PARTE 26 "Vientos del este"

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Unos estridentes bocinazos fueron el comienzo a la cuenta regresiva.


- Ya llegaron! - indiqué ansiosa como si yo fuera la que se iba de aventuras con amigos. - llevas todo?
- Si. Todo en orden... - él sabía que algo no estaba bien.

Llevamos 23 años de casados y nos conocemos más de lo que cualquier persona podría soportar. .. Nos hemos transformado en algo así como "cuaderno de bitácora " uno del otro, y el factor sorpresa no es la opción. Somos tan predecibles. ..

Un abrazo, un beso en el umbral de la entrada, y sus pasos ligeros cruzando él húmedo jardín esquivaban las pequeñas ranas y sapos que han salido a disfrutar de un festín de insectos bajo el faro de la entrada. El portón se desliza a su paso, y un chaparrón coronado con relámpagos lo obliga a subir rápidamente al auto que retoma su marcha sin tiempo a regresarme el saludo tras la euforia de sus compañeros lanzándose así a una esperada aventura.
El portón automatizado cierra la entrada y todo quedó en una extraña calma...


- Bueno, bueno... - Me dije cerrando la puerta.

Estoy algo nerviosa. Un rayo ilumina el amplio living en penumbras, dibujando con un blanco luminoso cada arista y silueta de los muebles y me hace estremecer creyendo ver una figura sentada en el sillón, pero rápidamente compruebo que es un abrigo olvidado sobre este. Me apuro a cerrar la ventana que se abre estrepitosamente tras el inesperado ventarrón que se desata en minutos.


- Pero que carajos. .. - Exclamo asombrada.


Inquieta con un escalofrío en mi espalda (tengo la sensación de que me observan) subo rápidamente las escaleras a la planta alta para verificar que todas las ventanas estén cerradas. Una a una voy revisando cada habitación cruzando el solitario pasillo. Una corriente de aire húmedo y fresco mueve el liviano cortinado de gasa blanca haciéndome dar cuenta que el ventanal a la terraza está medio abierto. Unos instantes quedo mirando la tormenta que se acerca desde el este, el cielo se ilumina con fantásticos rayos.


- Uno – dos – tres- cuatro – cinco - seis. – Cuento los segundos que transcurren desde que se produce el relámpago hasta que se escucha el trueno. – Bastante cerca... La tormenta está a dos kilómetros. "Viento del este lluvia como peste" diría mi abuela... -Susurro en voz baja mientras aprieto el seguro del ventanal.


Entro a mi habitación para ponerme ropa más cómoda.
Me siento en la cama y veo de reojo una sombra que se desliza por el piso hacia dentro de mi habitación. Vuelvo a sobresaltarme y enciendo la lámpara de noche. No veo nada raro y me siento en mi cama un poco inquieta, sacándome un zapato, masaje mi cansado pie... El otro zapato y con un movimiento automático los acomodo debajo de la cama. Lanzo un quejido sintiendo un dolor agudo que me hace retirar rápidamente la mano soltando los zapatos. Asustada levanto las piernas y arrodillada sobre la cama observo mi mano que de una fina y colorada marca en mi piel (parece ser un rasguño) brota un hilo de sangre que cae goteando y mancha el cubrecamas.
Escucho algo moverse de un lado a otro debajo de la cama. Aterrorizada trato de divisar algo para defenderme de lo que sea que esté ahí, percibo que eso (una pequeña cosa negra) se mueve hacia la puerta (se podía escuchar la lluvia golpeando la ventana y los relámpagos dando lugar a los truenos inmediatos) impulsada por un terror inminente y tomando un pequeño cofre de madera que tengo sobre la mesa de luz, lo arrojo dando un golpe certero en el bulto negro que comienza a dar convulsivos saltos ondulantes quedando detrás de la puerta inmóvil. De un salto corro hacia la puerta y alcanzo a tocar la perilla encendiendo la luz, y tomando nuevamente el cofre de madera, preparada a dar otro golpe, entorno con un dedo la puerta para ver qué es lo que había golpeado.

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