"Eres aire, vete de aquí"
me dijiste al sentir fluir
por el suelo nazarí
un río, un devenir,
de color casi carmesí."No soy más que ríos"
quise responderte eso.
Palidecías, sombrío.
Me quemaba aquel beso."¡Vete de aquí! ¡Eres aire!"
empezaste a gritarme.
Me parecía oír "¡que respire!"
había intentado matarme."¡Soy río! ¿No me ves?"
Federico no lloraría
por eso la historia es la que es
tal vez sí, yo podría,
a la sombra de un ciprés,
recuperarme con alegría.