Continuación

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Seis horas de vuelo sin ruido a su alrededor fueron suficientes para descansar un poco antes de la búsqueda, se preparaba mentalmente para lo que diría en justificación de su seguimiento. Se sentía extraño por estar pensando en un chico que apenas si conocia, pero aún más extraño que aquellas sensaciones pasadas se quedaran como un tatuaje recién hecho; ardían no sólo en su piel sino que era imposible sacarlo de su memoria y desprender de sus labios que guardaban ese dulce sabor igual a la miel. Miró hacia la ventana y pudo ver parte de la cuidad de la cual recordaba muy poco"la ciudad de la luz" como era conocida, un bello paisaje digno de admirar desde su posición. Una bella ciudad con miles de habitantes y lugares, pero él iba por uno en especial; quería comprobar que todo era mera sugestión suya. Que no era lo que creía, no podía ser éso pensó con pesar; llevaba tiempo cuidándose de Cupido y sus flechas.

-《Si lo miro no pasará nada, si lo toco una vez más podré alejarme》-

Los ackerman residían en "Le Marais", conocido como el "París antiguo"; sus calles exudaban el encanto de lo antiguo combinado con la funcionalidad moderna en el centro de la ciudad. Las calles de adoquines serpenteaban en la vertiginosa maraña de patios escondidos, provocativas galerías y coloridas panaderías. La cuidadosa estética del barrio con ventanas pintadas y reliquias antiguas, no era fruto del azar. Con sus estrechas calles, numerosos museos, cafés y pequeñas mansiones le resultaba llamativo al castaño que no detenía su andar. Era un lugar exquisito, al menos sabía por qué ese francés lo era y la razón del por qué su acento le resultaba seductor sin siquiera intentarlo.

Las calles de Francia eran indescriptibles y él debía encontrar un lugar donde hospedarse, quedarse en el hogar de la pelinegra no era una opción; era su amiga pero detestaba ser una molestia. Cada estancia destacaba en algo, diseño y belleza, entre otras cosas como el servicio. Estaba ahí de forma anónima y no quería llamar la atención por lo que algo menos lujoso le venía bien, además de que seria la primera vez que se alojaba en un lugar así. El verano estaba por terminar y el otoño por iniciar, las hojas lentamente comenzaban a caer de las ramas levemente pintadas de color rojizo igual que el atardecer. Luego de conducir por un corto período encontró un hotel que parecía modesto pero elegante justo lo que buscaba. La chica que atendía era castaña, a simple vista parecía agradable aunque no buscaba nada más que descansar por esa noche sin interrupciones.

-Buenas noches señorita, necesito una habitación - dijo seriamente el castaño sin ser hostil.

-Claro que sí, ¿a nombre de quién? -preguntó amablemante sasha quien había reconocido ese acento alemán y ese porte que salía en portadas de revista.

-Eren jeager, si no es mucha molestia deseo que nadie me moleste.

-Claro déjeme acompañarlo a su habitación, sigame por favor.

Sasha seguida del castaño llegaron al tercer piso en elevador, habían escaleras también pero preferían la eficiencia. La habitación era cómoda y tenía una buena vista en el balcón.

-Disfrute su estancia.

-Gracias.

La castaña salió de la habitación tratando de contener su emoción por tener a alguien como él en su hospedaje, tenía la esperanza de que si daban una buena impresión su trabajo sería reconocido aún más. Tal vez podría llegar a ser una gran empresa si se esforzaban como lo venían haciendo desde meses atrás sólo necesitaba ayuda por parte de todos para que saliera a la perfección.

Eren miró la habitación, sin duda no era ostentosa pero si acogedora; un ambiente diferente al que acostumbraba en sus estadias temporales o su casa en Alemania. La cama se veía suave pero aunque estuviese cansado su ansiedad podía más que Morfeo, estaba tan cerca de él que le era imposible pensar en perder esa valiosa oportunidad de probar sus labios una vez más aunque sentia que tal vez había tomado una decisión precipitada al no pensarlo un poco, las sensaciones ausentes lo obligaron a ir en busca del placer nuevamente en el cuerpo de ese pelinegro; tres meses habían sido suficiente tortura al no poder saciarse en otros cuerpos que no fueran esa piel porcelana. ¿Que tenía ese chico?¿Que le atraía exactamente? ¿Que era diferente?¿Estaba bien lo que hacía?realmente quería darse de golpes contra el muro para entrar en razón y aunque hizo exactamente lo que su amigo Erwin había aconsejado, sentía que no era la solución sino un error. Quería entender y no lo que sucedía en su interior, estaba inquieto después de tanto tiempo habian despertado esa necesidad que ignoraba a drede.
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Habían pasado tres meses en reposo absoluto desde que regresó a Francia, se había quebrado al no saber que hacer luego de haber cometido error tras error; sabía que todo se reduciría a lo que realmente era importante. Su condición le hizo entender muchas cosas, entre ellas su existencia que tanto detestaba y no perdonaba; estaba en la misma situación que su madre en aquél tiempo. Muchas veces gritó y se maldijo así mismo por haber causado tanto daño, no había mucha diferencia sólo debía mantener en secreto la paternidad de su aventura. Saber que Eren era exitoso en su trabajo le dejaba en claro lo lejano que era para él significar algo, tampoco podía olvidar que no era hombre de una sola persona; era como un torbellino que devoraba todo a su paso incluyéndolo. No podía calificarlo como amor puesto que no sabía nada sobre eso, lo único cierto es que algo se instaló en su ser junto a esa criatura a la cual no podía culpar por sus actos. Hanji lo acompañaba de regreso a casa o su cárcel como ya le decía luego de haber asistido al hospital para su chequeo prenatal, estaba acostumbrado a trabajar por lo que sólo sentía asfixia estar en su cama sin poder hacer mucho.

Mein LiebchenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora