PARTE 43 "Dario"

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Una luz de coherencia me ilumina haciéndome percibir mi situación entre la confrontación de las cinco.

-Esto no va a terminar bien... - Razono para mis adentros. -Estas están todas locas.... - Estoy pensando seriamente en que pueden hacerme algo. - Quizás corra con la misma suerte que Andrés... - me digo entrando en pánico.

- LISTO!! YA NO JUEGO MÁS!! – Les grito a las cinco. – Esto ya no me da gracia!! No sé que quieren de mi!! .... Y ya no me interesa. Quieren quedarse acá??? Está bien!! Quédense con la puta casa!! Yo, me voy a la mierda!! – Sigo gritándoles descontrolada.

Doy media vuelta hacia la puerta de entrada dando zancadas para escapar. Tomo el picaporte y quedo seca en el impulso. La puerta está cerrada. Intento nuevamente sacudiendo el picaporte pero no puedo abrirla. Aterrorizada me doy vuelta apoyando mi espalda en la puerta y las cinco están mirándome sin hacer ningún movimiento, solo me miran. Esto hace que me aterrorice aún más y busco otra vía de escape. Corro hacia el ventanal y a manotazos trato de abrirlo pero es inútil. Con los puños comienzo a golpear los vidrios del ventanal gritando.

- AUXILIO!!! AUXILIO!! AYÚDENME!!! – Grito desesperada

Giro nuevamente y las cinco siguen en la misma actitud. Quedo unos segundos mirándolas aterrorizada. Veo las escaleras y creo es mi única salida de escape. Salgo corriendo y tropezando en los escalones caigo de rodillas a mitad de la escalera. El dolor es intenso y como puedo me deslizo por los escalones que restan de la escalera.

Sin comprender que dicen escucho las voces de las cinco tan fuerte que me aturden como si tuvieran dentro de mi cabeza.


-CÁLLENSE HIJAS DE PUTA!! NO QUIERO ESCUCHARLAS MÁS!! - Grito mientras subo la escalera con dificultad. Tapo mis oídos para no escucharlas, pero es inútil.

Mareada y boqueando como pez fuera del agua, me detengo por unos minutos sentándome en el último peldáneo. Miro hacia abajo y veo a "Ella" que ha subido un par de escalones de la escalera quedando expectante en el lugar. Su mirada aguda como la de un felino acechando a su presa, me aterroriza y me agitó aún más buscando escapar.

"Crich, crack cruch" en mis oídos.

Cierro fuerte mis ojos y en la oscuridad los fosfenos hacen una suerte de aurora boreal que se transforma en un nuevo escenario, en principio sonoro y luego poblado de imágenes confusas.

Mis sentidos están agudizados. Sonidos sordos de tránsito (escucho como si estuviera sumergida en una pileta), el revolotear de palomas sobre mi cabeza me sobresalta y miro hacia arriba. En segundos esta oscuridad sonora se transforma en un escenario 3D. Arriba, en las cornisas, apestosas palomas disputan un nido. Los edificios altos, grises, sucios de smog, dibujan un sombrío contorno de azoteas que cortan un cielo azul de nubes, que corren como una de esas lámparas de pantallas giratorias.

El escenario se desdobla ante mis ojos y todos mis sentidos. Me encuentro casi a mitad de cuadra, edificios altos a mí alrededor. Giro sobre mis pies y en una esquina un puente metálico, ruido de tránsito, bocinazos. Giro nuevamente y en la otra esquina una estación de servicio, olor a combustible penetrante, aroma intenso a café express y medias lunas calientes hacen un mix en mis fosas nasales. Estoy casi segura de haber estado en este lugar, es algún lugar en el centro de la ciudad de Bs. As. ...

Siento el fresco de la tarde en mi piel y el sol está cayendo detrás de los edificios que ahora se han tornado de un bello tono naranja.

Miro hacia delante, dos veredas angostas flanquean una calle de empedrado. Giro nuevamente y Maria aparece caminando por una de las veredas hacia el puente, "Ella" un paso detrás va a paso ligero y decido seguirlas.

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