Niñas.

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Éramos como niñas solas,
llorando en la puerta del colegio.
Solo que no éramos niñas
ni llorábamos, nuestro oficio
era vagar por las encinas
y echar maleficios.

Tú a mí me rajaste las muñecas
en tu mente
yo a ti te arranqué las pecas
de tu cara sonriente.

Éramos dos niñas
yo no tenía pecas,
ni tú tenías canas.

Aún recuerdo cuando sostuviste
mi mano casi muerta
en tu regazo, lo hiciste,
cortaste tu melena
(Cana)
de ansiadas rojas y tristes
Pecas.

A día de hoy no tienes manchas
(ni siquiera de sangre)
a día de hoy no tengo ganas
de curarte.

Ansiaba tus pequeñas manos
al venir a contarme estrellas
ese día me contaste en los brazos
los centímetros y aquellas
vendas que no usamos.




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