Capítulo 18.

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Una semana pasó.

Una semana de evitar a Christian a toda costa.

Me quedé en mi habitación hasta que sabía que no estaba en casa.

Mantuve mis cortinas cerradas y mi ventana asegurada, no es que Christian hubiera tratado de entrar.

Las pocas veces que lo había visto en la escuela él me había ignorado o me había visto como si fuera su peor enemigo.

Ambos lastimaban en igual medida.

Durante los periodos de almuerzo me mantenía lejos de la cafetería.

Comía mi almuerzo en la sala de música y pasaba el resto del tiempo practicando con mi cello.

La música aún era mi paraíso seguro, el único lugar donde podía escapar del mundo.

Cuando mi arco tocaba las cuerdas, era transportada a un mar de tonos y notas.

El dolor y la pérdida de los pasados dos años desaparecían.

La soledad, las lágrimas y furia, todo se evaporaba, dejando una paz que no podía encontrar en ningún otro lado.

La semana pasada, después de mi horrible reunión en el pasillo con Christian, había
necesitado alejarme de todo.

Había necesitado olvidar la mirada en sus ojos mientras lucía tan traicionado.

La música normalmente era mi remedio, así que me lancé a prácticas intensas.

¿El único problema?

Cada vez que terminaba una pieza, tan pronto como la nota final caía y bajaba mi arco, esa devastación cortaba de nuevo multiplicada por diez.

Y permanecía.

Hoy, después de que terminé de tocar en el almuerzo, la angustia me acechó por el resto de la tarde.

Pesaba en mi mente mientras dejaba el edificio de la escuela.

El patio estaba rebozando de estudiantes en camino a sus casas.

Mantuve la cabeza gacha y empujé por la multitud, solo para dar vuelta a la esquina y ver a Christian y sus amigos sentados en el parque.

Jorie y Ruby también estaban ahí.

Igual que Elena.

Traté de no mirar fijamente mientras Elena se sentaba junto a Christian, que estaba encendiendo un cigarro.

Traté de no mirar mientras Christian comenzaba a fumar, su codo descansando casualmente en su rodilla mientras se recargaba en un árbol.

Y traté de ignorar la vuelta de mi estómago mientras pasaba rápido, los ojos estrechados de Christian apenas encontrando los míos.

Rápidamente alejé la mirada.

Jorie saltó a sus pies y vino corriendo detrás de mí.

Me las arreglé para alejarme lo suficiente de Christian y sus amigos para que ellos no escucharan lo que Jorie tenía que decirme.

—Any —dijo mientras se detenía detrás de mí.

Me di la vuelta hacia ella, sintiendo la concentrada mirada de Christian puesta en mí.

La ignoré

—. ¿Cómo estás? —preguntó.

—Bien —respondí.

Incluso yo escuché el ligero temblor en mi voz.

Jorie suspiró.

—¿Ya has hablado con él? Ha estado de regreso por más de una semana.

Mis mejillas ardieron.

Negué con la cabeza.

—No, no estoy realmente segura de que sea una buena idea. —Inhalé y confesé—.
No tengo idea de qué le diría de todos modos. Él no parece ser el chico que conocí y amé por todos estos años. Parece diferente. Parece que ha cambiado.

Los ojos de Jorie llamearon.

Un besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora