No quiero abrumar a nadie
nunca, nunca más
Confesó la escritora con aire
de la brisa del mar.No quiero hacer pedazos,
que sean trozos romos,
que no arañen en abrazos,
que sean algodón de plomo.Nunca quería volver
a dedicar una palabra especial
pues a ella le iba a doler
y era un asunto axial.¡Que no! ¡Que no te volveré
a pensar ni a escribir, ni a verte!
¡Que no sé cuánto aguantaré
sin un verso dedicarte!Pues si tengo a quien pedir perdón,
es a mí, pues no recuerdas mi tinta
si aquel libro coge polvo en el cajón
que sepas que ahora soy distinta.