Tirada en el medio de la habitación, mi respiración se limita a una desesperada bocanada de aire como un pez fuera del agua tratando de respirar. Me siento morir. Estoy muy asustada y mi corazón late tan fuerte que puedo ver mi pecho mover. Trato de ir hasta el teléfono para pedir auxilio pero me siento paralizada.
Boca abajo con la mejilla contra la alfombra, veo unos pies que vienen hacia mi dirección. No puedo distinguir quién es. Se arrodilla ante mi (solo puedo ver sus rodillas ante mi cara) y comienza a hablarme susurrando a mi oído.- Respira! -Me dice con voz suave. - Respira leeeento... Inspira por la nariz exhala por la boca.
Estoy tan asustada que no hago caso a su consejo.
-Te estás hiperventilando. .. Si no me haces caso, esto no va a parar... Calmate, y respira! -Insiste.
Asustada trato huir de quien me habla. Dando manotazos me arrastro y golpeo mi cabeza con la puerta del placard; esta se abre lentamente y en el espejo cuerpo entero del interior de la puerta, veo mi rostro enrojecido con una horrible expresión de terror. No sé qué está pasando. No sé quién es esa otra mujer. Me siento morir, siento una horrible opresión en mi pecho.Por qué no llama a emergencias? No ve que me voy a morir? Ella solo insiste en que respire... De pronto, al ver que nadie va a ayudarme, trato de hacer lo que dice y calmarme. Inspiro por la nariz... Exhalo por la boca... Inspiro... Exhalo...
Al cabo de unos minutos todo funcionó. El ahogo fue cesando y los latidos de mi corazón recuperaron su ritmo.
- Así! ! bien. .. -Continuaba alentándome. -Ves? no es tan difícil. -Agrega poniendo se de pie. - Cómo pudiste olvidar esto...? - Se lamenta saliendo de la habitación.
El ahogo llega a su fin y con dificultad puedo moverme. Con la velocidad que mi cuerpo permite me reincorporo, y en un lastimoso movimiento me meto dentro del placard entornando la puerta, y quedando escondida como un bollo trato de recuperarme...
La casa sigue en silencio. A fuera hay mucho viento que mueve los árboles, y el ruido lastimoso del viento que se cuela por la ventana entreabierta deja correr una ráfaga de viento, y la puerta de la habitación se cierra dando un fuerte golpe provocándome un sobresalto. La habitación se llena de brillos multicolores que despiden los caireles de la lámpara que se mese con el viento, reflejándose en el espejo y que como torpes luciérnagas chocan dentro del placard.
Como en un agujero de gusano, mi mente viaja hasta mi niñez, y el tintinear de los caireles se mezcla con voces de niños pequeños dentro de un cuarto. En este una ventana de vidrios opacos por la mugre y el deterioro, deja filtrar la luz de la media tarde, dibujando fantásticos rayos en las partículas de polvo que vuela en el aire de un galpón lleno de viejos muebles, baúles y cajas arrumbadas. El olor a moho es intenso y se mezcla con el perfume de azares de un árbol de naranjo junto a la ventana.
Las voces de los chicos me resultan conocidas pero no logro distinguir sus rostros... Me veo a mi misma como uno de los chiquillos, y al igual que ellos, arranco los caireles de una hermosa y antigua araña de bronce ornamentada con hojas, colocándolos dentro de un pequeño cofre lleno de chucherías. Riendo y hablando fascinados del tesoro encontrado en esta cueva de piratas, ponemos en el cofre todos estos diamantes con formas de flores y gotas facetadas, que se transformarán en aros collares y adornos de coronas de cartulina. Mis pequeñas manos ágiles para destrozar la espectacular lámpara, se apuran al escuchar pasos adultos acercándose a la puerta. Todos callamos, pero los susurros son advertidos, y una mujer de gruesa fisonomía y baja estatura con un cigarrillo en la mano, abre repentinamente la puerta y todos pegamos un grito. Los chicos salen corriendo tratando de pasar por entre los espacios libres entre el marco de la puerta y el volumen de su cuerpo, pero yo quedo paralizada en un rincón. Su rostro enfurecido al ver el destrozo, rompe en insultos juntando los caireles desparramados por el piso. Siento tanto terror que comienzo a sentir que me ahogo sabiéndome atrapada.
Como succionada por una aspiradora vuelvo al placard con el mismo terror en mi cuerpo.
-Gorda de mierda... - Me descubro exclamando con bronca.
Y el terror se transformó en odio al salir a flote el recuerdo escondido de aquella fatídica tarde en que mi tía Amelia me acusó con mi madre del destrozo de su colosal araña, ligándome una de las más grandes palizas de mi vida....
Mis piernas y brazos tiemblan incontrolablemente, y mis dientes castañean tanto que hacen ruido. Mi mandibula no deja de moverse.
Como un animal agazapado en el rincón del placard, me preparo para otra posible aparición. Abrazando mis piernas y meciéndome busco respuestas en mi cabeza.
- Que me está pasando. ..? Que me está pasando. ..? - Me pregunto una y otra vez sin respuestas.
- Creo que me estoy volviendo loca... - Repito una y otra vez golpeando con la cabeza la pared.
Escucho pasos subiendo la escalera. El terror se apodera de mí nuevamente. "Ella" entra en la habitación y las puertas del placard se abren de par en par.- Esto me está cansando... - Dice parada frente a mí.
Yo sigo temblando, tratando de entender sus comentarios pero no encuentro un hilo conductor para su discurso. La escucho y no entiendo de qué habla...
-que mierda haces dentro del placard..? Ferreira se haría un piknic con vos... - Agregó con amargura y termino sentándose pesadamente a mi lado mirándome como esperando una respuesta.
-Hola! ! Quedó algo acá adentro...??? -Levanta la voz golpeando mi cabeza con sus nudillos. -parece que esto nos va a llevar bastaaaaante tiempo... - Agrega tomándose la frente con sus manos y apoyado sus codos en las rodillas.
Yo sigo sin entender de qué habla. Estoy aterrorizada.
- Bueno... Vamos a levantarnos! - Dice mientras sale del placard. -Nos ponemos algo y bajamos. Hay bastante por hacer... No tenemos tanto tiempo... - Ordena mientras se pone de pie.Yo atónita la sigo con la mirada.
- Dale! - Insiste ante mi falta de acción. - DALE TE DIJE!! -Grita repentinamente.
Me asusto y mi cuerpo pega un cimbronazo.
- QUE QUERES???? - Respondo gritando.
- Quiero que te levantes, Y - VAMOS - A BAJO!!! ESO QUIERO!!! - Grita enfurecida. -Te dije que no hay mucho tiempo. Sos igual que la otra... No se para que mierda.... - Vocifera terminando la frase con algo entre dientes saliendo de la habitación.
Mirándome en el espejo me pongo de pié. Luzco desencajada. Mi pelo sigue húmedo y revuelto, en algún momento eh perdido el tohallon que tenía en la cabeza. Abrazo mi propio cuerpo buscando autoprotección y me sobresalto al sentirlo extraño... Trato de encontrarme, lo recorro con mis manos y lo siento ajeno... No lo siento como mi cuerpo...
-Que me está pasando...? -Me pregunto palpando mi cuerpo tratando de encontrarme dentro.
Veo que mi cuerpo responde mis órdenes. Muevo las manos... Los pies... Frente al espejo me veo tocarme y no siento nada... Acaricio mi rostro y no siento el tacto de mis manos ni el rose en mi piel... Esto es todo muy loco, trato de procesar lo que me pasa pero no logro comprender... Por momentos tengo la sensación de que me hago muy chiquita perdiéndome dentro de mi cuerpo y luego me expando hasta ocupar todo el espacio dentro...
-Esto es rarísimo. ..! - Me digo frente al espejo.
Luego de un momento ya no estoy asustada, estoy fascinada de experimentar esta sensación de liviandad sin el peso de mi cuerpo.
-Creo que es lo más cerca de estar muerta... - Me digo sonriendo viéndome mi reflejo.
- Muerta no estoy... Eso creo...? - Dudo unos minutos. - No... Muerta no estoy! - Me aseguró moviendo mis brazos y piernas
- No podría mover mi cuerpo estando muerta... - Reafirmo mis dichos.
De pronto creo que tengo la descripción exacta de lo que estoy experimentando.
- Es... Es como si estuviese metida dentro... Dentro de "Una Caja"...
Me digo perpleja mirándome en el espejo....
ESTÁS LEYENDO
En Terapia
De TodoEn terapia es un relato basado en una historia real. María, una mujer de 48 años, entra en una crisis depresiva, tras la grave enfermedad de su hermano y decide hacer terapia. Es en terapia que descubre que ah vivido en una mentira toda su vida... ...