En nombre de la lírica.

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Lo propio sería decirte, lector,
en tono suave y embriagador,
que no soportaras más dolor,
de mí en contexto amenazador.

Qué bonito sería en cambio
decir lo hermoso que es su lunar
en el dedo, decir un presagio,
como si lo hubiera de callar.

Qué maravilloso sería
que al añorar mis marcas
ralladas en sangría
pudieras ver algo más,
por ejemplo, mi alegría.

Ya esas comidas no saben
a obligación social,
ahora en mis manos caben
más de su amor y su bondad.

Ahora no temo subir o atascar
el miedo, el deseo, lo irracional,
pinto en hogueras que voy a adelgazar
soy más de él, de mí; más emocional,
y se queman las fieras que me hacían temblar.

Nunca más habrá frío,
un invierno me hizo falta
uno, y de versos, un río,
mi error entre esta turbamulta.

Mi tumba,
será nido de versos sin rima,
acogerá poetas sin nombre,
vivirá para ser opima.

Usad mi nombre si queréis,
que la poesía sea vuestra arma,
y el amor lo peor que hacéis.
Que me llenéis entera el alma
de valor, o si no, pereceréis.

Usad mi nombre, no perdáis
la poesía que atesoráis,
usadlo, no dejéis que muera
y conservad lo que yo era.

No PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora