Paula se fue hacia el restaurante donde había quedado con su clase y yo hice lo mismo, en mi caso era un japonés cerca del piso así que fui andando. De camino me encendí un cigarro para amenizar el rato. Al llegar vi a varias personas de mi clase fumando fuera del restaurante. Les saludé y me uní a ellos hasta terminarme el cigarro, antes de entrar me indicaron cual era nuestra mesa. Una vez dentro aluciné con el restaurante, era precioso, no le faltaba ningún detalle, la cocina se veía a través de una vitrina, las mesas eran de madera, igual que el techo y las sillas, las paredes eran de vidrio, excepto la de la derecha que estaba forrada de madera y tenía manuscritos y diferentes objetos asiáticos. El techo era un entramado de madera muy peculiar. Del techo colgaban bombillas pequeñas lo cual hacía más íntimo el sitio. Me fui acercando a nuestra mesa y vi a cuatro chicas sentadas, de espaldas a mí, hablando entre ellas. Saludé y se giraron, Vanesa era una de ellas, me miró de arriba a bajo, sorió. Me senté a su lado.
-Hola.-dijo sonriente.
-Hola.-respondí divertida.
La cena pasó entre risas. Vanesa me enseñó a comer con los palillos y tuve que aguantar sus vaciles. Una vez fuera del restaurante fuimos hacia la discoteca. Durante la cena habíamos bebido bastante de más, por tanto, íbamos todos borrachos y desinhibidos. En la entrada de la discoteca nos encontramos con los de Bellas Artes, por tanto, con Paula. Esta me vino a saludar corriendo. Saltó a mi cintura cual koala.
-Ni que hiciera años que no me vieras.-dije riendo.
-Es que eres la mejor. Me lo estoy pasando bomba.-dijo riendo.
Ambas reímos. Volví con la gente de mi clase y fuimos a pedir unas cervezas.
-¿Tu novia?-preguntó Vanesa rompiendo el hielo.
-¿Estás celosa?-respondí sonriente.
-Te he hecho una pregunta.-respondió.
-Sí, es mi novia.-dije intentando aguantarme la risa.
Ella, seria, se alejó. La seguí, se estaba marchando al baño. Le cogí del brazo en mitad de la pista. Se giró y resopló.
-Déjame.-dijo mirando al suelo.
Lejos de soltarla, la acerqué a mí. Empecé a bailar sonrienéndole, ella se reprimía pero sabía que le estaba gustando. Terminó siguiéndome el ritmo, bailamos muy pegadas, sin apenas espacio entre nuestros cuerpos. Realmente, me estaba acelerando todo. Ella no escatimaba en movimientos sensuales, yo tampoco. La temperatura subía por momentos.
-¿Me acompañas?-le susurré pegándome más a ella.
-¿Y tu novia?-preguntó separándose de mí.
Reí.
-¿De qué te ríes, gilipollas?-dijo seria.
-De ti, imbécil.-respondí agarrándole del brazo.
Se soltó enfadada y se marchó al baño. Fui tras ella, sorprendida por su enfado. Llegué al baño y me la encontré echándose agua en la cara. Me acerqué a ella sin que se diera cuenta. Me pegué a su cintura.
-Imbécil, enfadada estás muy buena.-le susurré.
-Vete a la mierda, Malú.-dijo girándose.
-Paula no es mi novia y tú estás mejor sin maquillaje.-dije acercándome a su boca.
-Malú, estás borracha.-dijo apartándose.
-Venga ya, Vanesa, cómo si tú no.-repliqué.
-Habértelo pensado antes de ponerme celosa.-dijo antes de salir del baño.
Resoplé. Me lo estaba poniendo difícil y eso todavía me atraía más. Salí del baño en su búsqueda. La encontré hablando con una chica en la barra. Me acerqué. Vi que me miraba, miraba a la chica y reía. Quería devolverme la pelota. Hacerme una volea. Ponerme celosa. Sonreí. Vacilé con mis intenciones, creyó que me iba en otra dirección, que no me acercaría a la barra. Aproveché eso para acercarme a ella por detrás. Cuando me acercaba escuchaba como la otra chica le tiraba la caña, la red y el barco entero mientras Vanesa miraba hacia la multitud. Le agarré por la cintura y me acerqué a su oreja.
-Sabes de sobra que ella no es yo.-le susurré.
Antes de alejarme le di un beso en el cuello y me fui hacia la pista. Vi la cara de la otra chica, desubicada, me miraba con cierto enfado, como si hubiera pisado territorio pantanoso. Le recriminaba a Vanesa que no me dijera nada. Esta se giró hacia mí, sonrió y levantó el dedo anular. Fui hacia donde estaban todos, me pedí otra cerveza y me la bebí de golpe. Me puse a bailar con diferentes compañeros, Josh, Adrián, Karen, Lucía, Anna... Vanesa seguía a lo suyo, la noche avanzaba. Empezaba a dar la batalla con Vanesa por perdida. Volví a la barra, me pedí otra cerveza. Sin apartar la vista de ella vi como la chica se le lanzaba. Se besaron. Me bebí de golpe todo lo que quedaba en la botella. Pagué y me fui a fuera. Necesitaba fumar. Llenar de humo mis pulmones y expulsarlo. Me había picado. Empecé a fumar y vino Josh con sus tonterías, le pedí que me dejara sola. Era lo que necesitaba. Alguien se sentó a mi lado.
-Josh, vete tío, quiero estar sola, joder.-dije cabreada.
Quien se había sentado a mi lado seguía allí.
-Oye, ¿te piras ya?-dije girádome hacia la persona.
Era Vanesa. Tiré el cigarro y me levanté, iba directa hacia dentro. Estaba todavía más enfadada, ella estaba sonriente. Me agarró el brazo.
-Vete con tu ligue.-respondí seca.
-Estás celosa.-dijo sonriendo.
-Mira, vete a tomar por culo, imbécil.-respondí soltándome.
Le enseñé el sello al segurata y entré de nuevo en la discoteca. Ella, incansable, volvió a agarrarme el brazo.
-Joder, ¿te piras?-dije enfada.
Estaba empezando a cabrearme de verdad y no le convenía a nadie que eso sucediera. Tiró de mí y me acercó a ella me agarró de la mandíbula y me besó. Yo le correspondí con rabia. Estaba enfada. Me había puesto celosa. Al separarnos apoyó su frente a la mía.
-Enfadada estás muy buena.-dijo sonriendo.
-Imbécil.-respondí mordiéndome el labio inferior.
Volvió a besarme.
-Gilipollas.-dijo contra mis labios.
Iba a besarle cuando de pronto noté un flash. Me giré hacia este... La maldita Paula con el teléfono.
-OLEEEE ESA MALÚ AHÍ TRIUNFANDO.-gritó mientras reía y grababa.
Le maldecí cien veces mínimo.
LO PROMEIDO ES DEUDA, AQUÍ VA EL CUARTO CAPÍTULO. Espero que OS haya gustado. Dejadme en los comentarios qué os ha parecido!
Nos vemos en el próximo capítulo, esto empieza a coger color!
Besazos!BrokenLines_.
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INDOMABLE
FanfictionEl alma indomable de quien se alimenta de sus sueños y de la vida, no entiende de rutina, frenos ni muros.