Cap. 29

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Bruma.

... justo antes de bajar un anuncio en la radio me hizo quedar estática.

«La víctima choco de frente contra un vehículo de carga, marca Chevrolet, modelo FVR, placas 2450 NXB, conducido por Robert Sandoval, quien resultó gravemente herido en la colisión. Producto del impacto el vehículo SEDAN (placa; 6921 GDS) quedo severamente afectado y el conductor, Gustavo Montiel, quien quedó atrapado en el vehículo, se encuentra herido de gravedad. Los heridos fueron trasladados hasta el hospital»

Un latido por minuto, el tiempo en mi lado del mundo se detuvo y solo podía escuchar un zumbido agudo. Mis lágrimas salían descontroladas, no podía moverme y todo estaba muy borroso. Abrí la puerta del auto para ir a donde estaba Will, camine tambaleándome, mi visión se nublo y de pronto, oscuridad total.

¡Gustavo!

— ¿Qué sucede? — pregunte en cuanto abrí los ojos. Estaba en la sala con mis padres, mi hermano no estaba —. ¿Dónde esté Will?

— ¡Calma Miranda! te desmayaste.

Estaba recostada en el mueble y mi padre no me permitía levantarme, Will venía desde la cocina con un vaso de agua, estiro la mano en mi dirección — toma, te sentirás mejor — se sentó a mi lado.

— Miranda... —. Will pronuncio mi nombre con calma.

— ¿Dónde estaban? — mis ojos buscaban los de él con inquietud.

— Recibimos una llamada en la madrugada... Tuvimos que salir de inmediato. Gustavo — hubo una larga pausa —. Tuvo un accidente.

Will toma mi mano, sus ojos carentes de luz — ¿está bien? — pregunto ingenua esperando que la respuesta sea un ¡sí!

Niega con la cabeza, apretando aún más mi mano entre las suyas — Su situación es crítica — aquello no sonaba nada bien.

— ¿Cómo sucedió?

— Iba a una gran velocidad, perdió el control de su auto.

Tome un gran sorbo de aire y le pregunte en qué hospital se encontraba. Necesitaba ir a verlo, necesitaba saber que tan mal estaba. No iba a dejarlo solo.

— ¿Por qué no te quedaste con él, Will? — pregunte sollozando.

— No te preocupes, su familia lo acompaña.

— Eso no me deja más tranquila...

— Trata de disimular un poco. No querrás que mamá y papá lo noten — dijo Will entre dientes.

— Créeme, eso es lo que menos me importa en este momento.

Me puse de pie e impacientemente le pedí que me llevara a donde estaba siendo atendido Gustavo. En todo el camino nos limitamos a cruzar una que otra palabra, dejando de lado el desagradable momento de la tarde anterior.

Llegamos al hospital, en la sala de espera Will saludaba a una mujer mayor que traía un aspecto bastante angustiante y a una chica entre los 23 y 26 que tenía cargada a una pequeña niña. Me acerque a ellos sin decir nada.

— Ella es la madre de Gustavo, Gala. Ella es Susana, la madre de Gema...

Mire a Will y él de inmediato entendió mi gesto de pregunta

— Gema es hija de Gustavo.

En ese preciso momento fue como haber recibido un golpe de lleno en la cara. El medico nos interrumpe y no me queda tiempo para decir nada. Según su diagnóstico Gustavo resulto con policontuso encéfalo craneano cerebral, trauma abdominal cerrado, fractura de cadera derecha y muerte cerebral.

— El paciente se encuentra con respiración artificial, es decir se debate entre la vida y la muerte.

¡La vida y la muerte! las palabras más crudas y duras que he escuchado en toda mi vida. Cruza por mi mente, dicho por mis ojos sumergidos en lágrimas. Un temblor se apoderaba de todo mi cuerpo. Que poco sabia de aquel hombre, y que poco me había interesado por saber, y ahora estaba allí, siendo una simple perra más, frente a su familia, su mujer, su hija, de las que nunca supe nada, de las que nunca me dijeron nada.

Me aleje un poco porque no quería ser espectadora del dolor ajeno, con el mío ya era suficiente. Me sentía tan pequeñita en un mundo muy grande e inexorable. Si tan solo lo hubiese detenido aquella tarde, nada de esto estuviese pasando, pero no hice nada para apaciguar algo que era mi responsabilidad.

Junto a Will regrese a la casa, la madre de Gustavo nos dijo que si pasaba algo nos lo haría saber, pues no nos permitían acompañarlas a pasar la noche. Cerré los ojos unos minutos; recuerdos, escenas, promesas, momentos irrepetibles, voces, risas, llantos, pasión, gemidos, nombres, miradas, roces, besos, abrazos se deslizaron por mi mente uno por uno.

Al llegar a casa me dirigí a mi habitación de inmediato, mi madre preocupada pregunto si quería algo de comer, pero en mi cabeza no había tiempo para eso. Will entro, cerró la puerta y se recostó conmigo en la cama, estaba temblando, sus ojos estaban rojos y tenía la mirada perdida. Lo abrace.

— No dejo de pensar en él, conduciendo a toda velocidad, solo, alterado — su voz estaba llena de un horrible sentimiento de culpa — no debí echarlo.

***

Anoche volví a soñar con él, no pude hacer un pacto con el tiempo... Me pregunté más de una vez si yo podría haberlo evitado; y no encontré el motivo ni el momento en que todo se perdió. Hubiese eternizado su último aliento, la última huella de su risa, si hubiese sentido que jamás regresaría.

Recibimos una llamada, Gustavo no llego a pasar la noche...

Mire mis manos, todavía sentía su piel. Saboree mis labios y su boca tibia regresaba.

Mi pequeño acto de rebeldía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora