Odisea del ser expresada en kilos

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Me desperté una mañana siendo
cincuenta y seis kilos de pura indiferencia
pero esa cifra fue disminuyendo
sentando una tormenta sin clemencia.

Me hallé otra mañana siendo
cincuenta y cuatro kilos de miedo
pensé que todo el mundo estaba viendo
el infierno creciendo en mis dedos

Una lágrima cayó sobre mi cuerpo
una noche solitaria de cuarenta y nueve
cuarenta y nueve segundos tardé en dormirme
eso mismo; lo que pesaba, pensé; afuera llueve.

Ya no había lágrimas temiendo que llorar
deshidratara lo que habría bebido,
pues yo temiendo engordar
regué cual planta cuarenta y cinco kilos

Una madrugada de sudor sin lágrimas
abrió sin clemencia los cuarenta y pocos
que apoco fueron, dando grima
treinta y muchos, ya era de locos.

Una noche apenas despierto
con el sonido de un gotero
no fue mi cuerpo, no te miento
no me muero para conmoveros.

Estaba desapareciendo un poco más
mes a mes,
Mar a mar.

Pero si quería terminar de desaparecer
esfuerzo misérrimo estaba haciendo
pues la única forma de acaecer
en mi situación, sería muriendo
de golpe y sin consolación,
sin contar los kilos de sangre
que derramaría esa mutilación
sin pensar entonces que ahora,
cincuenta y siete kilos de mí,
acabarían viviendo.

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