Paula no dijo nada, únicamente cogió agua de la nevera y se fue. Su actitud me descolocó, no era nada habitual en ella. No lo entendía pero decidí no darle más vueltas, ya hablaría con ella después.
- ¿Todo bien?- preguntó Vanesa.
- Sí, tranquila.-dije sonriendo.
Me volví a girar hacia las setas que anteriormente había troceado. Ella me abrazó por detrás y automáticamente sonreí. Podía acostumbrarme a sentirme así aunque me diera miedo. Terminé de preparar el risotto entre provocaciones y risas.
- A mí no me eches tanto, eh-dijo Vanesa mirando el plato que acababa de servir.
- Guapa, pues ese es el tuyo.-dije riendo.
- No, ni de broma.-dijo.
- Es el tuyo, en broma, en serio, en este planeta y en el del lado.-dije divertida.
Cogió una cuchara y le vi las intenciones.
- Es de muy mala educación quitarse comida del plato, señorita Martín.-dije alejando mi plato de ella.
- Y es de muy mala educación ponerle este platazo de risotto a las invitadas, señorita Sánchez.-dijo tratando de acercarse a mi plato con la cuchara llena de arroz.
A cada paso que ella daba hacia adelante, yo retrocedía con el plato en las manos mientras ambas reíamos. En un movimiento rápido, su cuchara terminó estampada en mi camiseta. Me sorprendí, mis ojos de abrieron como platos y los suyos también. Soltó una carcajada.
- Buah, Vane te has pasado.-dije riendo mirando mi camiseta.
Cogí la bola de arroz que había impactado en mi camiseta y sin dudarlo lo más mínimo, se la tiré en la cara. Se quedó quieta, sorprendida. Reí y salí corriendo. Estaba claro que no iba a a irme de rositas. Me persiguió pasillo arriba pero fue más rápida y me atrapó. Me miró fíjamente y empezó a hacerme cosquillas. No podía parar de reír, respiraba agitadamente, le suplicaba que parase entre risas. Quedamos a un centímetro de su boca a la mía. Dejó de hacerme cosquillas. Nos acercamos lentamente la una a la otra, rompiendo con la corta distancia que nos separaba. Nuestros labios se encontraron. Nos besamos. No mentiré, Vanesa me gustaba. Me asustaba pero sabía que me gustaba. Me daba miedo hacerle daño, que gente como Héctor le hicieran daño. Yo era como una granada, arrasaba con todo lo que había a mi alrededor en un radio de 5 km. Al menos, así había vivido durante mucho tiempo, sobreviviendo.
Me separé de Vanesa. Ella percató mi miedo, mis pensamientos. Me acarició la cara y me abrazó.
- Tranquila.-susurró.
Le abracé con el miedo entre mis pulmones y la necesidad de liberarme de mi propia mente latiendo. Era consciente de que tenía que liberar de todo mi pasado pero, ¿cómo te liberas de algo que te grabaron a fuego? ¿Cómo te deshaces por completo de toda la oscuridad que habita en ti? Vivir con esa carga, dolía, apretaba, asfixiaba y limitaba.
Vanesa se fue y yo me fui al balcón. Contemplaba Barcelona, todavía era de día, estaba radiante. Corría una suave brisa que envolvía y abrazaba. Aproveché para sacar mi portátil y adelantar algo de faena. Mientras yo me perdía en los apuntes de psicología de la educación, noté una presencia entrar en el balcón. Era Paula. Se había hecho un moño rápido, llevaba una camiseta ancha rosa y unos pantalones cortos de chándal. Ah y un cigarrillo entre sus dedos que se encendió al poco de salir. No me miraba, tampoco hablaba.
- Paula, ¿qué te pasa?-pregunté apoyándome en el respaldo de la silla.
- ¿A mí? Absolutamente nada, Malú.-dijo expulsado el humo de su boca.
- Paula, venga ya.-dije levantándome.
- Sabes perfectamente lo que hay, no sé para qué preguntas, la verdad.-dijo resoplando.
Seguía sin mirarme, sus ojos apuntaban hacia el horizonte de la ciudad condal. Expulsó entre sus labios un suave hilo de humo. No mentiré, Paula era preciosa, la mirases cómo la mirases y su corazón... era un corazón noble, sin medias tintas. Todo aquello que veías, era ella. Me sabía mal todo aquello, aquella tensa situación. Hasta aquel momento no me había dado cuenta de que tal vez, para Paula nuestras bromas no eran tan bromas y me sentí mal. Le quería, aunque tal vez, no a ese nivel. Pero ¿y Álvaro? No entendía en qué momento yo me había cruzado de esta manera en su mente cuando estaba como estaba con nuestro compañero. Me acerqué a ella, no quería continuar con este mar de confusión. Por primera vez, me miró, aunque de reojo.
- ¿Y Álvaro?-pregunté colocándome a su lado.
- ¿Álvaro qué, Malú?-preguntó molesta.
- ¿No te gustaba él?-pregunté de nuevo.
- Al principio creí eso. Luego me di cuenta que me equivocaba de melena.-respondió volviendo a apartarme la mirada.
Apoyé mis codos en la barandilla del balcón, escondí mi cara en mis manos y suspiré.
- Lo siento.-susurré.
- ¿Qué sientes, Malú?- dijo algo más cerca de mí.
- No sentir igual que tú.-respondí levantando mi cabeza.
- Mira, creo que me voy a dar una vuelta.-dijo dándose la vuelta.
Antes de que diera un paso hacia adelante le cogí el brazo. Con la yema de los dedos se lo acaricié, se giró hacia mí y me miró. Su mirada estaba triste, le abracé. Me abrazó fuerte.
- Por favor, tú no me odies.- le pedí.
- No te odio, solo duele un poco.-dijo muy flojito.
Escondió su cara en mi cuello y se quedó allí un rato. Nació un silencio que lejos de ser incómodo, envolvía y sanaba. Hay silencios que son domingos de manta y película, que envuelven con ternura y mimo momentos que fácilmente podrían terminar en catástrofe emocional. Hay silencios que son pausa, alivio y oxígeno.
Antes de separarnos, sonó el timbre de la puerta, tanto Paula como yo fuimos a abrir. Tras la puerta nos encontramos a una mujer mayor con el pelo corto y blanco como la nieve, de ojos verdes y con un vestido de tonos azules. Paula se quedó paralizada, boquiabierta durante unos instantes, se desmayó.
Vuelvo a estar aquí, ha costado un poco pero estoy tratando de darle un salto de calidad a la narración de la novela. No quiero que sea una novela de paso con la que no esté satisfecha con el resultado y su forma. Espero de verdad que os haya gustado y lo hayáis disfrutado tanto o más que yo. ¿Qué creeis que sucederá en le próximo capítulo? ¿quién es esa mujer y por qué reacciona así Paula? ¿qué pasará entre Malú y Vanesa? ¿habrá algún giro inesperado? Dejad en los comentarios las respuestas!
Besos,
BrokenLines_.
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INDOMABLE
FanficEl alma indomable de quien se alimenta de sus sueños y de la vida, no entiende de rutina, frenos ni muros.