Capítulo 18

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Uno de los agente habló con Clara, parecía que le tomaban declaración y oh sorpresa, me inculpó a mí de la presencia de ese par de buitres. Ella en todo momento se hizo la víctima. A mí me subía la rabia. A los pocos minutos Clara marchó triunfual y de rositas. El agente se acercó a mí y me prestó declaración, al igual que a Vanesa y Adrián. Todos estábamos en shock de cierta manera. 

Cuando los agentes terminaron de prestar declaración y se llevaron a Pablo y Héctor a comisaría nos quedamos en la puerta los tres, algo aturdidos por la situación.

- Malú, yo no quiero sonar intrometido pero, ¿quiénes eran esos dos?-dijo mirándome sin acabar de entender todo lo que había sucedido.

- Esos dos me violaron.-dije con la mirada fija en el suelo.- Yo antes no llevaba la vida que llevo ahora, antes era una de ellos, estaba metida de mierda hasta arriba, pero bueno, pude salir de todo eso. Pero salir de todo eso no te exime de que ciertos capullos te anden buscando para arrastrarte de nuevo.

Los dos se quedaron en silencio. Adrián me abrazó. Sentí el alivio, sentí su generosidad y sus ganas de no dejarme atrás. Sin embargo, Vanesa se veía incómoda, tensa, pensativa. Apenas apartaba su mirada de sus rodillas. No quería presionarla a que hiciera o dijera nada, entendía la dureza de la situación.

- ¿Subimos?-dije mirando a ambos.

Adrián asintió y Vanesa únicamente siguió nuestros pasos. Estaba seria. Llegamos al aula y todos nos miraron nada más cruzar el umbral de la puerta. Los tutores apenas dijeron nada, sabían lo que había sucedido y nos dejaron entrar sin problema alguno pese a llegar con cierto retraso. Durante la sesión la gente no paraba de susurrar comentando lo sucedido. Clara se encargaba de eso, de propagar la noticia bajo su malintencionada versión. Uno de los tutores, harto de que nadie guardara un mínimo de silenció paró la sesión.

- Bueno, ¿qué tenéis dos años?-dijo enfadado.- Ni un mínimo de guardar silencio. Aquí veo a gente muy relajada pero tenéis las prácticas suspendidas, no sé cómo lo veis vosotros pero yo me preocuparía. Hay tutores que están quemadísimos y vosotros en lugar de reflexionar os ponéis a comentar lo que ha sucedido mientras un grupo fumaba. 

La clase se quedó en un mudo silencio. Nadie supo contestar.

- Para que no penséis que es un farol os voy a decir los suspendidos, porque encima sois los que más estáis hablando y boicoteando la sesión.-dijo dirigiéndose a su mesa. Cogió un papel y empezó a nombrar.- Álex Lafuente, Clara Milà, Aitana Mir, Carlos Ouviña, Marta Rios, Olga Santó, Alba Rigau, David Gil, Karen Fernández, Idoya Zubieta y Manuel García. 

Clara estaba suspendida. Su cara era un poema, la rabia la comía.

- ¿Cómo que estoy suspendida?-replicó Clara.

- Pues como que no has entregado ni un mísero registro de intervenciones, tu tutora está harta de que llegues tarde, quieras pasar por delante de ella, no seas previsora con las intervenciones, te vayas a tomar el café en las horas de patio y vuelvas al centro cuando los niños ya llevan media hora de clase y encima reclames horas de TP cuando a ti no te pertocan.-dijo el tutor enfadado.

- Lluís, eso es totalmente falso, es ella que no me deja hacer nada, apenas salgo cinco minutos a hacerme el café y me lo ponen para llevar, es decir me lo tomo en el centro, sigo los horarios, soy más puntual que ella y le aviso con antelación de mis intervenciones.-dijo haciéndose la víctima.

- Clara, ¿me tomas el pelo?-dijo el tutor serio.- Un día quise ir a verte sin avisar porque ya me habían llegado estos comentarios y llegaste media hora tarde, te vi más de 4 veces discutir con tu tutora y la directora del centro, cuando llegó la hora del patio no volviste hasta media hora después de que los niños terminaran el patio.

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