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Un nuevo hogar, esa idea no le molestaba, al contrario, una sensación de felicidad crecía en su interior.

Ver ese lugar la llenaba.

Este era un cambio que le gustaba, muy a su pesar, ella era feliz.

Puede que la idea de tener a sus padres lejos la asustase, pero ya era hora de probar que ella era lo sufuente madura como para permanecer sola y poder cuidarse.

La atenta mirada de su madre recorriendo cada rincón de aquel departamento, le infundia algo de temor. Era como si su madre estuviera buscando algo negativo en el lugar para desistir de la idea de dejarla sola.

Su madre poseía una vista de alcon, a ella nada se le escapaba, nada.

Era seguro que no pararía hasta encontrarle algún defecto al lugar.

(___): Mamá -- la voz le salió cansada -- el lugar es perfecto...

Madre: Nunca se sabe cariño, a veces puede que algo este mal.

No le dío mucho interés a lo que decía su Madre, estaba muy concentrada en fijar su vista en el pequeño balcón que había al frente de la sala, una pequeña puerta corregida la separada de todo el entorno.

La vista era sin duda una de las mejores que había visto. Se pregunto como sería la vista cuando la noche se apoderará de ella.

Sin pensarlo mucho se acercó al balcón, una brisa suve cubría su rostro y hacia que sus cabellos bailarán. Era tan tranquilo que se le olvidó todo el berrinche que estaba armando su Madre al darse cuenta de los minuciosos problemas que tenía el lugar.

O sea era lógico que hubiera un poco de polvo, ya que nadie vivía ahí, también era lógico que hiciera un poco de frío pues el lugar estaba sin nada ni nadie quien pudiese  utilizar la calefacción.

Madre: No me gusta, no me gusta, no me gusta....

Su madre caminaba de un lado hacia el otro, era tal su histeria que no podía evitar sacar su desconforme. 

(___): Mamá tranquila. Nada malo me pasara...

Madre: nada de eso, podrías enfermarte, entonces quien cuidaria de ti??? Ahh?? Yo no estaré...

Trato de cambiar el tema antes de que su madre se le ocurriera llevarla a Egipto.

La inspección del lugar fue algo tranquila.

Había que comprar un par de muebles y trasladar algunos de su casa y el lugar quedaría perfecto.

La tarde fue agitada, por no decir caótica. Su madre no dejaba de Comprar.

El viaje al centro comercial fue realmente agotador.

Y más tener que lidiar con su madre quien a cada paso que daba quería comprar algun que otro objeto.

(___): Mamá no necesito eso...

Madre: claro que si... te conozco y créeme lo compro por que se que lo necesitarás...

Y aquí estába su madre y ella discutiendo si comparar o no las pantuflas color rosa en forma de conejito.

(___): en casa tenemos unos cuantos...

Madre: pero no como estos, además el apartamento es muy frío.

A regañadientes tuvo que aceptar que su madre comprará aquellas pantuflas.

El resto de la tarde fue más tranquila.

No había mucho por comprar, puesto que muchas cosas ya las tenía en casa.

Los camiones de mudanza llegaron.
Su madre no dejaba de dar órdenes.

Madre: Cuidado con eso!!

Ella sólo podía ver como su madre trataba de que los hombres del servicio tuvieran más cuidado con  los objetos.

Los artefactos iban de un lado hacia otro.

Licuadora por acá, sus escasos muebles por alla, un juego de vajillas por aqui, sus libros por ahí.

Esas eran una de las tantas órdenes de su madre.

Un poco cansada de eso decidió ir a su ahora vacío cuarto.

La cena paso entre consejos que provenían de sus padres.

Que tratará de llevarse bien con sus vecinos, que tuviera cuidado, que no llegará tarde, que no dejará de lado sus estudios, que comiera bien, y no dejaban de repetir que la llamarían todas las noches.

Esto era algo nuevo, ya no estarian sus padres con ella. En parte la ponía nerviosa.


La mañana  no tardó en llegar.

Sus padres madrugaron mucho, tenían que pasar a ver como había quedado el departamento.

Un poco con la cara de sueño y la almohada aún pegada a su rostro se dirigió al auto.

El Camino también estuvo lleno de consejos.

Ya las palabras de sus padres le eran algo repetitivas. Así que dirigió su vista a la inmensa ciudad que comenzaba a despertarse.
Un bellísimo azul se logranba distinguir en el horizonte, mezclándose con el naranja del sol.

La imagen parecía de postal.
La degradación del azul entre menzacladose con el naranja era una imagen digna de apreciar.

"Después de todo valió la pena a ver despertado tan temprano."

Pensó aún con los ojos clavados en el horizonte alejandose del todo de la realidad.

Muy poca gente salía del gran edificio.

Al entrar solo puedo ver que su destino se emarcaba hacia el ascensor.

Estuvieron unos minutos hasta llegar a la ultima planta.

El pasillo del lugar se encontraba totalmente silencioso, el color gris de las pareces le daban un toque algo frío.

Sus padre dígito un par de teclas en la puerta que para su sorpresa hasta ahora era digital.

"No más llaves" pensó con alegría.

No era raro, ella sólia ser un poco, no mucho despistada.

Y dejar de lidiar con llaves era un punto que no podía dejar pasar.

Sus padres fueron los primeros en entrar al lugar.

Ella aún seguía en la entrada, viendo lo asombroso que era no tener que arrastra una llave a una cerradura.

Un pequeño crujir la saco de su trance.

Un joven, muy joven. Se podría decir que tenía aproximadamente  su edad; asomo su cabellera negra reteniendo su cuerpo en el interior de su departamento.
Tenía una mirada perdida, se lo notaba algo cansado.

(___) por algún momento no pudo apartar la vista de ese chico.

Su mirada estaba perdida en aquel ser que llevaba un atuendo algo desconcertante para su edad.

" quien usa un pijama de bananas hoy en día"

Una sonrisa traviesa se le dibujo y sin perder el tiempo ingresó a lo que hoy sería su nuevo hogar.

"Un cruce de destinos.
Alguien alguna vez tenía que devolverles todo lo que habían perdido."
Un ajuste de cuestas, una pasada de factura, es lo que el destino les estaba preparando.







Enredados (J-hope y tu)  (En Corrección)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora