuales me había dejado Adrián en una de sus bolsas de deporte, la cuelgo en mi hombro izquierdo y me marcho corriendo del hospital. Empiezo a caminar por las solitarias calles, veo como Adrián va corriendo y entra en el hospital, sonrío sabiendo que al no encontrarme se volvería loco. Que le den. 

Camino hacía su casa, y cuando observo que la puerta está abierta, relaciono la rápida salida de Adrián y la puerta abierta, entro y cierro de un portazo, sabiendo que solo estaba ella en casa, baja asustada y cuando me ve se muerde el labio inferior. 

–¿Por qué?  –pregunto con falsa calma. –¿Por qué me haces esto, mejor amiga? -digo elevando mi tono de voz y las lágrimas no tardan en aparecer.

–No lo sé... –hace una pausa –, engañé a Ían... –dice tapándose la boca yo la aplaudo mientras la fulmino con la mirada.

–Sí, nos has fallado, tanto a mí como a Ían… –hago una pausa para crear drama –, para mi estás muerta. –escupo las palabras con asco y me doy la vuelta y me choco con un pecho, levanto la mirada y le veo, tiene los ojos cristalinos y yo me muerdo el labio. –me has fallado. –digo en un susurro, zafándome de su agarre y me voy.

Miro la pantalla de mi móvil, como poco a poco se llena de gotitas de agua, limpio un poco la pantalla y llamo a Dylan. Me siento en un banco esperándole bajo la lluvia, cuando llega Adri se acerca a mi corriendo, yo acelero mi paso y subo al coche antes de que me alcanzase, aunque estaba lloviendo, se le notaba en la cara que estaba llorando, suspiro y empiezo a llorar a mares.

–¿Qué te ha hecho ese capullo? –me pregunta Dylan mientras sus nudillos se vuelven blancos contrastando con su piel morena, por la fuerza que ejerce en el agarre del volante. Sonrío aunque las lágrimas siguen cayendo.

–Me... –empiezo a hablar –, creo... mi mejor amiga y él... –me derrumbo al pensar que le entregué mi corazón a alguien que ya me hizo daño tres veces en menos de un mes. Aunque Dylan y Emma, todos, hasta mi madre me han fallado. 

¿Casualidad o Destino? (Editado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora